El sol resplandecía con fuerza a tempranas horas de la mañana. Tranquilidad. Así los dos animales de tercera edad en la orilla del río podían definir la sensación de escuchar el agua en movimiento. Para ambos era el escenario perfecto para sentarse a esperar que un pez incauto mordiera el cebo atravesado por el anzuelo de sus cañas.
—Por poco y nos quedamos sin un joven promesa —habló el mapache cansado del silencio.
De todos los temas para conversar, su acompañante no prefería hablar de eso que sucedió en el pantano para seguir alimentando lo que casi se convirtió en otra tragedia protagonizada por los ankoku, pero tampoco iba a ser alguien cascarrabias.
—Cierto, cierto. Aunque a mi parecer, todos los jóvenes son jóvenes promesas. Me importa un comino si eso es quitar valor al título, pero no podemos depositar nuestra confianza en uno solo —dictaminó el zorro.
Sonriente, el mapache acomodó su sombrero.
—Comprendo, pero ese muchacho es de los pocos que sabe la diferencia entre la valentía y la insensatez —señaló el mapache.
El zorro rió.
—De hecho, amigo mío, esos dos términos no están muy alejados el uno del otro. Para ser valiente hay que renunciar a la razón. Hay que ser insensato ante las murmuraciones de la situación adversa —afirmó —. Míranos. Tú y yo habíamos expresado nuestra disconformidad con el joven Layon en la caballería, y henos aquí, depositando nuestra seguridad en sus espaldas.
En eso la caña del mapache se movió.
—Vaya, parece que incluso los peces se emocionaron con tus palabras y desean seguir escuchando —supuso él.
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Furtuber2020
FantasyReto de subir un cuento por cada día de octubre. Debí haber subido esto hace un tiempo pero por vagancia no lo hice.