Día 5: Ruptura.

3 1 0
                                    

Una colosal llamarada se alzaba por los rincones de la ciudad. Gritos de agonía por doquier, quebrando la esperanza de los que intentaban escapar de aquel desastre, convirtiéndose en una agradable canción para un murciélago que caminaba con tranquilidad en medio de la tragedia.

Sus pasos se detuvieron para mirar al cielo nocturno. Allí se encontró con la luna, la cual lloraba estrellas al ser testigo de una masacre en la que no podía intervenir.

El murciélago inspiró hondo, sonriendo maliciosamente al percibir el aroma a ceniza y vidas que imploraban piedad ante sus perseguidores.

—Jamás pensé que fuera tan satisfactorio ver como una nación que presumía de su espíritu inquebrantable ahora es obligada a sucumbir en su ruptura

Furtuber2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora