Furtuber2020

Día 17: Dulce.

La música de ambiente acompañaba la tranquilidad de un bar. Esa noche particular la mayoría de los que allí estaban se reunieron en una mesa, quedándose de pie quienes no alcanzaron un asiento cerca. Todos escuchando atentos a una osa panda de ojos azules hablando sobre las buenas noticias que escuchó por ahí.

—La fama de esos dos se ha extendido muy rápido entre los pueblos. Un héroe con un fuego abrasador que se convierte en la luz de esperanza, y su acompañante, un hechicero que con su oscuridad devora los falsos luceros, con la extraña particularidad de que tiene dos colas —reveló a las orejas curiosas.

—¿Dos colas? —repitió un dálmata —. ¿Osea que se trata de un kitsune?

—Puede ser —dijo la panda.

—Creo que he escuchado algo similar, pero hablan más bien sobre un lobo de tres colas —añadió un guepardo.

—¿Lobo? Estoy convencido de que las historias hablan de un conejo —objetó un gato.

Y así se empezó varias murmuraciones para defender la versión que cada quién escuchó hasta que la panda retomó la palabra.

—Sea como sea, lo que podemos asegurar es que esos dos héroes nos podrán salvar de aquellos bandidos que nos han estado pisoteando durante tantos años.

—¡Patrañas!

Aquella voz, ajena a la alegría de los demás, irrumpió en el ambiente para atraer todas las miradas. El dueño de la declaración estaba sentado en una mesa algo apartada, bebiendo a grandes tragos una botella de cerveza. Apenas su figura podía vislumbrarse por estar alejado de la luz, pero podían intuir que se trataba de un panda rojo de unos cuarenta años.

Cuando terminó aquel trago, devolvió la botella a la mesa para decir:

—En caso de ser cierto, esos héroes no deberían perder el tiempo salvando a nadie de este lugar —sentenció, soltando un eructo —. Este pueblo siempre permaneció refugiado en la dulce esperanza de que alguien vendría a ayudarnos sin siquiera hacer el mínimo esfuerzo de liberarse por su cuenta. No merecemos la buena fe de nadie.

Solo se necesitó de un animal para sembrar la duda en los corazones del resto. De pronto el ambiente se había tornado algo amargo, aunque en el fondo, la panda que trajo las buenas nuevas agradeció aquel comentario.

Quizá, y solo quizá, era bueno que pusieran los pies sobre la tierra antes de hacerse tantas ilusiones.