Capítulo 7

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La silueta cubierta de hierba ayudaría a Kursed a salir del agujero luego de que el peligro pasase y la llevaría de la mano mientras ella hacia un esfuerzo por tratar de no cojear. Por suerte la figura no avanzaba muy deprisa. Kursed no sabía exactamente qué era "eso" que la llevaba de la mano, pero por la mano blanca que la sujetaba por lo menos sabía que se trataba de una persona. En todo el trayecto ninguna dijo una sola palabra, Kursed solo seguía en silencio a la figura extraña mientras esta la avanzaba con precaución mirando en cada dirección a cada paso que daba.

La figura llevó a Kursed hasta otro árbol, y luego de comprobar que no había nada ni nadie cerca trepó al tronco comenzó a escalar. Por supuesto, la figura esperaba que Kursed la siguiera. ¿Cómo se supone que iba a escalar eso con una pata herida? Menos aun si estaba descalza y no tenía ningún tipo de equipo para escalar. Pese a eso, a la figura no se le hacía problema alguno sujetarse al gigantesco tronco, y con su ayuda Kursed también empezó a subir.

Fue por mucho lo más agotador que había hecho. La sensación de que en cualquier momento podría caer parecía ser al mismo tiempo lo que la hacía aferrarse con tanta fuerza e incluso olvidar el dolor en su pata. Sin noción del tiempo la escalada pareció ser eterna, pero finalmente habían llegado hasta un pequeño agujero en el tronco, con el diámetro suficiente como para que alguien entrase por ahí. La figura de hojas se adelantó hasta el agujero y luego ayudó a Kursed a entrar. Estaba exhausta, los dedos de manos y patas le dolían e incluso algunos tenían manchas de sangre bajo las garras, las cuales estaban casi destrozadas tras usarlas para sujetarse. Su pata derecha era lo que más le torturaba, se sentía caliente e hinchada pero ella no podía ver que era lo que la provocaba.

???: Lamento haber tenido que apresurarte, pero no sabía si podían volver o no.

La figura cubierta de hojas habló con una voz suave y frágil hasta cierto punto. Luego de cubrir el agujero con más hojas la figura empezó a quitarse la protección de hojas que llevaba encima. Primero se quitaría las hojas sobre la cabeza revelando el rostro de una loba blanca oscurecido por la tierra. Luego se quitaría el resto del traje y lo usaría para terminar de cubrir la entrada. La loba tenía una complexión delgada y de baja estatura, se veía también muy joven, casi parecía una niña. La loba guiaría a Kursed sosteniéndola de un hombro llevándola más adentro del agujero para poder revisar sus heridas. Kursed avanzaba con una pata suspendida en el aire sin decir una palabra y observando como el agujero se extendía más hacia el interior del tronco. Dentro había montado lo más parecido a un refugio, había un colchón de hojas en una esquina sobre el que la loba sentó a Kursed. Había también varias herramientas de piedra en el suelo así como un par de caparazones pequeños de una especie que ella no supo identificar. La loba examinaba la pata de Kursed mientras ella miraba a su alrededor, ambas sin decir una sola palabra. Su pata ardía, la mancha de sangre que se juntaba en el suelo claramente indicaba que era una herida grave. Y con tanta tierra solo podía empeorar. Kursed sintió un dolor punzante subir por su pierna en cuanto la loba tocó el tobillo.

La loba se dirigió hacia una mesa improvisada con una simple loza de piedra. Encima había de todo, Kursed podía distinguir raíces, algunas flores y más de esos caparazones. La loba estaría trabajando con todos esos ingredientes un par de minutos hasta volver con un caparazón en las manos en cuyo interior se encontraba lo que parecía ser un ungüento de un color verde pálido y un olor similar al de la tierra mojada. La loba empezó a frotar la crema por su pata, al principio se sintió frio, casi como si fuese hielo, y luego su pata simplemente se durmió. En solo cosa de segundos Kursed tenía la pata completamente anestesiada. De esa forma la loba podría trabajar más fácil. Trajo otro caparazón esta vez con agua y empezó a limpiar toda la tierra y lodo hasta dar con la herida en su talón. Al poder revisar mejor la zona la loba pudo ver que era lo que había herido a Kursed. Había algo clavado en su talón y que sobresalía de este. Para asegurarse, siguió revisando más arriba la pierna de Kursed tratando de ver que tan profundo estaba enterrado el objeto. Estaba relativamente profundo, llegando casi a la mitad de la canilla. Iba a ser complicado, pero tenía que retirarlo como fuese. La loba usó el poco ungüento que quedaba para anestesiar la pierna de Kursed hasta la rodilla.

Kursed: ¡Oye, oye! ¿¡Que crees que estás haciendo!?

???: Tengo que hacerlo para poder quitar la espina.

Kursed tuvo que dejar que se le anestesiara la pierna, si solo ella sabía que tenía y como solucionarlo, tendría que dejarla trabajar. Solo esperaba que el efecto no durase demasiado. La loba sostuvo la espina y poco a poco empezó a jalar con tanta suavidad como podía. Si tiraba muy fuerte podía quebrarla y eso sería mucho peor. Pese a la anestesia, Kursed tenía que morderse el labio cada vez que la loba tiraba de la espina, no sabía que tan profunda estaba pero parecía como si nunca se acabase. Hacia todo lo posible por tratar de aguantar el dolor pero aun así la superaba. No sabía cuánto tiempo habrá tomado, pero finalmente la loba logró extraer toda la espina sin romperla en el proceso con lo que el dolor disminuyó considerablemente. La loba dejó la espina a un lado y fue nuevamente a la mesa a buscar varias hojas que usó para vendar la pata de Kursed. Mientras le daba vueltas a su pata con las largas hojas que había traído Kursed vio la espina manchada de sangre que le habían sacado del talón. Era enorme, no tenía idea de cómo su pudo haber incrustado algo así. Era grave, pero pudo haber sido mucho peor, la espina había entrado limpiamente sin tocar el hueso, y tuvo suerte también de que la espina no hubiese hecho un agujero de salida en su pierna. Ahora que la emergencia ya había pasado, y sin haber señal de más lagartos rondando la zona, ambas podían estar más tranquilas.

Kursed: Gracias por la ayuda ¿pero porque arriesgarte a hacerlo?

???: Porque estabas en problemas, te habrían matado si te hubiesen atrapado.

Kursed no estaba muy acostumbrada a las acciones desinteresadas, cuando se es un cazarrecompensas o un mercenario siempre se espera algo a cambio. La loba se presentó a si misma con el nombre de Ruby. Una loba artika, según ella. Una especie tribal nativa del mundo gélido de Ledanis, que ha sido llevada a la práctica extinción por la cacería furtiva. Desde que tenía memoria que ella y el resto de los suyos han tenido que vivir huyendo y escondiéndose de infinidad de cazadores y mercenarios. Kursed pensó que eso sería un problema para ella. Herida y sin conocimiento sobre su entorno, alguien que llevaba tanto tiempo en este lugar de seguro lo conocería bastante bien, y eso le seria de utilidad. Pero para eso no podía arriesgarse a que la loba supiese que ella era cazarrecompensas, si por azar del destino llegaba a reconocerla como tal, toda la hospitalidad que había mostrado podía desaparecer y perdería una valiosa oportunidad. Tampoco podía usar la fuerza para obligarla, pese a que se viera más escuálida que ella, herida en su pata hasta la loba podría derribarla fácilmente. Necesitaba a alguien que estuviese genuinamente dispuesta a ayudarla, y ella parecía ser su mejor opción. Su única opción, de hecho.

Kursed: ¿Tu sola construiste todo esto?

Ruby: El agujero en el tronco ya estaba aquí cuando llegué, todo lo demás lo fui recolectando con el pasar del tiempo.

Kursed: ¿Y ese traje ghillie?

Ruby: Ese si lo hice yo, con un par de prendas que recolecté hace mucho.

Kursed: ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

Ruby: Deje de contar hace mucho.

Ruby señalo a un costado, hacia la pared, llena de marcas de arriba hacia abajo que contaban los días que ella ha estado en este lugar.

Kursed: Te ves bastante joven para llevar tantos años escapando como dices.

Ruby: Mi especie es de complexión pequeña, tengo 23 años.

Kursed llegó a pensar que no tendría más de 17. Era difícil de creer lo que decía, pero no era algo de su interés, sea cierto o no, no le importaba lo suficiente. Solo le interesaba hallar una forma de salir de este planeta. Pero por ahora, eso tendría que esperar. Su pierna seguía anestesiada, y si así no podía moverla, cuando el efecto se acabase apenas si podría pisar y menos caminar. Tampoco era buena idea tratar de salir pues ya estaba empezando a anochecer. Ruby no tuvo problema en compartir su cama con Kursed. Confiar de esa forma en alguien que acabas de conocer era peligroso, pero ¿Quién sabe cuándo fue la última vez que ella vio a otra persona?

Ruby: Por cierto, yo aún no se tu nombre.

Maldición, lo había olvidado, no podía decirle como se llama o podía descubrirla. Tenía que darle un nombre rápido antes de que sospechase. Kursed no lo pensó demasiado y solo lanzó el primer nombre que se le vino a la cabeza.

Kursed: Eh... soy... Krystal

Era lo único que tenía, en su interior rogaba porque fuera suficiente.

Ruby: Mmm, es un lindo nombre. Buenas noches Krystal.

Kursed: Una historia de Star FoxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora