09| La definición perfecta del terror

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Hi Guys!

Nuevo capítulo, un nuevo misterio.  

Finalmente, ¿quién será desconocido?

Multimedia: Strong - London Grammar


—Capítulo 9—



—Deberías.

—¿Y qué se supone que haga? —levanto una ceja y mantengo las manos firmes sobre la barandilla.

—¿Hasta qué punto estás dispuesta a hacerlo, Campbell?

Noto la ira recorrer mis venas. No sé cómo es que se lo permito, pero parece que lo único que me importa es conquistar a Morgan, y sentir sus deleitables labios sobre los míos como cada noche al dormir me lo imaginé. ¿Valdrá la pena acceder?

Rhys es lo que menos me importa, solo quiero al chico de mis sueños que me quiera y me ame tanto como yo lo hago en secreto, eso fue lo que pensé.

—No confío en ti pero...

—¿Pero qué? —me examina curioso.

—Lo haré solo si haces que Morgan se fije en mí.

¿En qué me estoy metiendo?

«Sí que estás loca, pero ni así podrás conseguirlo».

—Con que así se llama.

Puedo ver la sonrisa que empieza a formarse en sus labios y como sus manos se mueven a cada lado de los bolsillos de sus oscuros pantalones.

¡Brr!

Una incómoda atmósfera se crea entre nosotros. Ya no creo poder echarme para atrás y prescindir esas palabras dichas ante él.

—No te burles —le doy un manotazo en el brazo—. ¿Entonces lo harás?

Con que eso era.

¿Lista para jugar?

Enamorarse es una de las tantas cosas que aún no he podido experimentar y cada día me pregunto qué efecto trae eso. Infaliblemente todo fue un completo desastre. Sus ideas eran tontas y las mías inexpertas. Nada más volver en el tiempo se me hace agua los ojos.

—Tú dime si lo harás.

—Ya te dije que sí, pero a ti te faltó decirme que quieres de mí.

¿Por qué he tenido que hacerlo sabiendo lo horrible que sería?

De haber estado segura, no habría aceptado. No me habría quemado las pestañas con cada desvelo.

—No tienes idea las cosas que quiero de ti, Campbell.

¡Bastardo! ¿Qué se cree? Es un... un acosador.

—¡No seas cretino!

No hay manera de que lo tome enserio.

—Ja, me pregunto si lo harás bien, aunque no creo que te vaya a gustar la idea.

—Ya lo veo en tu rostro —frunzo el ceño, intuyendo aquel tono divertido en su voz y su mirada puesta sobre la mía.

—Con que muy observadora.

—¡Ya dilo!

Me irrita la ironía que muestra sus proporcionadas facciones y como sus manos se esconden en los bolsillos de sus pantalones. Esta vez no huele nada mal, pero la que está apestando soy yo y prefiero mantener mi distancia, al menos con él.

Rhys Mitchell: El sabor del pecado [ I ] +21 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora