La caminata se extendía con peligrosidad. La esperanza de encontrarse con la salida del bosque o con otro animal cada vez era más ilusoria.
El mono próximo a la tercera edad que llevaba las provisiones se estaba cansando. Mientras que la ardilla adulta que lo acompañaba mantenía sus pisadas firmes convencida de que todo estaría bien.
Una opción a su alcance era usar el poco poder mágico que les quedaba para lanzar una señal de su ubicación, pero al no tener la suficiente garantía mejor reservaban eso para una situación de suma emergencia. Eso y que además había criaturas que irían por ellos tan pronto sintieran esa magia.
Hubo un punto en el que ambos se detuvieron para descansar sentados. Eran conscientes que no había tiempo que perder, pero sus cuerpos no lo sabían.
Y a pesar de la situación, el mono pudo dibujar una sonrisa en su rostro.
—Nunca pensé que terminaría así, perdido en un bosque —dijo, mirando los árboles de alrededor—. Al menos tenemos a nuestros compañeros que nos cubren del calor del día y tarde.
Al percibir los sentimientos de sus palabras, la ardilla decidió comentar con un rostro serio:
—Que lástima por ti. Yo voy a morir en el campo de batalla. Espero que en más allá podamos volver a encontrarnos —aseguró ella.
La expresión de los dos no cambió. Tampoco aquellas emociones. Por lo que el mono volvió a hablar:
—Me alegra que tengas esperanza. Compartir sentimientos en esta circunstancia sería contraproducente, además que me da un tema para reflexionar incluso en mis últimos momentos. ¿Quién de los dos está en lo correcto en la forma en la que abraza su destino? Un tema interesante antes de dormir —planteó el mono —. Pero con todo respeto, yo ya tengo mi respuesta. A pesar de que, como ya dije, me alegra que tengas esperanza, cuando el sol se oculte no habrá cabida para el optimismo.
El mono tenía un tono relajado. Su sonrisa no se desvaneció.
Como respuesta recibió un gruñido antes de escuchar lo que la ardilla tenía que aportar al tema:
—Si el bosque nos envía fieras, me convertiré en una peor para destruirlas. Si el camino se pone difícil, pasaré por encima. Si nos topamos con una montaña, cavaré un abismo y cruzaré por debajo. Si la noche nos devora, le abriré el estómago para buscar el resplandor del día —afirmó —. No llegué lejos para rendirme tan fácil. Mientras aún esté respirando voy a intentar salir de este ataúd verde
.
La expresión del mono se mantuvo firme.
—Motivador, pero siento que cada palabra es un ladrillo que construye una barrera que intenta cegarte de la realidad —contrapuso, calmado.
Después de mucho tiempo desde que ingresó en ese lugar, la ardilla sonrió.
—Cuando me recupere, voy a regresar por donde vine, porque ahora mismo mi amigo está perdido y tengo delante a un total extraño. A él, a mi amigo fuerte y valiente, es a quien pienso demostrar que mis palabras son verdaderas. Y si no consigo encontrar a ese amigo con el que ingresé al bosque, la humillación de la muerte será un castigo suave en comparación.
Al escuchar esas palabras, la sonrisa del mono cayó en pedazos.
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Furtuber2020
FantasyReto de subir un cuento por cada día de octubre. Debí haber subido esto hace un tiempo pero por vagancia no lo hice.