Capítulo "veintitrés"

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Al entrar no dudo en ir directo a su habitación pero unas voces sobresalen de la habitación. Me quedo frente a la puerta y escucho cada palabra que mencionan. Tragó saliva y permanezco sereno ante las palabras de Anelim, estoy completamente conciente de la maravillosa persona que es Ame y nunca la lastimaría concientemente.

Quería decirles lo que pensaba al respecto, asegurarles que para mí ella nunca fue mi será un juego. Pero no quería arruinarles el momento, y tendría que explicar por qué  parezco una vieja chismosa oyendo tras las paredes.

—¿No te han dicho que espiar a las personas está mal?— me doy la vuelta y veo a mi hermano observándome apoyado en su puerta.

—¿Lo mismo te pregunto? —alzo una ceja y comienzo a avanzar hacia mi habitación, tenía muchas cosas que pensar y ordenar mis ideas.

—¿Sabes que puedes contarme lo que sea no?—comenta Dan mientras sigue mis pasos.

—Lo sé, pero quiero estar solo. —niega.

—Necesitas una mente brillante que te ayude y para tu suerte me tienes a mi. —sonrío.

—No me entenderías. —niego mientras prendo un cigarro y me apoyo del ventanal.

—A ella no le gustaría que estuvieras fumando.—arrebata mi cigarrillo dejándolo caer por la ventana. —Y si, te entiendo más de lo que piensas.

Mantengo mi vista en el mar mientras mi insistente hermano no para de hablar, lo cual dejé de prestarle atención y me hundí en mis pensamientos.

—Andreu ¿me estás escuchando?—niego.

—Ni una palabra. —resopla y se sienta en la cama.

—Te estoy diciendo que tengo una idea que tal vez pueda funcionar. —volteo mi cabeza hacia él y pongo toda mi atención.

—Realmente la amo hermano.—asiente.

—Lo se, no te ayudaría de pensar que lo que sientes no es real. Es Ame, merece lo mejor.—me sonríe.— Y tu hermano mío le haces bien.

—¿Entonces cuál es el plan?—pregunto mientras me siento en la cama.

—No será nada fácil pero supongo que no te asusta enfrentar a todos.—asiento.

—Ella merece que luche por los dos, se ha rendido, pero yo no lo haré. Dejaría el mundo entero arder solo por verla sonreír.

—Pues haremos que todo arda.

Dan me comentó su idea y sinceramente me pareció muy buena. Todo estará a mi favor solo me queda hacer una que otra cosa para que todo funcione y sobre todo hablar con las personas indicadas.

—¿Vamos a por un batido? —niego.

—Necesito hablar con ella.—dan agarra mi brazo.

—Deberías darle su espacio, según me has contado está en modo negación. —respiro profundo y me lo pienso por un segundo.—No resolverías nada justo ahora.

—Tienes razón, iremos a por el batido y luego hablaremos con Cristal para arreglar todo.

—Bien, vamos.

(…)

—Mis chicos favoritos—comenta  Jean al vernos.

—¿Cómo haz estado Jean?—este me sonríe mientras me afirma que está muy bien.

Pedimos los mismos batidos de siempre.

—¿Por qué me ayudas?—pregunto a mi hermano.—Todo este tiempo a atrás, me dió la impresión de que ella te interesaba.

—Lo hizo, llegué a sentir demasiado por ella. ¿Quién no lo haría? Estamos hablando de Ame. —este sonríe y comprendo su punto. —Pero me di cuenta que sus ojos miraban a alguien más.

—Entonces si sientes algo por ella.—digo en tono algo frío, me pone celoso.

—Hermano, ella nació para ti y yo supongo que solo me atreví a mirar a alguien que jamás me miraría a mi. —lo miro extrañado, no entiendo por qué me ayuda.—No me malinterpretes me alegro que se amen y me  dolería mucho que aún haciéndolo no puedan estar juntos porque los amo a los dos y prefiero su felicidad por encima de cualquier cosa.

—Es algo digno de admirar, supongo que Cristina tiene algo que ver con qué esa decisión la tomarás más fácil.—este sonríe.

—Digamos que es algo de tres.—lo miro de reojo al ver que Jean trae los batidos. Agradecemos y se aleja rápidamente ya que hay mucho personal.

—Pues no dejas de sorprenderme, supongo que aquella noche entre Cristina tu y Cheila fue más que una sola noche. —este asiente y da un sorbo de su vaso.

—Ya que te vas a retirar sigo tus pasos de PlayBoy. —sonrío y saco el móvil para tomar una foto de este momento.

Es bueno que tuviéramos está conversación. Pasar momento de hermanos y  aclarar algunas dudas. Solo es cuestión de horas para que llegue el momento de enfrentar a todos, de enfrentarme a ella.

Sé que tiene miedo pero no tendrá que tener más, aquí estoy yo. No dejaré que esto solo quedé en algo pasajero, un amor de vacaciones.

Dios santo es Ame ¿cómo podría simplemente dejarla ir? Bastante duro fue el proceso de alejarme, de intentar no sentir; ya no hay vuelta a tras la quiero conmigo.

—Es hora de irnos.—menciono al salir de mis pensamientos.

—De hecho me surgió algo. ¿Crees que puedas ocuparte solo? —asiento.

—Yo me ocupo, tranquilo.—abrazo a mi hermano antes de salir en direcciones contrarias. —Gracias por estar.

—Somos hermanos Andreu siempre voy a estar. —asiento y comienzo a avanzar.

Espero todo salga bien. No soportaría perderla.

Unas vacaciones para enamorarlo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora