Capítulo "Veintidós"

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Me duele no mirarlo y cortar cada intento que hace por hablar pero no estoy lista para enfrentarlo. ¿Qué diré? Pueden tacharme de infantil, estúpida y todo lo que quieran pero nunca he estado en esta situación tengo diecisiete años y del único chico que siempre he estado enamorada a sido él, no hay otro en mi vida, solo él. No se cómo actuar.

Debería estar feliz de que lo que tanto he pedido por años se está haciendo realidad. Qué el chico que me gusta siente lo mismo por mi, pero no puedo evitar sentir este nudo en la garganta que siento que poco a poco me va a dejar sin aire.

Apenas terminó el ensayo me fui enseguida, no quería volver a ignorarlo. Además mi madre me está esperando en casa. Retuerso los ojos al imaginar la charla que me espera, respiro profundo y entro a la casa.

-Buenas tardes-practico mis modales al ver a todos los mayores de la casa reunidos en la sala.

-Buenas tardes mi niña-me dice Alexa en lo que me siento a su lado derecho del sofá ya que estaba vacío.

Me dejó caer en él como si lo estuviera esperando toda la vida.

-¿Todo está bien contigo?-pregunta Dorian desde el otro extremo del sofá.-Te nota muy cansada.

Me lo pienso por un segundo y miro a los tres que están en la habitación, incluyendo a mi madre que desde qué llegué no ha mencionado palabra. Hubiera querido decir que no, que no estaba nada bien pero siempre es mejor fingir una sonrisa y negar a tener que explicarme.

-Si, todo está perfecto solo que el ensayo estuvo algo fuerte-miento sin ni siquiera pestañear.

Miro a mi madre quien se encuentra en el sofá del frente muy hundida en sus pensamientos.

-Mamá-la llamo y recién reacciona.-¿Estás tú bien?-asiente.

-Tenemos una conversación pendiente-esta vez asiento yo.-Sube y date una ducha ahora voy.

Me levanto del tan cómodo sofá sin ganas y me despido de los otros dos presentes.

-Nos vemos luego-estos me sonríen y continuo mi camino con pasos pesados hasta llegar a mí habitación.

Me desvisto sin ánimo alguno, dejó caer la ropa en el cesto de la ropa sucia y abro la llave de la ducha. Como siempre dejo que el agua recorra todo mi cuerpo dejando empapado mi pelo negro. Nada mejor como una ducha para liberar tensiones, bueno por ahí dicen que si hay algo mejor pero para mí virgen persona solo la ducha.

Al salir me coloco mi pijama blanco con el corazón del álbum de Bad Bunny "Un verano sin tí". Realmente es uno de mis artistas favoritos, abro mi playlist y pongo en aleatorio la carpeta que tengo con todos sus álbumes completos.

No sé quién tuvo la culpa pero ya ni viene al caso.
Devuélveme mi corazón aunque sea en pedazo.
Que yo lo pegó paso a paso.
Pero ya, suéltame en banda que me atraso.

Canto en voz alta mientras me peino el cabello, cuando lo tuve liso me deje caer en la cama agarrando después el libro que he estado leyendo estos días a atrás, busco el marcapáginas y comienzo a leer desde donde lo había dejado.

No pasó mucho tiempo en lo que tuve que interrumpir mi lectura con la entrada de mi madre. Coloco pausa a la reproducción del teléfono ya que aún seguían reproduciéndose las canciones. Mi madre se sienta en la esquina de mi cama y me observa por unos segundos antes de comenzar a hablar.

-Sabes que desde pequeña te he dado todo lo que has querido mientras estuvo en nuestras posibilidades-asiento sin tener la más mínima idea porque me habla de esto.-Siempre pusimos tu felicidad por encima de la nuestra, tu padre y yo hacía bastante tiempo no estábamos nada bien y aún así lo seguíamos intentando por tí-continuo hablando.

-Mamá-inmediatamente levanta su mano haciendo un gesto para que guarde silencio.

-Dejame terminar por favor-agarro la almohada que más cerca me quedaba y la coloco entre mis piernas para poder apretar algo con las manos, me estoy poniendo nerviosa.-Lo que quiero que entiendas es que la mayoría de los hombres solo traen sufrimiento y por muy feliz que te hagan por momentos siempre llegará el instante en que te dañan. No quiero que nadie te dañe; no quiero que sufras, ni que pases por lo que tuve que pasar yo.

Mis ojos se pasean por su rostro donde se resaltan sus ojos tristes.

-Mamá no entiendo, ¿por qué me dices todo esto ahora?

-Porque se qué alguien ha llegado a tu corazón, no quiero tener detalles se que es tu vida pero por favor te pido que te lo pienses antes de darle una oportunidad a algún idiota-me agarra una de mis manos y la besa.-Eres magnífica y se que en algún momento me presentarás a alguien y espero que ese alguien sepa realmente valorarte, me da mucho miedo que esos ojitos lindos solo se llenen de lágrimas por cargar con una relación a tan corta edad, mereces divertirte, bailar, escuchar música a todo volumen y sobre todo paz y lastimosamente no todos te la pueden brindar.

Siento como con cada palabra de ella el nudo en mi garganta se va haciendo más grande hasta que no puedo contenerlo y dejó correr por mis ojos lágrimas. Se que amo a Andreu con toda mis fuerzas y él no me lastimaría o al menos eso creo, pero me aterra la idea de que todos sepan de nosotros. ¿Cómo se lo tomarían? No puedo permitirme decepcionar a mí mamá.

-Tranquila mami no tienes por qué preocuparte-dije entre sollozos mientras ella limpiaba con sus suaves manos mis lágrimas.

-Ven mi chiquita-me acurruco colocando la cabeza en sus piernas y pude sentir poco a poco como mi corazón se rompía, si antes no sabía que decirle a Andreu ahora estaba más que claro. Lo de nosotros no puede ser, aunque lo ame y el me ame, a veces eso no basta.

Unas vacaciones para enamorarlo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora