Capítulo 30

205 30 57
                                        

————
Levi
————

No puedo dejar de pensar en ella.

No sé en que momento paso a ocupar mi mente y mis pensamientos, pero desde entonces no logro sacarla de mi cabeza.

Quizás fue esa noche en el hospital junto a Isabel, la noche que dormimos juntos, la noche en el bar o esa noche de enero en la que salí a ayudarla. No esa noche, sino la mañana siguiente, cuando estaba desayunando conmigo y Hange. Se acerco a mi y me agradeció tan genuinamente que casi hizo que mi corazón se detuviera.

Me había tocado la mano. Las yemas de sus dedos, llenas de calor y fuego, un toque tan intenso que no me habría sorprendido si saliera con marcas de quemadura.

Tuvo que ser ahí, desde ese día tuve que darme cuanta que estaba jodido. No puedo entender por qué tiene este efecto en mi, por qué no puedo pasar ni un solo minuto sin pensar en ella.

¿Qué hay de ella? Se supone que debo odiarla, así es como empezó todo esto, pero lo que siento no es odio. No estoy seguro de qué es. Pero claramente odio no es.

Además, yo fui quien la beso. Cómo un maldito idiota.

Sigo sin entender por qué lo hice. Solo recuerdo el darme cuenta de que le molestó y no pude soportar que se fuera mientras estaba enojada conmigo. Así que la seguí, queriendo explicarme o disculparme o, literalmente, hacer cualquier cosa para hacerla sentir mejor, y cómo el idiota que soy, por alguna estúpida razón, decidí besarla.

Es que se veía tan... deslumbrante. La luz de la luna iluminandola, sus ojos encendidos con furia, hombros altos y lista para mantenerse firme. Dios, solo estaba...

No. No, ¿qué estoy pensando? Absolutamente no. No puedo estar haciendo esto.

— Joder. –Maldigo, tomando una de mis almohadas extra y presionándola contra mi cara. — ¡Mierda!

— ¿Estás vivo ahí dentro? –Grita Hange desde la cocina.

— ¡Vete a la mierda!

— ¡Lo tomaré como un sí!

Joder, y luego estaba el sábado pasado. El cumpleaños de Isabel. Ella solo... maldición es que se lleva tan bien con ellos, ridículamente bien, a pesar de que solo los conoce desde hace unos meses. Isabel incluso parece quererla más que a mi.

En ese banco de picnic. Diciendo cosas que nunca imagine que diría en voz alta, y estando dolorosamente nervioso por lo que diría, lo que pensaría, y luego ella, actuando exactamente como yo necesitaba que lo hiciera, sin piedad ni simpatía, pero aún así. dispuesta a escuchar, pero no debería sorprenderme, porque así es como es ella.

Estuve a punto de decir algo antes de que Farlan nos llamara pero ya ni siquiera se lo que iba a decir, no se cómo expresar los malditos pensamientos de mi cabeza, el dolor en mi pecho. Nada tiene sentido. 

Esto no es saludable. Esta conexión que estoy haciendo con ella. Me estoy atando a ella, hundiéndome cada vez más en una trampa, una jodida trampa...

— Hola. –Dice Hange alegremente, asomando la cabeza por la puerta. — ¿Estoy irrumpiendo algo? ¿Una crisis existencial?

— No, ahora lárgate.

— Será solo un momento, quería organizar una fiesta aquí y quería asegurarme de que estuvieras de acuerdo.

Levanto la almohada de mi rostro y volteo a verla. — ¿Cuando?

— Primer fin de semana de abril, el último fin de semana de clases. ¡Los vecinos de abajo lo sugirieron! Ellos también están organizando algo, así que nos estamos combinando. –Explica emocionada, hablando tan rápido que si no la conociera de años no le hubiera entendido nada.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora