Día 18: Amistad.

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Dos golpes en la puerta irrumpieron en el silencio de la alcoba. Tras recibir el permiso, el madero fue apartado para revelar la figura de un murciélago acompañado de un guardia. Este último hizo una reverencia a los dos animales que se encontraban cerca del balcón y procedió a retirarse.

Por otro lado, el murciélago se acercó un poco antes de igualmente realizar una reverencia al toro de piel negra y al ratón albino, quienes en su cabeza portaban una corona.

—Majestades, que alegría volver a reunirme con ustedes —saludó.

El toro sacó un reloj de su bolsillo para echar un rápido vistazo.

—No era necesario ser tan puntual, Lord Nightscream —señaló el toro.

El murciélago rió por lo bajo.

—Con Blood es suficiente. No hace falta que se dirijan a mí con tanta formalidad. Menos si son los dos reyes más influyentes en estas tierras —aclaró.

—Veo que no te quieres desprender de la falsa modestia —comentó el ratón prestando atención a la sonrisa del contrario.

Blood encogió de hombros.

—Si yo estuviera en sus lugares no permitiría que alguien se presente ante mí con tan banal título —confesó, acercándose.

—Exacto, pero no estás en nuestro lugar, así que te aguantas. Empiezas a dar lástima —escupió el roedor albino.

—Auch. Tan directo como siempre —puntualizó el aludido.

Luego dieron paso a un breve silencio. Los tres animales dejaron atrás la espaciosa habitación para dirigirse al balcón y de esa forma respirar aire fresco.

Blood colocó sus manos en el barandal. El toro cruzó de brazos, y el ratón colocó sus nudillos en su cintura.

Aún en silencio miraban a la lejanía, cada quien dándole un significado diferente a lo que les esperaba en el futuro.

—La fuerza de los Workbull, el legado de los Rathite y la mente del autoproclamado, y por ahora único, Nightscream —repasó el murciélago —. Estoy más que convencido que esta amistad conquistará este estúpido pedazo de piedra en medio del océano, y expandirá su imperio más allá.

El murciélago que había sometido ciudades y pueblos estaba preparado para iniciar con sus maquinaciones, pero todavía había cosas por hacer. Por esa razón podía permitirse unos momentos de relajación al lado de sus compañeros disfrutando del paisaje que le regalaba la naturaleza

Furtuber2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora