Capítulo 5

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Kursed abrió los ojos con dificultad, la cabeza le daba vueltas y estaba bastante desorientada. Estaba recostada sobre una superficie dura, cuando se sentó un dolor agudo le recorrió la zona en la que se había golpeado.

Cuando se recobró completamente Kursed notó que estaba dentro de una celda. Le habían quitado todo excepto su ropa, se habían llevado su gabardina, su comunicador y su arma. Kursed empezó a examinar la celda notando que había una cámara en el techo a la que se quedó mirando fijamente sabiendo que había alguien observándola del otro lado. No pasó mucho tiempo antes de que la celda se abriera y dos roedores de gran estatura entraron y la sacaron sujetándola de los brazos. Estaba aún muy débil para defenderse, solo pudo dejarse llevar mientras daba pasos débiles que apenas lograba afirmar en el suelo mientras la llevaban casi a la rastra.

No sabía dónde estaba ni a donde la llevaban o porque, pero si sabía que estaba en manos de piratas, los mismos que seguramente habían atacado el convoy. Era obvio desde el mismo aspecto de sus captores que estos no pertenecían a alguna fuerza policial o algo parecido. Eran piratas a todas luces, y eso no era mejor que ser atrapada por las autoridades. Caer en manos de piratas podía significar varias cosas, ninguna buena.

Los roedores llevaron a Kursed por un largo pasillo curvo y mal iluminado hasta un elevador. Los pocos segundos que el elevador tardó en llegar hasta su destino se le hicieron eternos, pero finalmente la cabina se detuvo y la compuerta se abrió. Kursed esperaba que la llevasen a alguna sala de tortura o algo peor, pero en lugar de eso había sido llevada hasta la cabina de la nave. Avanzaron otro par de metros y la dejaron caer a los pies de la amplia y alta silla que correspondía al lugar del capitán. Sin poder ver quien ocupaba ese asiento Kursed desvió la vista hacia las ventanas viendo que estaba en el espacio. Seguramente estaba en la fragata que los había atacado.

???: Vaya, vaya, vaya. Miren nada más a quien tenemos aquí.

Una voz rasposa y enérgica vino del asiento que tenía delante, una voz que para su infortunio Kursed reconoció al instante. El asiento giró sobre su eje para quedar frente a Kursed y tal como ella ya presentía, Wenco era quien estaba sentado en el puesto de capitán.

Wenco: Ha pasado tiempo querida, te extrañe, me alegro de volver a verte.

El gato gris hablaba con el mismo tono burlesco que ella tanto detestaba. Entre la policía y el patán de Wenco, Kursed hubiese preferido que la arrestasen como a Calín. Wenco era el líder de una banda de piratas que se dedicaba principalmente a saquear estaciones y atacar naves de carga. Eran más una molestia que una amenaza pero aun así Kursed sabía que no debía subestimarlos, era más fácil conseguir activos y recursos robándolos que adquiriéndolos en el mercado. Ademas de que traficar con todo lo que robaban también les daba fondos constantes.

Wenco: Y bien, cuéntame ¿Cómo está el oso? ¿Aún está en el negocio o... ya está descansando?

Kursed sabía que él solo trataba de provocarla, por eso guardó silencio para no caer en su juego, y porque además Wenco era de los que difícilmente se callaban, y ella no soportaba su voz.

Wenco: Vamos linda, no me dejes hablando solo.

Nada, ni una palabra saldría del hocico de Kursed.

Wenco: Meh, tan cálida y carismática como siempre. Bueno, llegas en el momento oportuno, tengo cierta deuda que saldar y tú eres perfecta para eso. Alégrate, serás de mucha ayuda.

Wenco hiso una seña a los guardias y se la llevaron de vuelta a su celda. Una vez encerrada otra vez Kursed pensó "Mierda, ¿ahora en que estoy metida?". Wenco siempre le había traído problemas cada vez que se lo topaba, ¿Quién sabe que estaba tramando ahora? Las horas pasaron pero aun nada ocurría, de seguro la yegua ya debía estar desesperada intentando comunicarse con ella, otra vez. Se preguntaba también si los demás habían logrado escapar o si alguno de ellos también estaba encerrado en alguna celda cercana.

