Capítulo 3

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Levi me mira a los ojos y veo que levanta las cejas sorprendido. Entonces habla:

— De ninguna manera.

— Me voy. –Digo mirando de nuevo a Hange. — Gracias de todos modos.

— ¡Ah! ¿Ustedes dos se conocen? –Dice Hange, agarrando la manga de la camisa de Levi mientras trata de alejarse. — ¡Eso lo hace más fácil! Espera, oh, ya entiendo. Levi, ¿Es está la chica de la que te quejabas antes?

Mi rostro se calienta al escuchar eso. — ¿Se ha estado quejando de mí?

— ¡Y así que era Levi del que te estabas quejando y casi maldiciendo el otro día! –Hans continúa, ajena a mi incomodidad y al evidente disgusto de Levi. — Pero ustedes dos ya están básicamente obsesionados el uno con el otro. ¡Es Perfecto!

— Dijiste que su nombre era Freyja. –Dice Levi, con voz enojada y acusadora. — Su nombre es Fernanda, no Freyja de donde sacaste toda esta mierda... ¿Tú lo sabías? –Hablo dirigiéndose a mi.

— Claro no hay otra cosa que anhele más que estar a tu lado. –Respondí con evidente sarcasmo.

— Ok para empezar ya se que no se llama Freyja pero es así como yo la llamo.

— Larga historia. –Me quejo tomando otro trago de mi cerveza.

— No me importa. –Espeta Levi. Gira hacia Hange, sacudiendo su brazo fuera de su agarre. — Escucha, Cuatro Ojos. –Sisea, lanzándole una mirada fulminante. — Lo voy a pasar bastante mal trabajando en ese proyecto durante dos malditos semestres...

— Cariño créeme que ya he tenido suficiente de ti como para tener que convivir un solo momento más contigo. –Me quejo, y su mirada vuelve a mi.

Ambos nos miramos el uno al otro, ninguno de los dos está dispuesto a retroceder, y Hange golpea a Levi en la espalda con tanta fuerza que casi se tropieza. 

— ¡Esto es increíble! Ya puedo ver la química. –Dice Hange emocionado. — Soy una casamentera increíble.

— Te voy a matar. –Decimos Levi y yo al mismo tiempo.
 
Hay una pausa cuando ambos nos damos cuenta de que hablamos al unísono y vuelvo a lanzarle una mirada oscura a Levi. Combina mi mirada con una propia. 

— ¡Ven eso! –Hange bromea. — Magnífico. Sabía que esto funcionaría.

Aprieto los labios y me pongo de pie. —Gracias. –Murmuro y me acerco para jalar a Hange y dejar un corto beso en su cabeza. — Me voy a casa.

Me alejo y comienzo a caminar a la mesa donde había dejado mi abrigo, pero antes de que pueda seguir Hange me detiene tomándome del brazo.

— ¡Espera Fey! ¡Vamos, ya viniste hasta aquí!

Levi resopla. — ¿Qué, ella vive al otro lado de la ciudad?

Estoy a punto de disparar algo cuando alguien más se acerca a mi. Lo miro y mis ojos tienen que viajar hacia arriba: es alto, mide más o menos 1,80 o bien 1.90 tiene cabello rubio perfectamente peinado y ojos severos. Por un segundo, creo que es un profesor, pero aún hay algo de juventud en sus rasgos. 

Los demás parecen reconocerlo; está es probablemente la otra persona que vino con Hange. 

— Levi, Hange. –Saluda. para luego dirigir su vista a mí — ¿Tú debes ser Freyja?

— Oh no, ese no es su nombre. –Se burla Levi, y volteo a verlo mal. — Ese es un maldito apodo que Hange le ha puesto para poder engañarme para que salga de la comodidad de mi casa.

— No fue un truco. –Protesta Hange.

— Más creo que fue un soborno. –Dice honestamente el hombre rubio. — Y en parte una amenaza.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora