Capítulo "Veintiuno"

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En el ensayo Ame me estuvo evitando ni siquiera me miró una vez, no se que le pasa. Mientras más intento hablar con ella más imposible se vuelve, me está dando de lado y es muy notable.

No puede escapar por mucho tiempo en algún momento u otro tendremos que hablar. Mientras más trato de entender su comportamiento más confuso estoy. ¿Acaso no quiere enfrentar la realidad? ¿Tendrá miedo a nuestros padres? No tengo la más mínima idea de lo que está pasando por su cabeza.

—¿Andreu podemos hablar?—asiento sin mucho interés, hubiera querido que esas palabras las mencionara otra persona—¿Podemos ir a por un batido?

—Bien—asiente la castaña quien tampoco ha estado del todo normal conmigo.

Vamos juntos hasta el lugar de Jean. Siempre es bueno verlo, él y sus batidos son como recarga para nuestras baterías a punto de acabarse.

—Mi muchacho está de vuelta y acompañado de una hermosa muchachita—dice sin disimular su gran sonrisa.

—Es una amiga—ella asiente y se presenta.

—Un gusto conocerlo señor mi nombre es Cristal—el besa su mano y comienza con los pedidos.

—De qué querías hablar—voy directo al tema apenas Jean da la espalda.

—Te quería pedir perdón por lo de anoche yo...

—Cris no tienes nada por lo que disculparte has sufrido mucho y te mereces ser muy feliz y si mi hermano y tu amiga te hicieron feliz aunque sea por un segundo valió la pena —ella deja salir un suspiro como si acabara de sacarse un gran peso de encima.

—Temía que no quisieras hablar más conmigo porque sabes que salimos a comer y pues yo veía algo más—baja la cabeza.

—Somos amigos solamente, no podría intentar algo contigo sabiendo que me gusta mucho otra persona—agarro su mano y sonrío—¿Era por eso que estabas extraña conmigo?

—Pensé que podrías tomarte mal que tuviera algo con tu hermano después de a ver sido más que solo amable contigo porque realmente si mal interpreté mucho las cosas—bebe un poco de su batido—Ademas luego me di cuenta de la forma en que la miras.

Hace una pausa ya que nos traen nuestro pedido pero no la dejo continuar.

—¿De qué hablas?

—De Ame, es imposible que no me diera cuenta de lo mucho que te gusta. Tus ojos brillan al hablar de ella y te aseguro que ella siente lo mismo por tí—dice muy alegre—Harían una hermosa pareja.

—Pues sí la quiero mucho la verdad y no me veo estando con otra persona que no sea ella, no me la puedo sacar de mi maldita cabeza y me estoy agobiando—admito—Nunca me había sentido así y entonces cuando se que esto es correspondido ella se pone toda rara y ni me mira.

—Tienes que darle su tiempo, las mujeres somos complicadas y nos hacemos un lío cuando se trata de amor—sugiere mirando su reloj—Tengo que irme perdón.

—No te preocupes y gracias por hablar lo que sentías conmigo en realidad te aprecio mucho y no quisiera perder tu amistad.

—Lo mismo opino—comenta mientras besa mi mejilla—Nos vemos luego.

Me quedo disfrutando de mi batido mientras me envuelvo en mis pensamientos. La vista fija a la hermosa mesa que está frente a mí.

—Andreu—siento mi nombre pero sigo con la vista en la mesa y mi mente en otro lado—¡Andreu!

—¿Si?—esta vez si tuve que responder y al levantar la vista veo a Jean sentado frente a mí.

—¿Me vas a empezar a contar por qué estás así?—asiento.

—El amor Jean, el amor—este sonríe como si estuviera preparado para lo que le iba a contar.

—Al fin se dieron cuenta de lo que sentían el uno por el otro—lo miro fijamente intentando entender.

—¿Sabes de quién te hablo?

—Desde pequeñitos se tienen un amor incondicional, sabía que cuando crecieran se iban a dar cuenta de que era algo más que solo querer de hermanos.

—Yo solo pude asegurarme de eso este año—bajo la cabeza.

—No entiendo por qué estás triste, si es una noticia para estar feliz. —muerdo mi labio.

—Ese es el problema que yo no sé qué piensa ella al respecto de todo, luego de decirnos las verdades bajo el efecto del alcohol no ha vuelto a mirarme a la cara. ¡Me está evitando! —le cuento todo muy frustrado.

—Sabes que Bambina es una niña muy indecisa y creeme que ahora está muy aturdida como tú pensando en todo lo que podría pasar—tienes que tenerle paciencia.

—Pero yo necesito hablarlo me estoy matando al no saber qué opina de todo.

—Les falta mucho por aprender aún—sonríe—Solo te daré un consejo, no la pierdas, no permitas que se alejen porque como dice una frase que alguna vez escuché:  "Coincidir con alguien que tenga tus mismas ganas, eso se llama suerte y no pasa todos los días"

—Gracias Jean—me levanto de la silla y le doy un abrazo.

—Solo quiero lo mejor para ambos y lo mejor para tí es ella.

Pago los batidos y me decido ir a casa, ya no aguanto más esta angustia de hoy no pasa a que hablemos.

El camino se me hace más largo de lo común ya que ando sin el auto, mi padre me dió una buena charla hoy en la mañana antes de ir al ensayo y pues digamos que me lo prohibió por unos días. Si, es un chiste que aún con veintiún años me prohíban cosas pero así es la vida.

Me ha echo bien caminar, el aire fresco y ver a la gente de la calle me ha motivado. Hoy no hace tanto calor como días atrás y le agradezco a la naturaleza ya que me derretía si tuviera que ir caminando con esos calores.

El baile de beneficencia es la próxima semana  y tengo varias cosas pensadas, tendré que hablar con Cristal y mi hermano a ver qué opinan.

Sin apenas notarlo estaba ya frente a la casa, mis ojos se pasean por la gran mansión y suspiro. Ame ya no te me vas a escapar.

Unas vacaciones para enamorarlo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora