Capítulo "ocho"

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Deben preguntarse en que pienso tanto que me trae loco. Y no, no es por Karen. Ella ya me demostró lo suficiente como para no quererla ver en mi vida, si es cierto, me dolió pero al final del día no perdí nada, no era ese amor con el que todos soñamos. Más bien era solo eso, Karen, una más.

Nuestra relación no tenía esa chispa que tanto busco, esa conexión tanto espiritual como sexual. Nos llevábamos bien en la cama pero a la hora de sentimientos no nos entendíamos. Ella tenía sus intereses, yo los míos. Aunque yo intentará que las cosas fluyeran estábamos destinados al fracaso.

Por otro lado está ella, no puedo dejar de pensarla desde el beso.

¡Si! Lo recuerdo a la perfección pero no podía permitirme demostrarlo, por qué no se que es lo que ella piense al respecto. Se que me ve como su hermano mayor. Incluso me contó que le gustaba un chico. ¿Cómo podría venir y decirle que desde siempre me ha gustado y que después de ese beso no hago otra cosa que pensar en ella?

Es frustrante, por eso siempre estoy divagando en mi cabeza. Nuestros padres se conocen de toda la vida y creo que sería extraño para ellos que estuviéramos juntos después de criarnos prácticamente como hermanos. Aunque nos veíamos poco ese siempre fue el cariño que nos inculcaron a los tres, pero yo siempre supe que había algo más, recuerdo como si fuera ahora el beso que nos dimos cuando éramos pequeños, fue tan hermoso ver sus cachetes sonrojarse pero eso fue un juego; el de la otra noche no.

Ahora no sé cómo seguir, no se cómo actuar porque definitivamente si este sentimiento que tengo hacia ella estaba oprimido ahora se ha desatado. Esa imagen de su cuerpo y el mío pegados en la piscina mientras nuestros labios recorrían cada centímetros del otro no sale de mi cabeza.

Es extraño y mientras más trato de encontrarle una razón más me hundo y no veo la salida. ¿En qué momento llegué a esconder todo esto? Cómo puede ser que la conozca de siempre y no me había dado cuenta de que esto que siento es algo más que un solo querer de hermanos. Tal vez solo sean ideas mías y mientras pase el tiempo el beso dejará de atormentarme y ella volverá a ser esa enana pequeña que solo veo en vacaciones.

No creo que eso pase.

Callate conciencia, no estoy hablando contigo.

De hecho si lo haces...

Bueno ya olvidalo.

No podré hacerlo si tú no lo olvidas.

—Ashh.—solté un resopló por lo jodida que puede ser mi conciencia.

—Valla alguien está de mal humor. —miro hacia mi costado y puedo ver a Dan sonriendo como loco.

—No estoy para risitas. —niega.

—Aquel niño se estaba peleando con otro y ni cuenta te habías dado.—miro rápidamente y puedo ver a Ame dándoles un sermón. —¿Dónde tienes la cabeza hermano?

En ella.

Vuelve a meterse en donde no la llaman.

Es que yo soy tu, no sé cuando lo entenderás.

—¿Sabes qué? Gracias a los dos por salvarme el culo, yo me encargo a partir de ahora, ya pueden irse.

—¿Valla nos estas botando? Si acabamos de llegar, además no eres dueño de esto. —dice la pelinegra alzando una ceja y juntándose a nosotros.

—Exacto, estás muy alterado, tienes que verte eso. —Dan como siempre tan apropiado.

—Ok, tienen razón perdón. —me disculpo y me alejo de ellos en busca de agua fría a la cafetería necesito refrescarme.

Dan tiene razón estoy muy tenso.

—Una caja por favor.—la chica del mostrador me sonríe. —Gracias.

Doy la vuelta a la cafetería hasta quedar atrás de un árbol. Saco un cigarro de la caja y busco mi fosforera.

¡Mierda! Se la di a Ame anoche junto a la caja.

Vuelvo a regresar a la cafetería y muestro una gran sonrisa.

—Podrías prestarme candela por favor. —la chica asiente y me pasa una caja de fósforos y un papelito.

Miro dentro y está su número, está me guiña un ojo y yo solo asiento con una sonrisa guardando el papel en mi bolsillo.

Vuelvo a recostarme en el árbol y esta vez sí puedo encender.

Siento como el humo se hace paso por mis pulmones, y si, ya se por qué estaba tan alterado desde anoche no fumaba. La verdad sólo fumo hace un mes aproximadamente, desde que me junté con Karen pero no lo hacía con tanta frecuencia y ahora siento que es lo único que me va a calmar.

Debo darme prisa, no puedo darme el gusto de demorarme no valla a ser que algún niño de eso maldito se ahogue y de aquí valla para la cárcel.

Ni siquiera sé por qué me puse a trabajar, pero de cierto modo me tiene entretenido y descanso mi mente de vez en cuando.

Me doy la última colada y voto el resto. Ya me siento algo más tranquilo pero eso me durará hasta que vuelva a verla o tan siquiera a pensar en ella. ¿Por que se me hace tan difícil está situación?

Doy una vuelta a la piscina para tratar de no pensar, no puedo seguir llevando esta vida me volveré loco. Incluso ahora estoy sentado junto a los críos jugando en el agua. Esto es increíble aunque me gustan los niños me sacan del paso y ahora estoy jugando con ellos. Yo Andreu Masker, es que es increíble.

Me pasé un buen rato ahí con ellos hasta que llegó mi relevo, mi turno de hoy había acabado. Me despido de los niños y voy al baño a cambiarme. Me doy una ducha y salgo como nuevo.

Me pregunto cómo le irá a Ame en su ensayo.

No estaba pensando en eso.

Aja, como si pudieras engañarme a mi.

Al final decido ir a echar un vistazo eso no le hará daño a nadie, me asomo en la gran puerta y ahí están. Dan y Ame cagados de la risa, están tan divertidos que ni siquiera se han percatado de que estoy observándolos. Se ve hermosa sonriendo pero no sé por qué me causa molestia que lo esté haciendo con él.

La música se detiene de un momento a otro y yo salgo de ahí pitando antes de que se den cuenta de mi presencia.

Unas vacaciones para enamorarlo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora