Hoy no sufrí de los regaños de Emma para que me apurara, lo hice porque me urgía llegar a la oficina y poder meter en mi boca algo de comer, siempre habían donas para desayunar. Así que me ajuste la venda al rededor del pecho para hacerme ver plana, me puse mi traje color café y metí de nuevo trapos en mis zapatillas para que me quedarán ajustadas, luego use mi peluca castaña y pinté mis cejas y pestañas, ya estaba lista.
Emma llego con 10 minutos de anticipación, lo cual me ayudó para no encontrarme con la señora Collins.Cuando entre al edificio caminé directamente hacia la mesa de donas y café. Tomé dos y las aplasté para que alcanzaran en mi mandíbula. Una fuerte palmada me dificultó tragar, voltee convencido de que era Phillip, pero me encontré con los ojos cafés de Dassler ¿éste tipo durmió aquí?
— Haciendo eso no lograrás subir de peso, muchacho.
Garraspee antes de hablar y que mi voz se tornara ronca y contraataqué — No lo hago por eso, fíjese.
Me portaba a la defensiva cada vez que podía, aunque muchas veces mis comentarios crudos y verdaderos no eran del agrado de otros, me gane varios puñetazos desde que era Benjamin Andrews.— Con que no te gusta mantener la boca cerrada.
— si no quieren mi opinión entonces que no me hablen — Dassler miro mis ojos, cafés como los suyos, yo mantenía el mentón en alto sin bajar un ápice.
— ¿ Que edad tienes ?
— ¿Qué, eres policía?
Su ceño se frunció aún más, sentí un poco de remordimiento al saber que fui muy brusca. De este hombre dependía mi trabajo. Dassler se sirvió una taza de café y vi como se tensaba su mandíbula.
— Veintidós, tengo veintidós — el asintió con la cabeza y me dejo al fin sola con la mesa de donas y la jarra de café.
Después de tragarme 5 donas con azúcar, busqué mi escritorio, releí el borrador y comencé con las correcciones. La oficina comenzó a llenarse, salude algunos sin siquiera levantar la vista del papel, el momento de corregir era el que más se llevaba mi atención.
Llegó la hora del almuerzo y el estofado de carne de Margarita estaba para chuparse los dedos, uno de los beneficios de trabajar aquí. Espero que Emma también este almorzando, odio que pase hambre.— ¿que pasó contigo y Dassler? — despegue la vista de mi plato para atender al gordo Héctor.
— ¿pasar de qué?
— Pidió todas tus columnas, desde el dia que comenzaste a trabajar en la compañía.
— ¿y?
— Esta buscando algo para despedirte. Eres muy insolente.
— ¿por decir la verdad soy insolente? — los muchachos intercambiaban miradas preocupadas, mientras yo volví a mi plato — coman y dejen de preocuparse, además si quisiera despedirme ya lo hubiera hecho.
Terminamos el almuerzo, volví a mi escritorio con ansiedad alojada en la boca de mi estómago. Me sumergi en mi trabajo una vez más hasta que los toques en mi hombro me sacaron del trance. Miré a Phillip que me indicaba con los ojos que viera hacia adelante.
Dassler estaba recostado sobre el marco, de brazos cruzados, su mirada era airada y cargada de reproches. Llevaba un manojo de papales en una mano.— ¿Estas sordo Andrews? Te he dicho que te quiero en mi oficina ahora mismo — ordenó casi gritando.
Me levanté del asiento más rápido de lo que hubiera querido, odiaba demostrar que tan nervioso me ponían otras personas. Debía mantener la serenidad ante todo, como un caballero.
Llegué a su oficina, muy diferente a la de Herys que siempre había desorden. Me senté en la vieja silla. La puerta se cerró de golpe causandome un respingo que no pude controlar.
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M U J E R C I T A 💋//TERMINADA
RomansaBirmingham, Inglaterra 1912 La vida de Beatriz no ha sido nada fácil, ella tiene que ponerse un disfraz y fingir ser Benjamín, un odiado reportero, todo por su pasión por el periodismo y por querer tener un trabajo digno en un mundo donde todo es do...