Niza
—¿Por qué hay tantas personas en la tienda todavía?
Apoyo la aspiradora sobre el mostrador y suelto un suspiro. Por todos los asnos, con tantas personas deambulando por aquí limpiar será imposible.
Estoy por sentarme en la sala de espera y resignarme a que todos los clientes se vayan cuando alguien me golpea el hombro al pasar.
—¡Lo siento, Lago de los Cisnes!—grita Jeff mientras corre a toda velocidad para internarse en uno de los cuartos de tatuado.
¿Acaso todos se volvieron locos hoy? ¿Qué ubres está pasando?
Carter asoma la cabeza de la primera habitación.
—Niza, ¿podrías traerme toallas, por favor?
Hago lo que me pide, todavía perdida. Hay al menos tres parejas más en la sala de espera y todas parecen ansiosas y felices. Es como si todos los enamorados hubieran decidido que hoy era el día indicado para invadir la tienda.
—Toma. —Le tiendo las toallas que me pidió y encuentro a una pareja ya en la habitación. Carter trabaja sobre el brazo de una mujer: dibuja sobre su piel el rostro de quien asumo es su pareja, pues el chico que la espera al otro lado de la habitación ya tiene el plástico film recubriéndole un dibujo sobre el brazo que parece ser... el rostro de la chica.
Salgo sin decir nada, pero más desconcertada que antes. ¿Es tan común tatuarte algo de tu pareja en San Valentín? ¿Y qué pasa si terminan después de eso? ¿Te tallas la piel con lejía para intentar quitarlo?
No sé dónde demonios está Clay, pero asumo que está trabajando en otra pareja porque no lo he visto salir.
Resignada, me siento sobre la alta silla detrás de la caja registradora y espero. Con tantos tatuadores en la tienda, las parejas que vi al llegar en el recibidor pasan una a una, hasta que todas abandonan la tienda con una sonrisa en la cara y un plástico cubriendo alguna parte de su piel.
Para las doce de la noche, la tienda se vacía por fin. Los empleados y Carter se despiden y es cuando Clay hace su aparición. Se pasa una mano por el cabello y se truena el cuello. Parece cansado y tenso, como si hubiera pasado las últimas horas trabajando en la misma posición.
—Hubo mucho trabajo hoy, ¿eh?
Repara en mí por primera vez y algo en mi interior se derrite cuando los vestigios del cansancio abandonan su rostro y en su lugar, algo se ilumina en sus ojos.
—No te escuché llegar.
—¿No? ¿Cómo es posible? Hasta hace poco estaba despotricando con asnos y cabras.
Una pequeña sonrisa le cruza el rostro como un rayo y se acerca hasta quedar frente a mí, con el mostrador de cristal como única separación.
—Debí prestar más atención, lo siento. El día de hoy ha sido...
—¿De locos?
Asiente.
—De locos.
—¿Por qué había tantas parejas en la tienda? ¿Estaban regalando tatuajes?—pregunto sin ocultar mi curiosidad.
—Porque es San Valentín, muñeca.
Arrugo mi entrecejo.
—¿Y qué?
—Las parejas suelen hacerse tatuajes en conjunto, o se dibujan algo que les recuerde a sus parejas.
—¿Eso no es arriesgado?
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Indeleble [+18] [Libro 1 de la Bilogía Artes] DISPONIBLE EN LIBRERÍAS
RomanceCOMPLETA Ella ama el ballet. Él ama los tatuajes. Ambos son distintos, ambos son precisos, sin embargo, la perfección no es siempre sinónimo de felicidad. Niza comienza a trabajar en Ink the Mind buscando una solución a su problema: no ser expuls...