Indeleble [+18] [Libro 1 de la Bilogía Artes] DISPONIBLE EN LIBRERÍAS

Epílogo

Niza

Noviembre me recibe con una brisa fría que se cuela más allá de mi chaqueta y mi bufanda.

Conservo las manos dentro de mis bolsillos para mantener el calor y parpadeo un par de veces cuando mis ojos se resecan por la ventisca.

Ha pasado una semana desde que Clay tomó la decisión de irse. Una semana en la que he dejado mis lágrimas sobre la almohada y mis sueños sobre una cama vacía mientras Diane y Orena intentan consolarme.

¿El problema de tenerlo todo? Es que en cualquier momento puedes perderlo todo.

La partida de Clay es algo que aún me cuesta asimilar, no puedo adaptarme a la idea de su ausencia, pero al menos he conseguido el valor suficiente para no venirme abajo sin su presencia.

Camino por la acera mojada, respiro el aire frío e intento tranquilizarme hasta llegar a donde deseo.

El complejo de la compañía Rennart International se yergue frente a mí, señorial e imponente. Me muerdo la mejilla y marcho hacia su interior a paso decidido para ahogar la vacilación. Pregunto a una chica castaña por la oficina de la directora, y aunque me mira curiosa, me señala el camino a seguir.

Subo escaleras modernas, observo las aulas de vanguardia y las decenas de cuadros que retratan a los bailarines en sus artes diversos decorando el pasillo. El corazón comienza a latirme con rapidez a causa el nerviosismo luego de sentir que lo había perdido para siempre hace días, recordándome que sigo viva, que todavía siento.

La placa dorada que lleva grabado el nombre de Lena Vásquez hace que me quede sin respiración por un segundo. Un montón de posibilidades se agolpan en mi mente: el rechazo, la reprimenda, la burla... cada escenario peor que el anterior. Sin embargo, me enfundo en mi armadura de valentía, porque estoy cansada de ser cobarde y débil, y toco la puerta de madera con los nudillos.

—Adelante—escucho su voz firme desde su oficina.

Cuando entro, observo a Lena sentada sobre su escritorio, vistiendo esos colores vivos que contrastan con la mayoría de las cosas en el mundo de matices apagados que es el ballet. Sus enormes ojos me miran curiosos.

—Pensé que no volvería a vere, niña. ¿A qué has venido?

Trago saliva, tomo una respiración profunda y decido por fin dar un paso al frente para luchar por lo que quiero realmente en mi vida, para ser yo mi prioridad.

—He venido a inscribirme a la compañía—declaro segura—. Si es que aún tienes un lugar disponible.

El rostro de Lena se torna serio de pronto, y el miedo punza en mi pecho. ¿Y si en verdad es ya demasiado tarde? ¿Y si alguien más ganó mi lugar? ¿Y si alguien le dijo sobre mi actitud en el último recital?

La boca se me seca cuando se pone en pie y camina con lentitud, un gesto solemne abarcando sus facciones.

—Te tardaste bastante en venir, estaba cansándome de cuidar tu lugar—suelta de pronto con una sonrisa que arruga las comisuras de su boca—. Bienvenida a la compañía, querida.

Sonrío y el nudo que siento, al menos por ahora, ya no es de tristeza, sino de alegría.

Este es un nuevo inicio.

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Las cosas más extrañas suceden en los días más comunes. Por ejemplo, cuando desperté esta mañana y me puse las zapatillas para salir a correr, nunca esperé recibir la llamada de Mimi, tampoco esperaba la invitación que me hizo, y definitivamente nunca imaginé estar aquí, sentada en el despacho del abogado de Bryce Hawthorne esperando a que su testamento fuera leído en mi presencia porque había dejado algo para mí.