Capítulo 1

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Birmingham, Inglaterra 1912

— ¡Tía Bea, ya estoy lista!

— Ya voy Emma, dame algo de tiempo — " solo debo ajustar esto un poco más" dije entre dientes, envolví mi pecho una vez más hasta que este se viera totalmente plano.

— Rápido, la señora Collins odia que llegue tarde a mis clases de piano — replicó ella.

Saqué todo el aire de mis pulmones y apreté la banda una vez más, mi periodo hacía que mi pecho se agrandara y me daba mucha sensibilidad.

— Listo! ya podemos irnos.

— Al fin, tía Bea las damas nunca llegan tarde — la pequeña damita torció sus ojos y salió guiandome el camino.

Salimos a la atestada calle, tomé rápidamente la mano de Emma y emprendimos el camino hacia la casa de la señora Collins. Ella enviudó hace cinco años, su marido murió de una pulmonía, eso es lo que escuché sobre ella cuando me mude aquí hace dos años. Aún recuerdo los volantes que pegó en las tiendas, la señora Collins no cayó en desgracia como las otras damas de buena cuna, ella y sus hijas abrieron una academia donde enseñaban a las niñas el arte de la cocina, pintura, buenos modales y lo que eligió Emma, clases de piano, aunque ni siquiera tuviéramos uno. La vi muy entusiasmada con las clases y yo también lo estaba al saber que la enseñanza en casa que yo le estaba dando había funcionado, Emma pudo leer el volante ese día que paseabamos por la acera.

— Emma, recuerda siempre lo que te dije — me agaché a su altura, Emma tiene seis y a pesar de todo mi esfuerzo para que tenga una buena alimentación, seguia siendo la niña más bajita y escualida de su clase.

— Ya sé. Debo llamarte Tío Benjamín — se acercó y susurró cerca de mi cara  — no Bea.

— Muy bien Emma. Eres muy inteligente — acaricie su fino cabello rubio, deposité un beso en su frente y entramos por la puerta.

Muchas otras niñas estaban siendo despedidas por sus madres, padres y otras por sus nanas. La señora Collins me visualizó y no logré escaparme de ella.

— Señor Andrews, que placer verlo por aquí — dijo la mentirosa.

— Lo mismo digo Señora Collins -— me quité el sombrero y le hice un saludo, luego me ofreció su mano y yo la tomé para besarla. Ella se abanicó y soltó una risa apenada.

— Quiero decirle que su hija Emma es una niña espectacular, tiene el don en sus manos. Puliéndola un poco más en unos años podrá tocar piano en el teatro ¿no cree usted?

— Claro que sí, Emma es muy inteligente y talentosa.

— Si que lo es. Aunque es una lástima que no pueda seguir con sus clases — fingió preocupación.

— Le pagaré en cuanto reciba mi pago Señora Collins, Emma no dejará de asistir a sus clases de piano por mi culpa.

— Me alegra mucho escuchar eso. Estaba muy preocupada por tener que decirle que debía retirarse.

— le aseguro que eso no pasará.

— Que alivio señor Andrews — llevo su mano a su pecho y abanicó su redonda cara.

M U J E R C I T A 💋//TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora