Capítulo 15

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Pude sentir el aroma a café desde que baje el último escalón. James no estaba a mi lado cuando me desperté esta mañana, lo que me dió más tiempo de arreglarme.
Fui nerviosa hasta donde escuchaba voces, llegué al comedor dónde James estaba sentado, junto a él un hombre canoso y de ceño fruncido leía el periódico.

— ¡Beatriz despertaste! — dijo animada Miriam quién entró en ese momento con una bandeja en las manos.

James volteó a verme y el hombre que debe ser su padre bajó su periódico para observarme.

— Buenos días — dije para todos. James se puso de pie para llegar a mi lado y darme un beso en la mejilla, todo enfrente de su madre.

— Buenos días hermosa — mis mejillas se calentaron y Miriam lo notó.

— Que linda, sigues sonrojandote — dijo ella y mi cara se calentó más.

— Tengo hambre Miriam — dijo el padre de James que seguía en la mesa esperando.

— Ya voy querido, paciencia — retornó su paso y le sirvió el desayuno.

— Ven, te estábamos esperando — James me tomó de la cintura y me guió a una silla junto a él.

— Buenos días — saludé al hombre que ni siquiera me miró.

Sabía de antemano que su padre es de esta manera pero tenía la esperanza que James estuviera exagerando. Miriam apareció y colocó un plato delante de mí y otro delante de James. Luego tomo asiento al lado de su esposo y delante de su hijo.

— Tu hermano vendrá a cenar esta noche, le dije que vendrías de visita y no dudo en proponer una cena de bienvenida — dijo animada.

— ¿Será por ver a su hermano o tu hijo quiere dinero? — contraatacó el señor.

— Roberto, no digas esas cosas de Alexander — pidió ella apenada.

James seguía concentrado en su comida y de vez en cuando ponía más frutas y pan en mi plato. Comí en silencio como él y pensé que sería mejor hablar solo si me dirigían la palabra.

— ¿Que te gustaría cenar a ti Beatriz? — preguntó Miriam.

— No tengo una comida favorita realmente — y lo decía enserio, de pequeña no tuve muy buena alimentación que digamos y después me preocupé más por que Emma tuviera comida en la mesa.

— Me encargaré de que eso cambie — anunció ella animadamente — no soy una experta pero creo que soy buena cocinera, a mis hijos les gustaba mucho mi comida ¿Verdad? — preguntó a James quién mastico lentamente para responder.

— Por supuesto madre — dijo él y a ella le brillaron los ojos.
James colocó otro pan en mi plato, llamando la atención de Roberto, quién dejó el periódico a un lado y nos observó directamente. Aparté la mirada cuando sus ojos verdes chocaron con los míos.

— ¿Cuántos días pretenden quedarse en esta casa? — preguntó Roberto en un tono mordaz, sin dejar de ver el movimiento de las manos de James.

— Dos o tres días — respondió él sin mirarlo.

— Pregunto porque parece que pretendes acabar con todo el pan de esta casa.

Dejé de masticar por unos segundos, la comida bajo pesada sobre mi garganta al escuchar la indirecta que salía de su boca, dejé el pan que sostenía en mi mano a un lado y comencé a picar la fruta con el tenedor, esperando que no hiciera otro comentario sobre eso.

— Bea se acostó sin cenar anoche, debe desayunar bien para tener energías — respondió él con calma. Tomó la mano que tenía sobre la mesa y la pegó a su boca para besarla — además supongo que el dinero que te mando cada mes es suficiente para que tengas la cocina llena.

M U J E R C I T A 💋//TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora