El nudito en la garganta va aumentando mientras veo que se aleja, por qué será tan difícil alejarse de la persona que amas. Aunque me cueste estoy más que segura que esto es lo correcto ya no puedo seguir jugando a enamorarlo como una niña pequeña que no entiende que ahí no es. Si sigo con todo esto terminaremos lastimados los dos, ya me ha dejado claro que le gusta otra persona.
Aunque con el quisiera crear una historia que solo se ven en la televisión debo aceptar que solo somos amigos, y cuando antes lo entienda menos daño me haré.
Ya ha pasado un buen rato y aún no ha regresado. Creo que debería ir a ver si le ha pasado algo.
Levanto mi cuerpo cansado de la tumbona y me encaminó hacia la casa, no sé cuánto tiempo ha pasado pero ya no queda nadie en el salón. Supongo que se han retirado a sus habitaciones a leer sus cartas.
Subo las escaleras y paso mi habitación, su puerta está cerrada así que doy unos pequeños golpes suaves en ella y veo que se entreabre. Al parecer no estaba cerrada del todo, entro al ver que no hay respuesta del otro lado.
Ahí estaba, dormido.
Paso mi vista por la habitación y puedo observar su ropa tirada encima de la silla.
Tragó saliva solamente de imaginar que está en boxer.
Me acerco hasta ella y agarró su pulóver entre mis manos llevándolo a mi cara, su olor se impregna en mis fosas nasales y su dulce olor me hace sonreír.
¿Cómo puede gustarme tanto una persona?
Giro mi cuerpo y clavo mi vista en su carita, así dormido no se ve tan imponente, ya no tiene cara de chico malo sino de inocente e incluso frágil.
Me quedo inmóvil al ver que se ha girado hacia el otro lado retirando la cobija que cubría su cuerpo.
¡Mierda!
Aunque no era mi intención mis ojos se han ido hacia un lugar que no pienso mencionar.
Debo irme.
Pero no me estoy moviendo, creo que en el fondo me gustaría que se despertara y me hiciera suya.
Dejo el pulóver junto a la silla y me paso la mano por mi cara, si sigo pensando cosas como esas nunca voy a superarlo.
Justo antes de salir miré a su mesita de noche y que me encontré.
Una caja de cigarrillos.
¡Joder Andreu! Maldigo para mis adentros y salgo lo antes posible de su habitación.
Entro a mi cuarto furiosa, no puedo comprender por qué me da tanta rabia que fume. Supongo que me importa demasiado y quiero lo mejor para él.
Me acuesto en la cama dejando salir un gran suspiro. Hoy ha sido un día muy extenso y lleno de emociones, estoy agotada. Giro mi cabeza hacia el lado izquierdo fijando mi vista en las brillantes estrellas que alumbran el cielo y puedo observar desde mis ventanas.
¿Por qué todo tiene que ser tan complicado? Sería mucho más feliz si las cosas fueran sencillas, si fueran de otra manera. Tal vez no tendría que estar mirando fijamente las estrellas cuestionandome toda mi existencia. Una lágrima recorre mi rostro y la retiro rápidamente, aunque es en vano. Luego otra y así sucesivamente hasta que me di por vencida y deje que todo eso que tenía atorado saliera.
Cada momento que hemos pasado juntos invaden mi mente, cada sonrisa, cada abrazo. El beso, el puto beso que me hizo engancharme aún más a él. Sus olores y sus rizos.
Agarró fuertemente mi almohada y la estrechó entre mis brazos. ¡Hoy será una larga noche!
(…)
Me siento obligada a despertar por los fuertes golpes en mi puerta. Trato de ignorarlos pero se me hace imposible. Levanto mi cuerpo hasta abrir la puerta.
—¡Dios santo!—grita Dan.—¿Pero que te ha pasado?
—¿De qué hablas?—hablo entre un bostezo.
—Pareces una zombie, estás horrible. —comenta entrando a mi habitación y casi arrastrándome hacia el espejo.
¡Mierda! Es cierto. Estoy demacrada.
—Fue una larga noche.—confieso.
—¿Pesadillas?—me lo pienso por un momento pero terminó asintiendo, no podría decir la causa real.—Pues no es nada que una buena ducha caliente y un poco de maquillaje no arregle.
—Enserio, no tengo ganas de nada.—me dejó caer en la cama y vuelvo a acurrucarme entre las sábanas.
—De eso nada señorita, hoy tenemos ensayo. —me regaña Dan jalando la concha que cubre mi cuerpo.
—¡Déjame dormir!—le grito.
—Vamos Ame, ya es hora de levantarse o llegaremos tarde.—resoplo y tuerso los ojos.
—Bien, bien, bien. Tu ganas. —me levanto de la cama y camino hacia el baño.—Cuando salga no quiero verte aquí.—le digo en tono amenazante.—Y cierra la puerta al salir.—este asiente y sale con una sonrisa.
Hago justamente lo que Dan me aconsejó y sinceramente la ducha de agua caliente me ha relajado, ya no me siento tan tensa. Ahora veremos qué puede hacer el maquillaje con mi ojeroso rostro. Me enrollo en la toalla y salgo sacudiendo mi pelo mojado.
Busco en uno de mis cajones la secadora de pelo justo cuando me doy cuenta a través del espejo que hay un chico de pelo rizo acostado en mi cama mirándome.
—¡Andreu!
—Lo siento no debí entrar a tu habitación sin tu permiso. —dice este levantándose de la cama.—Pero quería darte tu carta y al entrar oí la ducha así que supuse que no tardarías mucho y me recosté un rato pero no imaginé que saldrías en toalla...
—Risitos, tranquilo. —lo callo ya que no tenía pa cuando parar.
—Enserio disculpame. —dice este estirando su mano mostrando la carta entre sus dedos. La agarró colocándola sobre la cómoda y sonrío en lo que el se aleja camino a la puerta.—Ah y estás horrible, parece que te pasó un tren por encima.
Le tiro lo primero que agarraron mis manos y pues resulta ser que fue nada más y nada menos que la toalla que cubría mi cuerpo.
Se me queda mirando fijo y yo no sé qué hacer.¡Dios que momento más incómodo!
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Unas vacaciones para enamorarlo ©
Teen FictionAmelia, hija de Anelim, Andreu y Dan hijos de Alexa y Dorian. Ambas familias son muy amigas y desde que sus hijos son pequeños van de vacaciones a una casa en la playa. Años tras años estos chicos pasan sus vacaciones juntos de pequeños Andreu y Am...