08| ¿Sabes a dónde van los monstruos?

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Multimedia: Breezeblocks - alt-J (∆)

(Este capítulo hace que tu corazón late aceleradamente)


—Capítulo 8—


No puedo seguir que siga viéndome la cara de estúpida y él enaltecerse como el mismo Dios. Lo malo tal vez es que no he dejado de pensar en el color de sus ojos y los míos mirándose fijamente en la tenue oscuridad.

¡Maldición!

Rhys Mitchell solo es un idiota arrogante.

La seguridad en su voz es un alfiler que puede trazar y cortar con demasiada facilidad. Con él las palabras solo se me quedan a medias, tiene el diablo en el cuerpo y de solo recordarlo siento un sabor amargo en la boca.

—Blake ¿te sientes bien?

Claire acaba de notar el disgusto en mi rostro.

—Es Rhys, deseo no haberlo conocido —me invade la rabia y, tan pronto como llego a beber el último trago de la dulcera, el aborto de Teletubbie me guiña un ojo desde el otro lado de la sala.

—¿Qué pasó? —Summer se nos une a la conversación.

—Es mejor que vayas olvidándote de él porque no te conviene.

—Lo intento pero hay algo que me impide hacerlo.

—Yo mejor me largo de aquí —digo entre dientes.

—¿Te acompaño?

—No, quédense aquí y diviértanse mucho por mí —sugiero con un suspiro vago.

—De acuerdo.

Me echo andar furiosa hasta la puerta de mi cuarto y la cierro de golpe. Camino de un lado a otro con las manos enganchadas y la respiración se me crispa. Incluso presiono los labios para evitar seguir pensando en él y me cambio de ropa sintiendo la tensión clavarse en mi vientre.

Me cepillo el cabello antes de acostarme y me miro en el espejo. Me quito el maquillaje y la mano se me queda congelada al borde. Es curioso que no me haya puesto a dormir, se vuelve en un círculo vicioso y me quedo quieta sin hacer ningún movimiento. No estoy segura de cuánto vaya a durar, pero algo me tiene confundida, aquel cosquilleo en el estómago.

Minutos después, la pantalla de mi celular se ilumina. Y, por si fuera poco, me fijo que me llegan varios mensajes de texto de... ¿Rhys? Le doy una gran calada a mi cigarro tragándome casi todo el humo y es el único lugar donde puedo ser yo. Veamos lo que dice.


Rhys: ¿Ahora cómo pretendes resolver tu maldito error, Campbell?

Mis labios se tuercen y mis manos se doblan. Es un completo fastidio y todo ello empieza a estallar en la mansión Campbell.

Rhys: ¿Es esto lo que quieres?

Sin duda, sé que cara debe estar poniendo mientras repaso las palabras espantosas en mi cabeza.

Rhys: Sé que no tienes que quedarte allí sentada todo el rato.

La tenue luz brilla en la oscuridad y mis manos se mueven hacia mi pecho. De hecho, es como si él estuviera aquí observándome.

Rhys: Estás allí quieta, sin escribir absolutamente nada usando ese ridículo pijama de Candace Flynn; sin embargo, estás leyendo mis mensajes. ¿Quieres que te diga un secreto? Apuesto a que deseas escucharme.

Rhys Mitchell: El sabor del pecado [ I ] +21 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora