Furtuber2020

Día 30: Catástrofe.

Un grupo de animales se encontraba reunido en el claro del bosque bajo los rayos cálidos del amanecer.
Todos los que allí estaban tenían como objetivo la inspección del volcán no muy lejano de su ubicación, el cual había estado presentando indicios de una posible erupción.

Dos animales en concreto decidieron separarse un poco del resto para sentarse y apreciar el ambiente. Eran de esos que organizaban mejor sus pensamientos cuando no tenían a otros cerca.

Sentados a la sombra de un árbol, la cabra decidió interrumpir el silencio:

—Solo espero que este viaje valga la pena —se quejó el caprino. Además de ser de los más jóvenes del grupo, también era de los que más protestaba.

Su acompañante, un perro Inu llegando a la adultez, respondió:

—Entiendo por qué lo dices, pero en estos momentos una "falsa alarma" es el menor de nuestros problemas —contrapuso.

La cabra miró a su compañero.

—Ahora que recuerdo, desde que iniciamos el viaje no has dejado de comportarte raro. Incluso más de lo habitual —dijo —. ¿Qué te preocupa? —inquirió.

El perro sonrió por instinto. Su amigo lo conocía muy bien pese a no pasar mucho tiempo a su lado. Aunque casi de inmediato volvió a colocar un semblante serio.

—Solo estoy preocupado. Espero que lo que esté causando la actividad volcánica no sea el nacimiento de una Snakrione —confesó.

La cabra parpadeó varias veces.
—¿Sna... qué?

El Inu de pelaje naranja suspiró.

—Serpiente gigante volcánica —aclaró —. Te hace falta informarte sobre los monstruos con los que vivimos.

—Hmp, a ti no te haría mal socializar un poco más con los de tu especie —contraatacó la cabra.

El perro rió por lo bajo.

—Touché.

Luego volvieron al silencio por unos instantes.

—Aunque, siendo sincero, no hace falta la erupción de un volcán para causar una catástrofe en el reino. Solo basta con la posibilidad de ello para que la mayoría pierda la cabeza —opinó la abra.

—Tienes razón —secundó el perro.