Capítulo"CUATRO"

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Recuerdan que dije que me las iba a pagar, pues no lo hizo. La estúpida de la rubia lo capturó, no entiendo que pasó pero terminaron discutiendo y entrando desapareciendo frente a mis ojos en las grandes paredes de la casa.

A decir verdad me alegré así que dejé salir una gran sonrisa. Mi tarde fue de bien a mejor, mi madre al parecer está bien. Pensé que pasar las primeras vacaciones sin mi padre estaría peor pero lo está llevando bien o al menos eso aparenta.

Alexa me ama incluso llegó a decirme que siempre me ha visto como novia para uno de sus hijos. Al momento pensé en Andreu y no pude evitar ponerme colorada.

¿Se imaginan que la madre del chico que te gusta diga que quieres que seas su nuera?

Pues así de emocionada me puse.

Dan es un gran chico hace de todo para que la pasemos bien, siempre está bromeando y sacándome sonrisas.

A Andreu y a Karen no los vi más hasta la hora en que subí a mi habitación y les juro que me arrepiento.

¿Les había dicho que estaba Feliz?

Ya no.

Ahora estoy triste y algo enojada.

No sé quién me mandó a escoger su habitación al lado de la mía. Ahora estoy obligada a oír como follan.

—¡Mierda! —deje salir un gruñido de enfado.

Mientras más ella gritaba más yo me estresaba. Salí dejando un gran portazo detrás de mí.

—¿Y esa cara?—pregunta Dan chocando conmigo en la escalera.

—Nada que te importe.—hablé sin pensar volviendo a caminar.

Después me sentí mal por hablarle así no se lo merece pero estaba en el momento equivocado.

Atravieso toda la casa, la piscina hasta sentir por primera vez en estas vacaciones la arena en mis pies. Doy una patada haciendo un gran salpicón y de arena.

Avanzó hasta la orilla y dejo que el agua llegue hasta la rodilla. Miro hacia al frente y respiro profundo. El aire me está dando directamente en la cara pero no es malo, me gusta.

Miro hacia los costados y puedo ver a lo lejos varias personas bañándose, en esta parte de la playa en la que estoy no se puede bañar nadie porque es privado solo para nosotros los de la casa.

Recuerdo que este año tengo pendiente participar en el baile vacacional.

¿Qué es?

Es un baile que se realiza todo los años con las hijas de los que están hospedados como yo. El año pasado me salvé porque aún no tenía 17 que es la edad mínima para participar. Este verano no me salvó. Me gusta bailar pero no ser el centro de atención y que todos me estén mirando.

Pensar solamente en eso hace que me enoje mucho más, ni siquiera tengo pareja.

(…)

Ya todos estamos arreglandonos para ir a la fogata en la playa y yo aún tengo mi humor del culo. Sebastián aún no me confirma que ha llegado y ya me estoy preocupando.

Miro mi celular y no tengo mensajes.

Dejo eso de lado y paso a maquillarme, es solo brillo labial y algo de base. De ropa escojí un triquini y un chort corto, mi pelo suelto como de costumbre y unas simples chancletas lo más seguro es que las dejé botadas como todos los años.

Bajo las escaleras y ya mi madre tiene la comida en mesa y todos se me quedan mirando la única que faltaba era yo.

No tengo ganas de comer pero luego si, así que mejor como poquito para que después no tenga hambre.

Lo sé es un trabalenguas pero yo me entiendo.

—Estas muy bella.—dice Alexa dejándome pasar a la silla vacía que está a su lado.

—Muchas gracias.

—Si amor, realmente tengo a la hija más linda del mundo. —comenta mi madre dejando un beso en mi frente.

Miro de reojo a Andreu y ya me estaba mirando, odio cuando pasa eso. Vuelvo mi vista hacia la comida y le doy por incorregible.

Suena mi teléfono y lo enciendo. Un mensaje de Sebastián, ya ha llegado.

Mi carota cambia por completo y vuelvo a sonreír, veamos perra de que madera estás hecha.

—Valla valla.—veo que todos me están mirando.—Tienes que presentarnos a quien te tiene sonríendo así.—me habla Dorian y yo no sé que responder.

—Esto...

—¡Dorian no me presiones a la niña!—grita Alexa mirando a su marido.—Ya no los presentará cundo este lista.

—Eso.—susurro y veo que Andreu se levanta rápidamente.

—¿A dónde vas?—le pregunta la rubia.

—Vamos, se me ha quitado el apetito. —esta asiente y lo sigue en dirección al patio.

Valla al parecer le molesta que yo tenga alguien que me haga sonreir.

Vuelvo a hacerlo inconscientemente, ya tengo mi plan C por si este sale mal.

—No tengo mucha hambre, que le aprovechen.—me levanto.—Ma, me voy a lante veré a un amigo.

—¿Un amigo eee?—se ríe y me besa.—Cuidate mucho, ya nos vemos aya.

Asiento y salgo disparada hacia la playa, donde harán la fogata.

Al llegar hay muchas personas al rededor.

Le escribo a Sebastián y me dice dónde se encuentra. Atravieso toda la multitud y lo veo con la camisa blanca como me había dicho.

—Hola angelito que llegó del cielo. —dice muy ridículamente.

—Mira, estamos aquí para separar a esos dos, no te confundas y deja la confianza. —lo freno.

—Ok, ya veo que te tomas esto muy enserio.

—¿Y tú no?—alzo una ceja y me cruzo de brazo.

—Si claro, si no está conmigo mejor que no esté con nadie.

—Algo obsesivo de tu parte pero bueno ok.

—Cucha quién habla de obsesiones.—esta vez es el quien alza una ceja.

—Concentrate. —cambio de tema.—¿Sabes que debes hacer?

—Por supuesto, no es nada que no haya hecho ya.

—Bien, yo te voy a poner todo muy fácil. —sonrío.—Primero me llevaré a Andreu para que tú puedas acercarte y luego cuando veas que estemos regresando la besas. ¿Ok?

—Entendido jefa.

—Dije que sin confianzas, me llamo Amelia. —doy la espalda y me voy.

Unas vacaciones para enamorarlo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora