Niza
¿Cómo funciona eso de tocarse a sí mismo? No lo comprendo.
Golpeo mi lapicero contra el pupitre mientras la señorita Chen continúa con su clase de rítmica e intento dotar a mi cerebro de un poco de lógica sobre el tema. Pero es que creo que no hay nada lógico en el sexo. O el deseo. O la necesidad.
Me muerdo el labio más perdida que antes.
Clay dijo que no me tocaría hasta que yo lo hiciera y le mostrara cómo me gustaba que me tocaran. ¿Cómo se lo digo si ni siquiera yo lo sé? Esto es más complicado que montar un toro dentro de un ruedo, al menos eso sí puedo manejarlo.
Tampoco comprendo la mayoría de sensaciones que Clay despierta en mí. Todo lo que sé es... nada, no sé nada porque dejo de pensar cuando lo tengo cerca y me convierto en una masa que solo puede sentir y que solo funciona para percibir el tacto de sus dedos rugosos sobre mis piernas, subiendo por mis muslos y rozando mis pezones.
Me estremezco al evocar la memoria, mi cuerpo electrizándose en anticipación y una molesta presión asentándose entre mis piernas. Estas sensaciones son nuevas en la misma medida que arrebatadoras. Me siento igual a una puberta que apenas despierta su sexualidad y no sé si seré capaz de manejarla como se espera o si cumpliré las expectativas de Clay.
Eso me aterra. ¿Y si no le gusta mi cuerpo? ¿Y si considera que es muy delgado? ¿O mis pechos muy pequeños? ¿Y si se desespera conmigo porque no sé hacer nada? Me crispo asustada y consternada.
«Bueno, tampoco sería la primera vez, sueles ser insuficiente en todo» me recrimina mi conciencia y lucho por apagar esa voz, sin tener mucho éxito.
Sin embargo, para el final de la clase, tomo la resolución de investigar sobre el tema. Me intriga, es un mundo nuevo que quiero conocer. Buscaré vídeos en YouTube y artículos en Internet y después, acudiré con Diane y Orena. Seguro ellas saben más que yo, son unas diosas en todo el tema sexual, aunque seguro Ore se mostrará más recatada, suele ser así con su vida en general, pero daba igual. Tengo que aprender a conocerme.
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Entro al departamento de las chicas como un ánima cuando la clase termina, haciendo el menor ruido posible. Sé cuánto le molesta a Orena que azotemos la puerta mientras toma siestas, lo aprendí de mala manera. Asomo la cabeza por el umbral y compruebo que Diane no está follándose a nadie. El dormitorio está en silencio.
Cierro la puerta con cuidado a mi espalda y luego de caminar hasta donde Salmoncito Séptimo lucha por mantenerse con vida, tomo su bolsita de comida y le echo un poco. Estoy orgullosa de que esta pobre alma en desgracia haya durado otra semana más. A esas dos se les morían hasta las plantas de plástico.
Camino despacio y marcho hacia la habitación de Orena. La despertaré si está durmiendo, este tema de la masturbación es de vida o muerte y ciertamente más importante que cualquier siesta.
Pego una oreja a la madera esperando escuchar su leve resoplido somnoliento, como el ruido del viento en las montañas, pero eso no lo percibo. En cambio, hasta mis oídos llegan sonidos húmedos, leves gemidos y jadeos apagados para registrar después una risita traviesa.
Frunzo el ceño y permanezco de pie frente a la puerta. La prudencia me dice que lo mejor es dar la vuelta e irme, pero nunca he sido muy buena obedeciéndola, así que la curiosidad me gana y abro un poco la puerta.
Observo por el pequeño resquicio que creo abriendo apenas y el alma viaja hasta mis pies, emboscada por la impresión.
Dentro de la habitación, tumbadas sobre la cama, distingo la piel canela de Orena, su espalda flexionándose solo en sujetador mientras se mueve encima de otra chica cuya cara no logro ubicar porque las rastas de mi amiga lo cubren mientras le come la boca.
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Indeleble [+18] [Libro 1 de la Bilogía Artes] DISPONIBLE EN LIBRERÍAS
RomanceCOMPLETA Ella ama el ballet. Él ama los tatuajes. Ambos son distintos, ambos son precisos, sin embargo, la perfección no es siempre sinónimo de felicidad. Niza comienza a trabajar en Ink the Mind buscando una solución a su problema: no ser expuls...