Capítulo 13

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- ¿Crees que notaran nuestra ausencia? –inquiere.

- Aun bailan –digo mientras miro a los chicos.

Por si creen otra cosa, estamos en un balcón.

- No quise encender la luz para no llamar la atención y hacer de este lugar el nuevo centro de la fiesta –comenta.

- Entiendo –asiento–. Además estoy segura que si suben aquí van a querer tirarse a la piscina desde este lugar.

- Lo he hecho y es grandioso –sonríe ampliamente.

- Lo imagine –me rio–, hasta yo lo hubiera hecho. No te imaginas cuanto muero por hacerlo. Fue lo primero que pensé –confieso precipitada.

Él se ríe y yo sonrío avergonzada, mi celular vibra informándome de una llamada de Renny.

- Ya lo han notado –comenta Joseph.

- No importa –dejo que el celular vibre–. Disfrutemos el momento un poco mas –sugiero.

- Te recuerdo que puedes ir a mi casa también –aparta su mirada de mí.

- Cierto –recuerdo que quede con él cuándo lo visite.

- Josh y yo estaremos esperando por ti ansiosos –sonríe tiernamente.

- Esta semana que viene puedo hacerlo –le informo.

- ¡Perfecto! –me mira–. Pero no te molestes en traer nada, eres mi invitada –sonríe sin despegar los labios.

- Bien, bien –asiento apenada.

- Allí nadie nos interrumpirá –añade en voz baja.

Mis labios se separan ligeramente y centro mi vista en sus labios, recordando lo trasmitido por estos en las veces anteriores que nos hemos besado.

- No lo hagas –añade en voz baja.

- ¿Qué cosa? –inquiero confundida.

- Mirar mis labios con deseo –susurra–, porque no te imaginas cuanto muero por besarte en estos momentos –lleva su mano libre hacia mi rostro y con su dedo pulgar acaricia mi labio inferior.

¿Él... él... el muere por besarme tal y como yo muero por hacerlo? – lo observo ensimismada.

- Entonces ven y bésame, porque no eres él único que lo desea –emito–. Bésame –susurro en forma de petición.

Él mueve su dedo trazando la silueta de mis labios.

- Si te beso no poder detenerme –confiesa mirándome fijamente.

- ¿Quién quiere detenerse? –inquiero tragando fuerte.

Él me empuja con lisura y la claridad desaparece. Su cuerpo cubre el mío y puedo sentir el calor que emana de nuestros cuerpos. Con su mirada me incita e invita a cerrar mis ojos, esperando ansiosa el enlace de nuestros labios. Y cuando estos se encuentran vislumbro el paraíso.

Sus movimientos son habilidosos y me fascina la forma en que lo hace. Separamos nuestros labios ligeramente para poder respirar pero es imposible hacerlo con normalidad, ya que yo estoy sofocada – Este chico le roba el aliento a cualquiera.

- ¿Sigo? –inquiere en voz baja casi imperceptible y succiona mi labio inferior.

No me lo tienes que preguntar.

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