El tiempo parecía haberse detenido para Kursed hasta que por fin los dos guardias de antes volvieron, esta Kursed ya no estaba atontada como antes, podía defenderse. El escudo de energía de la celda se abrió y los guardias ingresaron mientras Kursed aguardaba sentada en una esquina. La volvieron a tomar de los hombros y en cuanto la levantaron Kursed lanzó un codazo al primero en el abdomen, el guardia calló hacia atrás sin poder respirar mientras Kursed sujetaba de la nuca al segundo guardia y lo empujaba hacia abajo a la par que ella se impulsaba y golpeaba su hocico contra su rodilla, antes de que el primer guardia se levantase lo volvió a derribar con una patada en la cabeza de su pesada bota. Era más que obvio que quien estaba tras la cámara lo había visto todo así que Kursed no tardó en salir de ahí.

Ahora debía encontrar la forma de salir de la nave, llegar a los hangares y tomar una nave, con un poco de suerte la suya estaría ahí, pero eso ya sería pedir demasiado. El problema era que no sabía por dónde ir, nunca había estado en la nave de Wenco, recorría pasillo tras pasillo sin saber a dónde iba hasta que se topó con un comunicador de pared. Quizá podría usarlo para contactar a alguien por lo que fue directo hasta el. De inmediato retiró el compartimento inferior del panel dejando ver una pila de cables enredados y entrecruzados, claramente obra de los ingenieros de Wenco. Kursed movía y conectaba cables en un intento de poder hallar el canal de la yegua, desconocía en el estado en que pudiesen estar Kord y los demás, por lo que Rain era su opción más segura. Pero entre el revoltijo de cables era difícil poder hacer algo, Pitch siempre era quien se encargaba de este tipo de cosas. Debía darse prisa antes de más guardias llegasen, después de varios minutos revolviendo cables por fin logró conseguir oír una voz entre toda la estática, era Rain, entrecortada por la estática pero era entendible.

Rain: ¿Hola?... Est... un canal privado.... Ident... quese....

Kursed: ¡Rain! ¡Soy yo, Kursed! ¿Me oyes? -Kursed trataba de ajustar los cables para poder mejorar la señal mientras intentaba hablar con la yegua.

Rain: ¿Kursed, eres tú?

Kursed: Si, me capturaron los piratas de Wenco, estoy atrapada en su nave.

Rain: Si, supuse que algo así pudo haber pasado. -La señal ya era más estable, ya podía oírla sin muchos problemas.

Kursed: ¿Cómo lo supiste?

Rain: El rastreador de tu nave sufrió una interferencia electromagnética hace unas horas, del tipo que un arma de iones causaría, y Wenco es de los pocos que tienes armas de iones en su nave. Descuida, se cómo sacarte.

Kursed: ¿Enserio?

Rain: Claro, no solo soy la asistente personal del señor Linchioni, también soy su investigadora personal. Con los años el señor Linchioni me ha encomendado investigar sientas si no es que miles de naves para su flota. Tengo el mapa de la fragata de Wenco grabado en la cabeza junto a otras miles de naves.

Kursed: ¿Y bien? No tengo mucho tiempo.

Rain: ¡Oh sí! lo siento, esa fragata tiene tres niveles, el hangar está en el último, hay un elevador en el punto central de la nave y otro en la parte trasera cerca de la sala de los motores. También hay capsulas de escape cerca de esa sala y en cada nivel.

Las capsulas no era buena idea, eran blancos muy fáciles. Lo mejor sería ir hasta el hangar. Kursed dejó atrás el panel desarmado y se dirigió hasta la parte trasera a la par que la alarma empezaba a sonar. El elevador del fondo era su mejor opción, ir al elevador central significaría volver a pasar por el ala de celdas donde seguramente habría más piratas. Debía encontrar la forma de evitar a todas las patrullas, pero eso era difícil cuando estaban por todas partes. Kursed vio que había una ventila en el techo, si entraba en los ductos de ventilación podría llegar hasta el elevador más fácil. Dentro era estrecho pero por suerte su complexión física le permitía moverse sin muchas dificultades. Guiándose por el ruido que hacían los motores y reactores Kursed logró llegar hasta la sala de motores donde volvió al suelo y viendo que no había nadie cerca se escabulló hasta el elevador. ¿Ahora qué? No había tenido tiempo de pensar en un plan, una vez en el hangar debía buscar una nave, ¿pero si la estaban esperando abajo? Entonces se había acorralado ella misma al entrar al elevador. Y así fue, al abrirse la puerta Kursed se encontró con más de una veintena de armas apuntándole con Wenco en medio.

Wenco: Hay querida ¿ya te ibas? Temo que no puedo dejarte hacerlo. No es nada personal, no te enojes conmigo.

Wenco levantó su arma y tras jalar del gatillo un dardo se clavaría en el cuello de Kursed. De inmediato empezó a sentirse terriblemente mareada y caería secamente al suelo tras intentar dar el primer paso.

Kursed: Una historia de Star FoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora