Capitulo "treinta y cuatro"

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Había sido incómodo el momento, nunca había visto a Andreu tan serio, pobre chico solo estaba intentando ser amable.

No respondo a su pregunta, solo quedo tonta frente la situación.

—Ven vamos te quiero enseñar algo.—agarra una de mis manos y en la otra agarro aún el libro, me jala tras de él.

Lo sigo por varios pasillos hasta que se detiene.

—Este es uno de mis favoritos.—dice agarrando un libro de esta estantería, cuya categoría es Romance.

—¿Cómo sabías exactamente dónde estaba? —pregunto curiosa mirando todos los libros a mi alrededor.

—Preguntando se llega a Roma. —dice sonriendo, doraba verlo así, últimamente está apagado, no brilla como antes. —Le pregunté a la encargada y el libro de tu madre está una edición más atrás.

—¿De qué trata? —pregunta agarrando el libro que él tenía en las manos. —Agarra este.—hacemos un cambio de libros y ahora sí puedo ojear con libertad el suyo.

—Romance.—garraspea y continúa. —Una chica y un chico, serían la pareja perfecta pero sus caminos estaban muy lejos de ser entrelazados. Dos almas vibrando de igual modo, solo que su destino iba más aya de un simple romance; debían ser amigos o al menos así lo ve la chica, por otro lado el chico quería ser más que un simple amigo pero ante los ojos de ella solo existía esa posibilidad.

Quedó en silencio, no sé si sabe lo que siento por él. O solo está hablando de su experiencia con su amor no correspondido. De igual manera ya tenía que leerme el libro, me sentía identificada.

—¿Tiene un final feliz? —termino oliendo el libro.

Realmente era uno de los mejores aromas que podían existir.

—Si, él chico decidió que su amistad valía demasiado como para romperla intentando dar a conocer sus verdaderos sentimientos. Más adelante conoció a otra chica y se enamoró, ella en cambio siguió viendo a su gran amigo como eso, un amigo increíble que siempre estaba para ella. Y todos de algún modo tuvieron su final feliz aunque no fue el que la mayoría de los lectores deseábamos. —suspiro, este libro será muy personal para mí.

—Es una muy bonita historia.—digo tratando de ocultar los destellos de tristeza que desprendieron sus palabras en mi.

—Perfecto porque te quiero regalar este libro. —mis ojitos brillaban de la ilusión. —Eres joven enana, aún te faltan historias de romance por vivir y se que algunas de algún modo no terminarán bien, asi que quiero que recuerdes cada palabra de este libro.—me deja un beso en la frente. — Cuando algo no se da como esperabas, agradece, siempre llega algo mejor a tu vida

—Gracias. —doy una pequeña sonrisa y agarró el libro apretándolo contra mi pecho.

—¿Nos vamos?

—Vale, voy a dejar este libro donde estaba y tú busca el de mi mamá. —el asintió y me encaminé a dejar el libro de fantasía dónde lo había cogido.

Veo de camino al chico en una de las mesas, nuestras miradas se cruzan y luego baja la cabeza.

El pobre ya Andreu lo traumó.

Sigo mi camino y dejo el libro justamente dónde estaba. Luego me encontré con Andreu y fuimos a pagar por ambos libros.

De regreso fue con la vista puesta en la nueva historia, no podía parar de leer. Realmente es un buen libro.

—Veo que te ha gustado mucho. —comenta el castaño viendo lo adentrada que estoy en la historia.

—Me encanta.—murmullo sin apartar la vista del libro.

Este solo sonríe y guarda silencio, entre lectores nos entendemos lo pesado que es que nos estén hablando mientras leemos.

Cuando estabamos llegando a casa recordé que debía pasar por la florería, tal vez tenía un poco de suerte y podrían darme información sobre el chico misterioso o al menos alguna pista que seguir.

También recordé el mensaje, sobre la sorpresa. Lo había olvidado con el tema del nuevo libro, deseaba tanto conocerlo. Quizás esté chico misterioso sea mi "siempre viene algo mejor"

—¿Puedes llevarme a esta dirección?—Andreu solo asiente y dobla en una de las calles.

Para mí suerte la florería no estaba tan lejos de casa. ¿Cómo no la había visto antes? Quizás y la crearon hace poco. Me bajo del auto y camino en dirección al local. Busco con la vista a alguien a quien me pueda referir y veo a una joven sentada detrás de unos grandes ramos de flores.

—Buenas noches.—capto su atención y está bota el cigarro que traía en la mano.

—Buenas ¿en que puedo ayudarla?

Le comento mi inquietud y averiguo sobre el encargo de las flores.

—Lo siento señorita aquí somos muy discretos con la confidencialidad de nuestros clientes.

—Si lo sé, pero tal vez podría ayudarme con algo. Un número de teléfono, una pista sobre su imagen. Algo que me sea de ayuda. —la chiquita niega así que continúo insistiendo. —No quiero la información para nada negativo, tal vez y ayuda a crear una historia de amor. Solo quiero conocerlo y quién sabe... Darnos una oportunidad.

La mucha lo piensa por unos segundos y luego habla.

—Lo único que puedo decirte es que es un muchacho joven, se ve alguien sano. Dejó su número de teléfono ya que por ahí hizo el primer pedido.

La muchacha saca su teléfono y me enseña el número de teléfono. Rápidamente lo comparo con el número desconocido que tenía y sí, efectivamente era el mismo número.

No estoy avanzando mucho.

—Gracias joven. —al menos lo intenté.

—De nada, espero a ver sido de ayuda.

Salgo del lugar y me adentro en el auto.

—¿Todo bien? —asiento.

—Solo algo no salió como esperaba, pero no estoy triste se que "vienen cosas mejores"

—Asi se habla. —me choca el puño y arranca el auto.

Aunque no lo pareciera estaba agotada, ha sido un largo día. Hombre y estoy trasnochada, eso influye mucho. Al llegar a casa, agarré mi nuevo libro y subí directo a mi habitación. Necesitaba un baño de agua caliente para tratar de tener nuevas ideas sobre cómo encontrar a mi chico misterioso.

O tal vez no hacía falta. El siempre me encontraba a mi.

Miro fijamente arriba de la cama, unas rosas rojas y una caja de bombones. Y esta vez si había nota.

Espero que te guste mi sorpresa y tus ojitos tristes puedan brillar algún día con esta misma intensidad. Mira por la ventana ...

Camino hacia la ventana aún con la nota en la mano. No pasó mucho tiempo en que el cielo se comenzó a llenar de fuegos artificiales, era realmente hermoso.

Las luces brillaban y brillaban.

Mis ojos se quedaron fijos en el cielo, ni siquiera tuve la intención de apartarlos en busca de el chico misterioso. Solo estaba ahí, existiendo. Mirando encantada la belleza de las luces que resplandecían en el cielo.




Unas vacaciones para enamorarlo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora