Capítulo "Quince"

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Fue bonito pasar la tarde junto a ella, realmente me logra sacar de mi sequedad. Con ella soy diferente, quizás es por la confianza que le tengo que me dejo ver como realmente soy. Me olvido del chico rudo, con cara de malo que me he inventado para los demás. Tal vez me pasé un poco de la raya con lo del tatuaje pero es inevitable no querer tener contacto físico.

Me persigue la curiosidad de saber que deseo pidió. Ojalá y el mío se cumpla.

Cierro los ojos y mi mente vuelve a ese momento en el que le pedí al atardecer con todas mis fuerzas que ella sea mía.

¡Mierda! Tengo que ir al ensayo con aquella chica.

Ya me estoy arrepintiendo de ser buena persona, hoy es mi día de descanso. ¿Y qué haré? Bailar con alguien que conocí ayer. La verdad no soy de ser tan gentil pero la chica realmente me dio lástima. Se lo que es sentirte traicionado y engañado.

Terminó por arreglarme lo antes posible y bajo a desayunar. Al bajar las escaleras puedo identificar la voz de mi hermano.

—Realmente me gustaría que saliéramos hoy a cenar. —escucho sin dejarme ver aún.

—No lo sé, estaba pensando en descansar ya que hoy tenemos un día bien complicado. —esa es Ame.

Interrumpo su conversación dejando notar mi parecencia en la cocina.

—¿Interrumpo algo? —niegan.

No puede ser que mi hermano este intentando seducirla. No puedo ni creer que esté enamorado de ella.

—¿Te vienes con nosotros?—Ame se dirige a mí con una gran sonrisa. Parece que alguien durmió bien.

—Si, justo tengo que ir a ensayar también. —veo como ambos se me quedan mirando. —¿Algún problema?

—Así que si es tu próxima víctima.—dejo caer la taza de jugo que tenía en mi mano sobre la meseta.

—Te dije que no sigas con eso. —lo miro enojado y agarro la chaqueta que tenía en el espaldar de la banqueta. —¿Nos vamos?

Ambos asienten y nos ponemos en acción.

La chica me reconoció apenas llegué y se me acercó.

—Gracias por venir, temía que te hubieras olvidado.—niego.—Por cierto mi nombre es Cristal y el tuyo es...

—Andreu. —me presento.—¿Te sientes mejor?—asiente pero sus ojos inchados me dan a entender que estuvo toda la noche llorando.

—Mejor vamos entrando para ir explicándote los pasos así cuando comience el ensayo ya tienes una noción.

—Si es una buena idea, así no estaré tan perdido.

En lo que entramos al salón busco a Ame con la mirada pero ella ya tenía sus ojos puestos en mi. Hacemos un pequeño contacto visual que ella rompe enseguida. Ya no tiene la sonrisa de antes, está toda rara. Que chica más complicada.

Cristal a pesar de tener el alma rota es muy divertida y tiene unas vibras muy bonitas. Fluimos muy bien a la hora de bailar, además de que es una gran maestra. Me quedo mirándola con determinación y para ser sincero no es fea.

¿Y si el destino me la envió para poder olvidar esto que estoy sintiendo por Ame?

Ahora que lo pienso no es muy mala idea, no quería estar buscando a alguien, pero si ese alguien fue quien vino a mi. ¿Quién soy yo para cuestionar la voluntad del señor?

—Eres una muy buena maestra.—digo mientras damos un giro perfecto. —¿Quién diría que me aprendería la coreografía tan rápido?

—Es que tengo un buen alumno.—comenta y puedo notar como una pequeña sonrisa se dibuja.

—¿Me das tu número y así no perdemos el contacto?—le guiño el ojo a lo que rápidamente sus cachetes se sonrojaron.

—Si. ¿Por qué no?

Intercambiamos números en lo que el salón se llena de personas.

—Buenos días chicos, ¿Están listos para comenzar?—todos asentimos y la música empezó a sonar cuando todos estábamos en los lugares correspondientes.

Mis ojos no salían sobre la enana y mi hermano. Quería ser yo su pareja, quería ser yo quien estuviera en su lugar, poder tenerla solo a centímetros de distancia y pasar más tiempo juntos.

—¿Ella es tu novia?—me sorprendo ante la pregunta y niego.

—Solo somos muy buenos amigos ¿Por qué la pregunta?—suspiro.—Ademas si lo fuera no te estaría pidiendo tu número y estaría bailando con ella y no con vos.

—Es solo que la forma en que la miras da mucho que pensar. —baja la mirada.—Disculpa, no es de mi incumbencia.

—No importa, es solo una pregunta. —se muerde el labio como queriendo callar sus pensamientos. —¿Quieres preguntar algo más?

—Nos conocimos apenas ayer, no entiendo por qué eres tan buena onda conmigo. —suelta colocando sus ojos marrones en mi.

—Es solo que hace poco también pasé por algo similar a ti y se lo mal que se siente.

—Entiendo.

Estábamos tan inmersos en la conversación que no nos dimos cuenta que la canción se había acabado.

—¡Ey tórtolos ya puede dejar de moverse!—si no es por Dan ni cuenta nos dábamos.

—Al parecer se la pasan muy bien juntos. —comenta Ame entre dientes.

—Pues si, Cris es muy agradable.

—¿Cris?—pregunta.—Valla hasta en diminutivo, ¿ya son muy amigos no?

—No te pongas celosa sabes que siempre vas a ser mi favorita.—le paso mi mano sobre su cabello haciendo de este un desmadre.

—¡No estoy celosa!—me retuerce los ojos.

—¡Chicos por favor acérquense!—nos indica la coreógrafa.

—Celosita.—susurro en su oído antes de caminar en dirección a la multitud.

—¡Que no estoy celosa! —siento que me dan una patada en mi trasero.

Solo río al verla, con su medio metro y con cara de asesina serial.  Se ve tan linda enojada.

¡Ay no! Cómo voy a dejar de sentir por ella si me gusta hasta cuando se enoja.

No se en que momento llegue a confundirme tanto. Siempre la he querido pero no sé en qué momento comencé a verla de otra forma. ¿Tal vez fue en las vacaciones anteriores cuando por accidente me cayó encima y fue un momento bastante raro? o ¿después de ese beso en la piscina? O la traición de Karen me hizo darme cuenta que ella siempre ha estado ahí. ¿Será por lo bien que me siento cuando estoy con ella?

No se cuando fue que me di cuenta de que estoy interesado en ella. Quizás siempre lo he sabido pero no quería aceptar que me enamoré de mi hermanita.  Así era como lo veía antes, la cuidaba como nadie, siempre estuve ahí cuando se sentía mal y viceversa a pesar de la distancia nunca perdimos el contacto.

Tal vez confundí el querer de hermano con lo que realmente sentía. El miedo a el qué diría nuestros padres me aterrorizaba, no es que la diferencia de año sea mucha, solo cuatro pero siempre me vieron como el hermano que ella nunca tuvo, sería raro que saliera con estas pendejadas.

Unas vacaciones para enamorarlo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora