Abro los ojos y lo primero que hago es mirar a mí costado.
¡No fue un sueño! Trato de calmarme y respiro profundo.
Vuelvo a mirar para cerciorarme de que es real. Muerdo mi la labio inferior para no hacer ruido, levanto suavemente la colcha y estoy en ropa interior y él, el está totalmente desnudo puedo ver su hermoso trasero desde aquí.
Me levanto despacio y camino de puntillas hasta su lado de la cama y agarro su celular siete y veintiuno de la mañana. Tenemos ensayo.
Hay dios mi madre me va a matar por no llegar a casa anoche, bueno tal vez cuando sepa que estuvimos los tres juntos no se moleste tanto o nos corten la cabeza a todos por pecadores.
Miro al cielo en señal de oración y luego ahí estaba su risa escandalosa.
—¡Qué haces!—exclama después de reír.
No respondo solo agarro el vestido blanco que estaba tirado en el suelo y salgo corriendo al baño.
—Ok Ame, concentrate
—hablo con mi yo del espejo.
Pienso en todo lo que pasó anoche y me quedo atontada aún mirando mi rostro con ojeras.
—¿Te demoras mucho?—oigo su voz del otro lado de la puerta.
—No—respondí mientras me colocaba el vestido.
Quiero llegar a casa lo antes posible necesito una ducha. Salgo del baño después de lavarme la cara y pasar un poco de pasta por mis dientes con los dedos.
—Te espero afuera no te demores mucho tengo ensayo—digo casi en una orden y salgo del lugar sin dejarlo responder.
Abro todas las puertas del gran pasillo en busca de Dan pero es en vano. Así que decido ir hacia la planta baja y ahí estaban. La casa está echa un desastre y estos tres parece que tuvieron una larga noche, la parte de arriba del biquini de la pelinegra está en el suelo y estos tres tirados sobre el sofá cama que había en una esquina.
—¡Dan!—le jalo una mano.
—Dios por qué tanto alboroto—esta es Cheila quien me mira con odio.
La entiendo yo también odio que me despierten, además de que tuvieron que a ver dormido muy mal los tres juntos en algo tan pequeño.
—Dan—digo esta vez más bajo y jalándo su cabello hasta cerciorarme que abriera los ojos—Venga levántate que nos vamos.
Este resopla y luego hace lo que le pedí.
—¿Qué hora es?—dice colocándose el pulóver.
—No se, pero tenemos ensayo.
—Yo también tengo que irme—la castaña abre los ojos al escucharme ¿estaba despierta o no?
—Acaben de irse y cierren la puerta—la trigueña gruñe y se pone boca abajo.
Andreu no tardó mucho así que nos fuimos pronto. Tuvimos que dejar a Cristal en su casa eso hizo que el camino fuera más largo. Andreu me estuvo echando miradas todo el camino, las cuales estuve esquivando. Al llegar agradecí que mi madre no estuviera despierta aún así que entré a la ducha.
Mientras el agua cae sobre mi, me viene a mi mente el momento de anoche, el abrazándome mientras el agua fría congelaba mis huesos.
—¡Maldito alcohol!—gruño pegando mi cabeza a la pared.
Como pude ser tan estúpida diosss. ¿Ahora qué?
No tengo la más mínima idea de cómo actuar, de que decirle.Creo que lo mejor será evitarlo. Aunque no podré hacerlo por mucho tiempo. Y pensar que he estado todo este tiempo deseando gustarle, intentando enamorarlo, queriendo que el sintiera lo mismo por mi y justo cuando descubro que todo eso está pasando el miedo me consume. Me enfoqué tanto en mi plan, en querer gustarle que nunca me detuve a pensar en que pasaría si lo lograba.
La cabeza se me quiere explotar. Coloco ambos brazos en mis oídos y hago un poco de presión mientras dejo salir un pequeño gruñido, sacando algo del peso que tengo adentro. No mucho tiempo después de torturarme con tantos pensamientos me miro en el espejo y coloco una sonrisa para no dar a entender cómo realmente me siento.
Camino con mis pies descalzos y envuelta en la toalla hasta mi cama, agarro el celular que había dejado en la mesita de noche y veo unas trece llamadas perdidas de mi mamá y cinco mensajes. Al parecer está muy cabreada.
Dejo salir un suspiro y me dispongo a vestirme. Abro las puertas del clóset y me quedo varios segundos observando que podría ponerme. Hago de tin Marín de dos pingüe y agarro un tope negro, para compaginar unos shorts de mezclilla y mis nike.
—Perfecta—me digo en voz alta observando mi reflejo.
Mi pelo lo recojo simplemente en una coleta y me decido a salir. Rezo antes de salir de mi habitación para no toparme con mi madre. Saco mi cabeza solamente y miro para ambos lados del pasillo.
Bien, no hay nadie.
Salgo de puntillas y bajo por las escaleras con la esperanza de que aún no esté despierta. Vuelvo a repetir el mismo procedimiento y saco mi cabeza para ver si hay alguien en la cocina.
Dejo salir un suspiro de alivio al notar que se encuentra vacía. Ya decidida a que iba a salir sin ser vista camino muy oronda por el resto de la casa hasta la puerta principal.
—¡A dónde crees que vas!—un chillido a mí costado hace que se me erice la piel.
—Mamá—obviamente estoy sorprendida de todos los lugares de la casa no esperaba que estuviera en el jardín.
—Tenemos que hablar—con su tono de voz más amenazante que nunca me indica que entré a la casa.
—Mamá tengo ensayo—trato de posponer un poco más el regaño. —¿Podríamos hablar más tarde?
—Esta bien, pero del ensayo vienes directo a casa—asiento.
Comienzo a caminar en dirección opuesta a la gran casa dándole la espalda a mí furiosa madre, se que está muy enfadada por lo general es muy compasiva pero cuando se trata de mi suele ser una verdadera fiera. Me asusta mucho el como valla a tomarse lo de Andreu es una de las cosas que más me atormentan.
No quiere que su ángel sufra, no quiere que yo cometa los mismos errores que ella.
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Unas vacaciones para enamorarlo ©
Genç KurguAmelia, hija de Anelim, Andreu y Dan hijos de Alexa y Dorian. Ambas familias son muy amigas y desde que sus hijos son pequeños van de vacaciones a una casa en la playa. Años tras años estos chicos pasan sus vacaciones juntos de pequeños Andreu y Am...