Capítulo 21

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Después de mi turno en el bar, llegué a cubrir mi turno como asistente residencial. Como es fin de semana no hay mucho que hacer. Solamente es rondar por los pasillos.

No requiere de mucho, pero ya estoy algo cansada. De cualquier forma voy a ser doctora ¿no? Puede que existan ocasiones en las que solamente pueda dormir una hora si mucho así que ya debería de estar acostumbrada a esto.

El tiempo por suerte pasa rápido y cuando dan las dos de la mañana, me despido de Mike y voy casi a arrastras. Estoy más cansada de lo que puedo darme cuenta cuando golpeo mi tarjeta de acceso contra la puerta de mi piso, camino por el pasillo de las chicas para llegar a mi habitación en la esquina. Bostezo mientras busco mis llaves, pero algo detrás de mi llama mi atención.

Alguien está en el pasillo de los chicos. Hay una persona sentada en el suelo con la espalda contra la pared, la cabeza enterrada en las rodillas. Camino hacia él o ella, curiosa, y cuando me acerco, me doy cuenta de que es Connie.

— ¿Connie? –Llamo, frunciendo el ceño. —¿Qué estás haciendo aquí?

Él mira hacia arriba, e inmediatamente, me despierto, todo el cansancio que tenía se acaba de ir. Sus ojos están rojos y su expresión es dolorosamente hueca, y está agarrando su teléfono con tanta fuerza en sus manos que parece que podría romperlo. Cuando me mira a los ojos, fuerza una sonrisa y dice: — Nada, Fer, solo me voy a la cama.

Me agacho frente a él para poder verlo. — Connie... ¿Está seguro?

— Sí, sí... –Murmura mientras se seca los ojos con el dorso de la mano. — Estaré bien. Gracias.

Dejar a Connie aquí ahora no me parece correcto.  — No puedo obligarte. –Digo mesuradamente. — Pero siempre eres bienvenido a hablar conmigo. Tal vez pueda ayudarte.

Sólo esas palabras por sí solas hacen que la expresión de Connie se desmorone. Su fachada se derrumba y suelta: — Acabo de recibir una llamada de que mis padres tuvieron un accidente automovilístico cuando volvían a casa después de una obra de teatro que estaban viendo y ambos están en el Hospital de Sina en estado crítico y mi hermano... mis hermanos están en casa con la niñera y no tienen ni idea y... –Balbucea, jadeando, — Tengo un examen parcial a las ocho y media de la mañana.

Mis labios se separan es demasiada información. — ¿Qué?

No se qué decir, y por un segundo, no tengo idea de qué hacer. Connie me ha lanzado una bomba de información y estoy tratando de organizar la información. Sus padres están en el hospital, y él... ¿tiene exámenes parciales mañana?

Mierda. ¿Qué puedo hacer?

Cierro los ojos, luego los vuelvo a abrir. Tengo que intentarlo.

Con un movimiento de hombros, exhalo. — Vamos. –Murmuro poniéndome de pie y haciéndole un gesto para que me siga. — Salgamos del pasillo.

Connie me mira fijamente, parpadeando para quitarse las lágrimas de los ojos. — ¿Q-qué?

— Lamento mucho que te esté pasando esto. –Digo en voz baja, tratando de formular un plan en mi cabeza. — Y quiero tratar de ayudar, si me dejas. Te llevaré a mi sala de estar y te preparare algo.

— Ah, okey.

Connie se pone de pie y me sigue por el pasillo. Mi cabeza da vueltas mientras lidero el camino, abro la puerta de mi habitación y trato de no perder la cabeza.

Se derrumba en mi sofá mientras me dirijo a la cocina, moviéndome en piloto automático para encender la tetera, luego tomo una taza y un té para que se pueda relajar un poco.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora