Capítulo 14

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- ¡Bienvenida! –añade Joseph sonriente.

- Gracias –digo avergonzada mientras me adentro en la casa.

Josh se aproxima a mí moviendo su colita.

- Ya has estado aquí antes –añade ruborizado–. Mi mamá está en la cocina, preparando algo para la merienda ¿Quieres que la acompañemos o vamos a otro lado de la casa? –inquiere.

- Podemos ayudarla –comento sonriente–, o intentar hacerlo –miro su yeso.

- ¡Oye! ¡Eso es golpe bajo! –frunce los labios.

Me rio y lo sigo hasta la cocina.

- Hola, linda –dice su mamá al verme.

Joseph se sentó a observarnos. Ayude a su mamá con las galletas, platicamos y reímos mucho. Su mamá termina dejándonos solos.

- Es cierto –se ríe.

- ¡No te creo! –llevo una galleta a mi boca.

Él me observa detenidamente. – Nada –dice apenado y aparta su mirada de mí.

Josh ladra llamando nuestra atención.

- Él quiere decirnos algo –comento.

- Por suerte no habla –dice en voz baja casi inaudible.

Seguimos comiendo de nuestras galletas en silencio.

- Con respecto a... –comenta y se gira para mirarme.

- ¿Si? –lo miro.

- En la fiesta tú y yo... –añade apenado.

- Creo que no estábamos ebrios como para no recordarlo –aparto la mirada y suelto un suspiro.

Sabía que esta plática llegaría tarde o temprano.

Yo no estaba ni cerca de estar ebria. Jamás habría olvidado eso.

- Ebrio o no te aseguro que no olvidaría algo como eso –dice en voz baja.

Lo miro sorprendida y él sonríe tiernamente.

- No podría olvidarlo tan fácilmente. No cuando llevo tiempo anhelando el hacerlo –mira mis labios y relame los suyos lentamente–. Selene, no te imaginas cuanto tiempo he estado esperando por ello –entreabre sus labios–, y fue mejor de lo que esperaba.

¿Andrew tenía razón? ¿El amor se me presento de una manera sencilla, sin complicación alguna?.

- Muero por repetirlo –añade nuevamente.

Yo también muero por ello.

¡Cielos!.

Acabamos de comer galletas, Joseph, no se nos hará agradable.

¿Se imaginan migajas con migajas?. Ash.

- Y yo –confieso–. Pero –rasco mi mejilla apenada–, estamos comiendo galletas

- Cierto –emite avergonzado. Intentamos contener nuestras risas, pero cedemos ante estas.


...


- Estoy feliz y molesta –añade Kat y me abraza fuertemente pero luego me aparta–, ¿Cuándo pensabas contarme? ¿Qué carajos pasa por tu cabecita? –inquiere.

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