Capítulo 25

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Una semana ha pasado desde la fiesta.

Ya es viernes nuevamente. He asistido a las prácticas de los chicos sin Kat. Kelvin me ha ofrecido el aventón pero lo he rechazado cortésmente.

Joseph y yo hemos platicado con regularidad. Por su parte, Andrew, oh Andrew, este chico me da dolor de cabeza.

¿Qué tengo que hacer? ¿Disculparme?. Lo haría si al menos me saludara.

- Como siempre perdida en tus pensamientos –añade Renny a mi lado.

- Oh cielos, lo siento –me rio–. ¿Qué decías? –inquiero.

- Que creo que Andrew no es homosexual... le vi platicando con Alice ayer.

Nuevamente Alice.

- Eso no quiere decir nada. Quizás lo sea. En fin, ya no me interesa.

- A parte de distraída, bipolar –bufa–. ¿Qué sigue? –enarca una ceja.

Alice pasa delante de nosotros junto a otras chicas y saluda a alguien.

Ash.

¿Qué pasa Selene?.

- ¿Te cae mal? –inquiere Renny y por su tono de voz puedo intuir que le divierte.

Justo iba a cruzarse esa pregunta en mi mente.

- No –digo rápidamente. La verdad, no lo sé. Aun no la conozco del todo.

- Pues pareciera –añade Andrew sentándose delante de mí.

- Las cosas pueden parecerse a otras, pero no ser exactamente iguales –añado–. Cualquiera pensaría que te odio, y es así. Ups que mal ejemplo.

Ok, ahora si se lo acabo de espantar.

¿Autocontrol dónde estás? No me traiciones por favor. Lo mismo va para ti lado racional.

Es mi primera oportunidad. No lo arruines ahora Selene.

- Era una broma –digo rápidamente en un intento de corregir lo anterior.

- Estuvo buena –añade Renny y me estira su brazo con su mano empuñada.

No lo chocare, aunque quiero, pero no lo hare. Miro a Andrew y este se levanta.

En definitiva, lo he arruinado.

Se aleja de nosotros, posiciona sus manos en los bolsillos de su pantalón. Ir detrás de él es como caminar descalza por encima de trozos de vidrio.

Puedo caerme si me levanto con rapidez, resbalarme, tropezar con alguien. Lo importante es no morir en el intento.

Me levanto rápidamente y lo sigo. Rayos, este chico da un paso cuando yo doy cuatro.

- ¡Espera! –digo en voz alta y tomo su brazo. Él se zafa con facilidad y sigue caminando.

Esto no debió pasar, debía detenerse. ¿Por qué las cosas no salen como espero?.

Corro para posicionarme delante de él.

- ¡Que esperes te dije! –digo casi sin aliento.

Lo miro fijamente, para ello yo tengo que alzar mi cabeza claro, y por primera vez, después de tanto puedo notar que sus ojos son negros.

Él me mira presuntuosamente. Pasa a mi lado, saca su mano del bolsillo y me toma la muñeca, obligándome a seguirlo.

Puedo caminar sola. Lo pienso, pero no lo digo. Solo lo sigo.

InfalibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora