Capítulo 16

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— Entonces. –Digo con indiferencia, sin dejar de mirar al techo, — ¿Estás esperando a que Auruo haga un movimiento en este punto?

— ¡Qué! –Petra chilla y me golpea de nuevo. La miro y no puedo evitar sonreír; su cara ha vuelto a estar roja. — ¡No pasa nada entre nosotros!

— No engañan a nadie... Ustedes dos están tan enamorados que es doloroso verlos.

— ¿Nosotros? él no lo es... – Petra empieza a balbucear y se me hace hasta tierna. — Nosotros, no...

— Claro. Entonces, si yo llamara a Erd, ahora mismo, ¿Me diría que Auruo no siente nada por ti?

— ¡No! ¡No lo llames!

— ¿Entonces?

Ella frunce el ceño, empujándome y simplemente me rio. — Está bien, bueno, no quiero arruinar nuestra amistad. –Murmura Petra, dándose la vuelta en la cama para estar boca abajo y poder enterrar la cara en su bolso. — Porque es divertido, y es amable, y siempre me envía mensajes de texto y no quiero que eso cambie.

— ¿Qué tipo de cosas hace?

Petra inclina la cabeza hacia un lado para poder mirarme, con la mejilla presionada contra su bolso. — Él me envía un mensaje de buenos días, sin falta todas las mañanas. –Murmura, y su mirada de repente se ve como si estuviera muy lejos. Ella parece nostálgica. — Y cada vez que nos reunimos para estudiar, trae bocadillos o bebidas o algo así. Me acompaña a casa cada vez que puede y él- oh, Fer... me compró flores.

Mis ojos se abren. — ¿Él te compró flores?

— Sí, era un lindo ramo de lirios, y... –Petra suspira feliz. — Dijo que era solo porque sí.

La miro sin comprender. — ¿Sigue siendo el mismo Auruo de quien estamos hablando?

— ¿Sí?

— No lo creo... este no puede ser el mismo Auruo que conozco. No es considerado.

— ¡Él es! –Petra insiste, levantándose de la cama. — Él siempre está cuidando de mí, lo juro. Él es... oh, él es mi mejor amigo, y yo...

— Y te compro flores...

Petra asiente. — Tomé una foto de eso, aquí, un segundo.

Me muevo hacia ella mientras saca su teléfono, desplazándose a través de sus fotos. Espero, jugueteando con la sábana hasta que ella me muestra su teléfono. Efectivamente, es una imagen de Petra sosteniendo un manojo de lirios de color rosa claro y blanco. 

— ¡Dios es muy lindo! Y aún así no crees que este hombre esté enamorado de ti.

— ¡No digas eso! –Petra reprende, guardando su teléfono. — Yo no, él es increíble, simplemente no quiero hacerme ilusiones.

— Si no hace un movimiento pronto, después de todo eso, voy a hablar con él yo misma. –Digo con una sonrisa. — Ustedes dos básicamente ya actúan como una pareja.

— Fer noo...

— Flores, Petra. No cualquiera le regala flores a alguien solo por que sí.

— ¡Cualquiera puede conseguirle flores a alguien!

— Petra. –La miro a los ojos, tratando de transmitir lo serio que es. — Ningún chico le regala flores a una chica platónicamente. Simplemente no sucede.

La boca de Petra se abre y luego se cierra. 

Levanto las cejas. — ¿Está haciendo clic en tu cabeza ahora?

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora