Capítulo 1

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Odio es una palabra fuerte.

"Nunca debes odiar nada", mi maestra de tercer grado me lo había dicho con firmeza cuando declare que odiaba las matemáticas. "Te pueden disgustar las cosas, pero el odio es una palabra fuerte". Había estado inclinada a estar en desacuerdo (las tablas de multiplicar apestan), pero en ese entonces me abstuve de discutir.

Mi madre me dijo lo mismo en cuanto empuje las horribles verduras lejos de mi vista, alegando que las odiaba. "Odio es una palabra fuerte", había dicho mientras soltaba una carcajada. "Y ni siquiera las has probado todavía, así que no puedes decir que odias algo sin siquiera darle la oportunidad".

Y sí, puede que odio sea una palabra fuerte, pero es perfecta para describir a Levi Ackerman.

Es presumido, arrogante y tan malditamente molesto que me dan ganas de golpearme la cabeza contra el escritorio cada que escucho su estúpida e irritante voz.

El idiota de alguna manera se las arregló para obtener una puntuación superior a la mía en todas las asignaciones importantes, lo cual podría haber tolerado si él no hubiera dicho "¿Eso es todo?" Cuando vio el noventa y cuatro en mi maldito ensayo, ensayo que había pasado trabajando prácticamente semanas.

Me quede boquiabierta cuando lo vi alejarse, tirando su ensayo con un noventa y seis garabateado en la esquina superior, a la papelera de reciclaje antes de salir del salón.

Lo he logrado vencer en varias tareas, proyectos y pruebas menores, claro, pero cuando se trata de pruebas y exámenes más grandes, solo lo he logrado vencer una vez. Exactamente una vez, el año pasado en mi parcial de patología. Obtuve un noventa y siente, mientras que él solo obtuvo un noventa y tres, el problema fue que él muy hijo de puta ni siquiera apareció para ver las notas o estuvo en clase durante el resto de la semana. Nunca tuve la oportunidad de presumir mi maldita nota adecuadamente.

Pero a pesar de todo, siempre temí más la publicación de las notas ya que cada vez tenía que ver mi apellido debajo del de "Ackerman", siempre tenía que ahogar el sin fin de maldiciones que tenía en la punta de la lengua porque su maldita nota siempre estaba por encima de la mía. 

Es un idiota tan malditamente presumido y arrogante, sin mencionar que siempre se viste como si fuera a un jodido funeral. En su mayoría solo usa ropa negra o blanca, camisas con cuello o de cuello alto, pantalones y zapatos de vestir estúpidos.

Levi siempre ha sido un rival bastante formidable si tengo que admitirlo. Pero nunca lo había odiado, no fue hasta mi presentación de segundo año en el curso de bioquímica, cuando se sentó en la primera fila con su estúpida taza de café, té o la maldita mierda que sea que bebía y golpeaba su pie todo el tiempo, lo que me desconcertó por completo, además de su estúpida mirada gris acerada que nunca se apartó de mi durante toda mi presentación y juro que tropecé con cada palabra y me salte la mitad de mis tarjetas de referencia por lo mismo.

Obtuve un maldito setenta, la peor nota de mi vida, luego de eso me permití el odiar a Levi.

Nunca le dirigí ni una sola palabra fuera de clase y él tampoco lo hizo. La única vez que nos hablamos fuera del salón, fue en segundo año cuando el idiota tropezó conmigo, me vio de arriba a abajo y en vez de disculparse solo dijo: "Fíjate por dónde vas" cuando él fue el que tropezó conmigo en primer lugar. 

Esperaba que mi último año fuera diferente. Que por ser lo último de mi carrera todo estaría bien. Levi no estaría en ninguna de mis clases, estudiaría lo que me queda y todo estaría bien. La vida finalmente me serviría un año decente sin un antagonista.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora