Clay
Jódeme. Creo que he perdido por completo la razón para hacer esta tontería.
Es una idiotez, soy consciente de ello, pero por alguna razón hay una dosis de adrenalina corriendo por mi sistema, impulsándome a seguir a medida que rodeamos el edificio principal del campus de música a las putas dos de la mañana, alentado por un gnomo pelirrojo. Miro la ventana cimentada sobre la pared que no está a más de dos metros del suelo.
—De acuerdo, ven aquí—hago una seña a mi espalda y me agacho lo suficiente para que Niza pueda subir.
—¿Qué? ¿Quieres que yo suba y abra la ventana?
Le lanzo una mirada obvia sobre el hombro.
—¿Quién más si no?
Mira vacilante la ventana y después a mí.
—Pero creí que tú...
—Ah no, esta fue tu idea, ahora haz el trabajo sucio y móntame—ordeno. Se aclara la garganta antes de acercarse y anclar sus piernas a mi espalda con sus brazos sujetos mi cuello.
La acomodo mejor y cargo con ella sin esfuerzo. Suelta un chillido cuando clavo mis dedos en sus muslos y la impulso un poco más hacia arriba de golpe para alcanzar nuestro objetivo.
—Se supone que esto es ilegal y debemos hacerlo con sigilo—siseo reprendiéndola.
—Estoy siendo sigilosa.
—¿Chillando como una rata?—me burlo—. No me sorprendería que despertaras al viejo Jim en...
Me da un manotazo.
—Calla, tenemos que ser sigilosos—me regaña con suficiencia.
Mi estatura la ayuda y no tarda en deslizar el cristal para darnos acceso. El hueco es grande y la ventana está olvidada en el cuarto de limpieza. Nadie le presta atención suficiente para cerrarla con pestillo, ni siquiera los conserjes que vienen aquí a tomar sus materiales de trabajo. Es un tip que aprendí de Bryce en sus años de estudiante y resultó bastante útil.
—De acuerdo, ahora solo tienes que...
Niza interrumpe mis instrucciones deslizándose por el hueco sin esfuerzo, con la misma gracilidad de un gato. Cuando asoma la cabeza de vuelta, sonríe con petulancia al tiempo que yo enarco una ceja.
—Presumida.
—Sube ya, anda—me molesta y lo tomo como un reto.
Doy un salto y anclo mis dedos al alféizar de la ventana, impulso mi cuerpo con la fuerza de mis brazos y mis botas se adhieren solo lo suficiente para dejarme escalar sobre la pared. Cuando atravieso la ventana, no es tan grácil ni elegante como Niza, pero al menos lo consigo.
Mis botas hacen un ruido sordo cuando chocan con la madera de la mesa donde hay un par de rollos de papel y la pelirroja me mira con ese brillo soberbio que adopta quien sabe que es el mejor en su campo.
—Pensé que serías más flexible, Clay—dice con un tono travieso teñido de inocencia que no paso por alto.
—No deberías ser tan presumida—rebato—, yo todavía no evalúo tu flexibilidad.
Baja de la mesa dando un salto, las manos en los bolsillos de su suéter deportivo y una sonrisa insolente surcándole el rostro.
—Tal vez algún día te deje evaluarla, si tanto te interesa.
Me quedo pasmado mientras marcha con naturalidad, jodiéndome la cabeza con la misma fuerza con la que yo quiero jodérmela a ella luego de decir cosas como esas. Niza es una chica que aprende rápido y lo estoy comprobando de primera mano, y de una mala manera.
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Indeleble [+18] [Libro 1 de la Bilogía Artes] DISPONIBLE EN LIBRERÍAS
RomanceCOMPLETA Ella ama el ballet. Él ama los tatuajes. Ambos son distintos, ambos son precisos, sin embargo, la perfección no es siempre sinónimo de felicidad. Niza comienza a trabajar en Ink the Mind buscando una solución a su problema: no ser expuls...