Capítulo 11

176 33 99
                                        

Después de como cuarenta minutos por fin dejó de llover así que tenía que aprovechar y regresar a mi casa.

— Por fin te vas de mi casa. –Dijo Levi yendo a la cocina.

— Todo sea por ya no ver tu cara de perra.

— Oh, por el amor. Tiene que haber algo que ambos les agrade, algo que compartan.

Levi se encoge de hombros. — No se me ocurre nada.

— Tampoco tengo nada.

— Ambos son tan malditamente tercos. ¡Está bien! –Hange se levanta del sofá y se interpone entre la puerta y yo. — Fernanda no puedes irte hasta que digas algo bueno sobre Levi. Y Levi, tienes que decir algo bueno sobre Fey.

Sabía que hablaba en serio ya que me llamó por mi nombre, pero a pesar de eso me reí, no pude evitarlo. — ¿Qué somos, niños de kindergarten?

— Bueno, si el zapato te queda. –Me doy la vuelta, mirando hacia donde ahora apareció Erwin en el pasillo. 

— Cada vez que creo que nos llevamos bien. –Digo mientras ambos sonreímos. — Me traicionas de esta manera.

— Vamos, Erwin.

— Pero es que realmente me gusta esta idea. Vamos, Levi.

Levi frunce el ceño. — ¿Qué diablos? No.

— Hazlo. –Insta Hange.

— Cuanto más esperas, más oscuro se pone. –Dice Erwin pacientemente, mirando por la ventana. — Y teniendo en cuenta que vas a acompañarla de vuelta a su casa, tal vez quieras darte prisa.

Hay un ruido cuando la taza que Levi había estado tratando de agarrar del armario cae al mostrador. Por suerte, no se rompe. 

— ¿Qué voy a hacer qué? –Pregunta sorprendido.

— ¿Qué?

— Que te va a acompañar a casa. –Repite Erwin, cruzando los brazos. — Porque está demasiado oscuro para que camines de regreso por tu cuenta. Es mucho más seguro si enviamos a Levi contigo.

— ¡Estoy de acuerdo! –Dice Hange alegremente.

— Claro que no. –Reprende Levi. — Su cara asustará a cualquiera que se acerque.

— Oh, vete a la mierda. –Respondo frunciendo el ceño.

— ¡Gran comienzo para la positividad! –Grita Hange.

— No necesito que nadie me acompañe a casa. –Digo mirando a Erwin y a Hange. — Es solo una caminata de quince minutos. Estaré bien.

Erwin niega con la cabeza. — No. Levi puede acompañarte. Me sentiría mucho mejor sabiendo que lo tienes contigo.

— ¿Por qué no la acompañas, entonces? –Desafía Levi. 

— Tengo una reunión para un proyecto de grupo en diez minutos. –Responde Erwin. — Así que no, no estoy disponible.
 
— ¡Vamos, Levi! –Hange empuja. — ¡Tienes que asegurarte de que tu socia de proyecto llegue a casa sana y salva! ¡Es importante!

— No lo haré.

— Solo déjame ir Hange. –Digo y trato de apartarla de la puerta.

— ¡No! ¡Primero di una cosa buena de Levi!

— Esto es estúpido. –Espeta Levi.

— Oh, por el amor de Dios.... Bueno pues él- él- él... –Balbuceo sin saber que decir. — Carajo no encuentro nada positivo 

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora