Es raro no a ver visto a crespitos en todo el día pero en parte agradezco no verlo, será muy difícil todo. Se que en algún momento tendremos que encontrarnos pero espero que no sea hoy.
Salgo de la cama en la que he estado todo el día, estiro mi cuerpo y me veo en el espejo, aún traigo el pillama. Me acerco un poco más y veo mis ojos inchados.
¿Tanto he llorado?
Necesito salir de aquí me estoy ahogando, es tarde ya así que no creo tropezarmelo en la casa. Agarro mis pantuflas y me coloco un abrigo la temperatura está fresca.
Abro suavemente mi puerta y miro al pasillo, salgo despacio y bajo las escaleras. Suelto un suspiro al ver que en la cocina tampoco hay nadie, así que me apresuro para salir al exterior. No tenía ganas de estar un minuto más dentro de esta casa así que me voy directo a la orilla de la playa.
Me quitó las pantuflas y me siento encima de ellas, ya que no quería llenarme tanto de arena. La noche está fría y oscura parace que va a llover, el aire fresco choca en mi rostro haciendo que las lágrimas queden secas en mis mejillas. Paso mi mano por mis ojos evitando que vuelva a comenzar a llorar, ha sido suficiente por hoy.
—Hola.
No digo nada pero el se sienta a mi lado.
—¿Cómo estás?—sigo con la vista al frente y sin contestarle, siento que si digo una sola palabra romperé en llanto nuevamente. —Enana, no puedes seguirme evitando.
—No lo hago.—miento y siento como el nudo en mi garganta cada vez es más grande.
—Aquí estoy y no pienso irme, necesitamos hablar.
—¿Qué quieres hablar? —entiendo que no escaparé de aquí sin confesar todo.—No podemos estar juntos, no hay nada más de que hablar.
—¿No me quieres? —trago en seco.—No se puede estar juntos cuando uno de los dos no quiere, porque mientras nos queramos siempre se podrá.
No podría decirle que no lo quiero, porque en realidad lo amo. No soporto estar lejos de él pero, es lo correcto.
—Si me dices que realmente no me quieres, me alejaré lo prometo, no soporto verte así.
—Es que no debería ser así. —miro por primera vez desde que llegó directamente sus ojos para luego mirar sus labios y volver la vista al frente. —El amor debería sentirse como un atardecer color rosita, no así de frío y oscuro como esta noche.
—Enana, el amor es mucho más que un atardecer color rosita, no sería amor realmente si no existiera sus momentos de oscuridad. Se que no es fácil para ti, pero siempre después de la tormenta viene la carma con un hermoso arcoíris.
Escucho atentamente sus palabras y realmente quisiera luchar por él, por nosotros pero el miedo al que dirán, todo me consume.
—Te quiero.—susurro mientras mis brazos rodean su cuerpo. Después de todo un día de mierda puedo decir que estoy bien, su compañía me calma, es mi lugar seguro.
—Voy a luchar por nosotros vale, todo va a estar bien. —mantengo mi silencio mientras el olor a su perfume se pega a mi cuerpo.
¿Por qué es tan perfecto?
—Siento que no es un buen momento para decirle a mi mamá, es mejor esperar más a delante y quizás..
Me calla con un beso. Siento ese cosquilleo en mi estómago mientras nuestros labios Se rozan.
—No hablemos más de esto por favor te he extrañado mucho.—susurra mientras va dejando pequeños besos en cuello.
Asiento y me dejó llevar, un beso llevó a otro y una caricia a otra y pues todo terminó en un.
ESTÁS LEYENDO
Unas vacaciones para enamorarlo ©
Roman pour AdolescentsAmelia, hija de Anelim, Andreu y Dan hijos de Alexa y Dorian. Ambas familias son muy amigas y desde que sus hijos son pequeños van de vacaciones a una casa en la playa. Años tras años estos chicos pasan sus vacaciones juntos de pequeños Andreu y Am...