Estos primeros meses del año escolar no me han sentado nada bien, a causa del estrés mi cabello ha empezado a caerse y a pesar de haber dejado de comerme las uñas hace unos meses, volví a ceder.
Adiós uñas largas.
– ¡Te espero afuera! –dice Katherine, mi mejor amiga.
– Bien –la miro de reojo, sin ánimos.
– No tardes o te quedaras sin desayunar –añade sin mirarme.
Genial –bufo–, por culpa de ella me encuentro haciendo tareas a última hora. Yo, la chica aplicada, terminó haciendo tareas a última hora.
¿Quién hace una fiesta un jueves? Y peor aún ¿Quién va a una fiesta entre semana? Pues los chicos de mi instituto.
Por suerte, no soy la única que hace tareas en estos momentos, Irinna, Harry y Jefferson también se encuentran haciéndolas y me siento un poco mas aliviada. Afortunadamente –y lo que me ha costado unas ojeras horribles– he adelantado lo suficiente en la madrugada y ya estoy por terminar.
Termino de escribir rápidamente y luego coloco las hojas en la carpeta correspondiente – ¡Los veo luego, chicos! –me vuelvo para mirarles al tiempo que guardo mis pertenencias en mi bolso para salir a toda velocidad del aula.
Como hay muchos estudiantes en el pasillo, paso entre estos, esquivando a algunos y tropezando con otros. Me acerco a los casilleros y entreveo a Liam –mi crush de los últimos diez meses– junto a sus compañeros apoyados muy cerca de su casillero y –como de costumbre– continúo caminando sin despegar mí vista de su figura afrodisíaca. Pero como a la vida le gusta burlarse de mí, un golpe en la cabeza me hace detenerme.
¡Auch! ¡Carajos, duele! –cierro mis ojos con fuerza y llevo mi mano a la zona afectada para palparla y esto solo hace que el dolor se intensifique.
– ¡Rayos! –mascullo muy por lo bajo al tiempo que abro mis ojos y me encuentro con la mirada de Liam quien sonríe descaradamente mientras los chicos a su alrededor se burlan de mí.
¡Qué tonta soy! y pensar que me di este golpe por estar mirándole –me reclamo.
– ¡Lo siento mucho! –dice un chico a mi lado llamando mi atención–. ¿Te encuentras bien? –inquiere preocupado.
Sin despegar mi mano de la frente, me vuelvo ligeramente para mirarle y me encuentro con la mirada efusiva de Joseph Canning, el delantero estrella del equipo de fútbol.
– Abrí el casillero pero no te vi. Realmente no te vi –añade precipitadamente en un intento de disculparse.
– Tran-tranquilo –respondo avergonzada–, se supone que debo mirar al frente mientras camino –me encojo de hombros.
– Soy Joseph Canning –se presenta y un ligero tono rosa se apodera de sus mejillas–, ¿Tu eres? –inquiere sonriente.
Sus ojos, relucen –observo fijamente sus ojos–. Su sonrisa, serena –bajo la vista hacia sus labios los cuales están unidos en una fina línea y elevados en la comisura–. Su voz, aviva –él mueve sus labios hablando pero no le presto mayor atención a su mensaje.
– Selene Wallace –consigo musitar.
¡¡Ahhh!! Y así mis queridos amigos fue cómo JosephCanning, el delantero del equipo de fútbol, a través de un golpe, se convirtióen mi C-R-U-S-H.
Lo que yo defino como:
C - orazón
R - obado en
U - n
S - egundo a causa de un
H - echizo.
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Infalible
Teen FictionSiempre he considerado que enamorarse de alguien que te corresponda es prodigioso, porque enamorarse unilateralmente es algo tan común, y bueno, a mí también me pasa, no crean que soy parte de la excepción. Mi crush es inalcanzable y no precisament...