Capitulo "Treinta y tres"

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¿Saben dónde estoy? No tienen ni idea.

Pues un lugar maravilloso.

Acompañada de quién menos imaginaba.

Pero antes debo contarles como llegué aquí...

(…)

Los ojitos de mi madre se iluminaban mientras le contaba mi corta pero misteriosa historia de amor.

¿Quién era el chico? Ese era el gran misterio.

Tomar ese café con mi mamá hizo que habláramos de muchas cosas, sobre todo temas de amor. Me gustaba por sus maravillosas historias. Soñaba con algún día ser la protagonista de uno de los libros que tanto leí, que lastima que en la vida real nada sea tan bonito.

El regreso a casa fue magnífico de camino nos encontramos con Dan quien nos saludó con esa gran sonrisa que lo caracteriza. Tomamos unos helados y al fin sentí mi culo hundirse en el gran sofá. Aunque no lo parezca el viaje cansa simplemente por el calor tan agotador que hay.

—Me puedes dar agua, por favor.—veo a mi madre ponerse de pie directo a la cocina.

¿Qué haría sin ella?

—Vaya llegaron exhaustas.—crespitos se deja caer justo a mi lado. —¿Cómo te sientes? —murmulla—Ya sabes por lo de anoche.

—Estoy bien y tú.—trato de hablar lo más bajito posible.—Me comento mi madre que te han pillado llegando a las seis de la mañana.

—Bueno se me fueron los frenos—dice levantando los hombros. —Suerte que no nos pillaron a todos, ahí si no sobrevivimos a estás vacaciones.

—¿Qué tanto susurran?—mi madre hace presencia justo con una bandeja con los vasos.

—Nada importante.—agarro uno de los vasos.—¡Hay que sed tan grandee! —exclamo para cambiar el tema, pero se nota algo obvio.

—No me engañan jovencitos, nada bueno estaban hablando. —alza una ceja.

—Estaba comentándole a Ame que quería que me acompañará a la biblioteca del centro. —Andreu se inventa una buena idea.

¿Ah sí?

—A si, exacto. Eso hablábamos.—lo miro y el sonríe.

—Pues no me parece una mala idea.—menciona la mujer que m dió la vida. —Asi de paso les dejo el nombre del libro que me estoy leyendo y ven si ahí tienen la segunda  parte de la saga.

—No hay problema con eso.—el chico a mi lado, parece emocionado. —No perdamos más tiempo Ame, a ver si regresamos para la comida. —asiento mientras esté se pone de pies.—Si mis padres preguntas les dices que fuimos a un mandado tuyo.—pone carita de perrito regañado.

—Si, vayan tranquilos y pórtense bien.—mamá deja un beso en la frente de cada uno.—Yo me ocupo de tus padres.

No sé sabía quién estaba más feliz, si Andreu por salir de la casa o yo por qué saliéramos juntos.

Ame, céntrate.

Solo e un viaje de amigos, mejor busco la forma de encontrar a mi chico misterioso.

Nos subimos en el auto y sentí un gran cosquilleo en el estómago. También estaba emocionada porque iba a estar rodeada de muchos libros, hermosos libros. No veía la hora de llegar.

El viaje al centro demoraba aproximadamente una hora y media. Así que tuvimos mucho tiempo para conversar o eso planeaba yo.

—¿Ponemos música? —este asiente.

—De Bad Bunny.—dice sin quitar la vista del volante.

Mis ojitos brillaron, si, lo sentí. Amo a Bad Bunny.

Pongo la de Un verano sin ti. De hecho todas las de este disco te llegan al corazón. Nada mejor para el mal de amores que generó canciones triste y al lado a tu crush al que no le importas de forma romántica.

Perfecto Ame, tu misma te pones la soga en el cuello.

Hubo un silencio extra largo, solo eran nuestras caras largas y el conejo de fondo.

Mi teléfono vibra y es un mensaje.

Número desconocido nuevamente:

Ya quiero ver tus ojitos tristes lleno de felicidad cuando veas la sorpresa que tengo para ti.       
                Hasta la noche.

Que significaba ese "hasta la noche" 

Diosss, estaba llena de nervios, de ilusión, quizás y solo era mucha curiosidad pero este chico me gustaba, me gustaba el misterio, los mensajes y las malditas rosas rojas.

—¿Esta todo bien?—asiento.—Recibiste un mensaje y te pusiste toda rara.

—No es nada importante.—giro mi rostro para mirar hacia afuera, ya nos estábamos adentrando en la ciudad. —Cuando regresemos podemos ir a un lugar antes...

—Por mi a donde quieras, mientras más tarde llegué a casa más rápido acabará este día.

Sentí algo de oscuridad en esa respuesta, la estaba pasando muy mal y por temas de celos me he olvidado de ser una buena amiga.

—¿Quieres hablar de tu chica? —baja la vista.

—No es mi chica. —suspira.—Ha tomado su decisión enana. ¿Quién soy yo para forzarla a elegirme a mi?

—Creeme que te entiendo. —esas palabras salieron sin mucho tacto.

—¿Haz pasado por lo mismo que yo?

—No, solo que he leído mucho de decepciones amorosas. —miento, no vale la pena tocar el tema.

Mis ojos se iluminan al ver el gran local. Llegamos.

Subo emocionada las escaleras y ahí estaba.
Enormes estanterías llenas de libros, quedé boba, nunca antes había estado en esta librería. Y por miles de veces que hubiera estado, siempre este lugar te sorprendería.

Y si este era el lugar que les comentaba al principio, y justamente acompañada de Andreu Masker.

Giro a la izquierda a tras de crespitos.

—¿A dónde vamos?

—Yo a preguntar por el libro de tu mamá.—dice levantando los hombros.—Si quieres puedes ir dando un vistazo por ahí.

Doy media vuelta y me dirijo a la primera estantería que se me tropezó.

Fantasía...

Perfecto, uno de mis géneros favoritos.

Estiro la mano y agarró uno que en particular me llamó la atención...

—Ese es un gran libro. —levanto la vista y veo a un chico acercándose.

Miro hacía todos lados, y si, me está hablando a mi.

—Esto... gracias. —no sabía que responder.

—Te estuve observando desde que llegaste. ¿Primera vez aquí? —asiento y agarró bien fuerte el libro, estaba nerviosa. —Lo supe por tu mirada.

No digo nada y trato de disimular mirando los demás libros. Estaba nerviosa, no estoy acostumbrada a hablar con chicos que no conozco.

—Si quieres te puedo dar un  tour por el local, lo conozco perfectamente y podría...

—Yo se lo doy. —crespitos se asoma y coloca su brazo sobre el mío. —¿Te está molestando?

Niego.

—Solo la estaba... —el pobre chiquito no puede ni explicarse.

—Creo que es mejor que te vayas. —el muchacho asiente y Andreu se coloca frente de mi. —No deberías estar hablando con desconocidos.

Unas vacaciones para enamorarlo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora