Lin Yu no pensó que era sólo un suplente.
Cocinó una comida con sus propias manos, y con una llamada de Bai Yueguang, Fu Shiwen se levantó y se fue.
Fu Shiwen dijo: "An Cheng no está bien, voy a verlo, así que pórtate bien y no hagas un escándalo"...
Justo cuando terminó de hablar en voz alta, Fu Shiwen se arrepintió un poco.
El conejito de la cama temblaba, sus blancos dedos agarraban con fuerza la fina manta, bajo el suave pelo, una cara pálida y sin sangre, las comisuras de los ojos húmedas y rojas, los labios fruncidos lastimosamente, con dos cortes en ellos, que había mordido ayer.
Fu Shiwen respiró profundamente, ayudó al pequeño conejo a sentarse y ordenó —Siéntate.
Era posible que el movimiento hubiera tirado de la herida, y Lin Yu se agarró a la manta con dolor, con los labios blancos de tanto morder, pero no gritó de dolor como lo había hecho por la mañana.
Fu Shiwen frunció el ceño y acercó un suave cojín y lo puso bajo las nalgas de Lin Yu.
—¿Te sientes mejor?
El conejito levantó cautelosamente la cabeza para mirarle y asintió.
Con el rostro frío, Fu Shiwen cogió las gachas de la mesa, que estaban a la temperatura justa, y dijo con voz grave —Ven, abre la boca.
Lin Yu abrió obedientemente la boca.
Las gachas eran de arroz blanco, hervidas de forma delicada y suave, Lin Yu llevaba unos días sin comer, nada más tomar un sorbo se le revolvió el estómago y tuvo ganas de vomitar, resistió las ganas de vomitar y tragó desesperadamente.
—Come despacio, no hay prisa, no te atragantes.
Fu Shiwen acarició suavemente la espalda de Lin Yu.
No había nada añadido a la papilla de arroz blanco, no había sabor, no había gusto y seguía comiendo con tanta prisa, debía tener hambre.
Tienes mucha hambre, pero sigues diciendo que no tienes hambre.
¿Hay que decir lo que uno cree que es verdad?
Fu Shiwen dijo —El médico dijo que no has comido durante unos días, estás muy débil, ahora sólo puedes comer gachas de arroz blanco, espera unos días, cuando te pongas bien, te llevaré a comer comida deliciosa.
—¿Qué tal si vamos a casa de Lin Tao? ¿No lamentas no haber comido fideos? Le pediré que te haga otro.
Fu Shiwen recordó la última vez que sacó a Lin Yu, especialmente cuando estaba en el cine, los ojos del pequeño conejo brillaban con fuerza y parecía emocionado.
—Yo tampoco pude ver la película la última vez, ¿por qué no vamos a verla dentro de unos días cuando esté libre? Sucede que recientemente hay una película que he oído que tiene buena fama.
Fu Shiwen se dio la vuelta para coger un poco de papel y se volvió para ver el rostro blanco del conejito mojado, con lágrimas de cristal que caían por las comisuras de los ojos.
—¿Por qué estás llorando otra vez?
Fu Shiwen frunció el ceño y utilizó un pañuelo de papel para limpiar las lágrimas de las comisuras de los ojos de Lin Yu.
Lin Yu colgó la cabeza con una pequeña voz nasal —Señor, sólo tengo... hambre.
—Si tienes hambre, come más y engorda.
A Fu Shiwen no le gustaban aquellos demasiado delgados.
—Mmm.
La punta de la nariz del pequeño conejo estaba roja, comiendo las gachas alimentadas por Fu Shiwen un bocado a la vez.
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—Tengo que ir a la oficina esta tarde, haré que alguien te traiga comida, recuerda comer. amonestó Fu Shiwen.
Lin Yu se tumbó en la cama y asintió con la cabeza obedientemente.
Fu Shiwen tocó la hermosa frente de Lin Yu, la fiebre también había bajado —En otro momento, ve a disculparte con An Cheng.
La expresión de Lin Yu se congeló de repente.
Los dedos de Fu Shiwen peinaron suavemente el pelo de Lin Yu —La próxima vez, no hagas esos pequeños trucos, compórtate, ¿de acuerdo?
El tono de su voz era suave hasta el límite, pero también cruel hasta el límite.
Lin Yu abrió la boca, quería explicarse.
Pero parecía innecesario explicarlo ahora.
—Bien...
Una sola palabra, bueno, utilizó casi toda la fuerza de Lin Yu.
Fu Shiwen sonrió y besó el lado de la cara de Lin Yu —Buen chico, me voy, te veré esta noche.
El sonido de la puerta al cerrarse sonó y el sonido de los pasos se desvaneció.
Lin Yu se levantó de la cama con dificultad.
Se tapó la boca y fue al baño, vomitando toda la papilla que acababa de comer.
