El teléfono de la cocina sonó, y corrí hacia él, dejando caer de paso a Baby Jerry en su portabebés, donde rápidamente se acostó sobre la espalda y se durmió. Sip, bien, que tus padres mueran es agotador para cualquiera. Di gracias por toda la basura que habíamos comprado cuando había nacido, esperando la ocasión de hacerle de canguros. ¡De hacer de canguros, no de criarle hasta la edad adulta! Pero debido a mi precaución, teníamos pañales, cuna, leche de fórmula, biberones, mantas de bebé. Era curioso, Cat solo se había ablandado conmigo cuando vio lo mucho que le gustaba yo a Baby Jerry. Cuando nació, gritaba casi constantemente por los cólicos (o quizá de rabia ante la decoración de su habitación) y solo se callaba cuando yo lo cargaba. Una vez que Cat lo vio, me convertí en la canguro número uno. Lena no había estado muy complacida. Pero no iba a pensar en Lena, excepto en lo mucho que iba a gritarle yo a ella cuando me contestara el teléfono. La idea de sorprender a Lena con este niño, tengo que admitirlo, me proporcionó un cierto placer perverso. Mitigó el terror que sentía ante la repentina responsabilidad. Patiné por el suelo y agarré el teléfono en medio del sexto timbrazo.
-¿Diga? ¿Lena? ¡Idiota! ¿Dónde estás? ¿Hola?
-... puedo... móvil...
-¿Quién es?
-... demasiado lejos... no puedo... oye...- Apenas podía captar las palabras entre la espesa estática.
-¿Quien. Es?
-... preocupes... mensaje... país.
-¿Winn? ¿Eres tú?
-... no había otra forma... no... ¿vale?
-¿Nia?
-... vuelta... tiempo.
-¿Papá? Si me estás llamando desde más allá de la tumba, me enfadaré mucho - amenazé.
No hubo ni siquiera un click. Solo una línea muerta. Me senté en la mesa, olvidando deliberadamente las veces que toda la panda se sentaba alrededor de ella haciendo smoothies o inventado absurdas bebidas (por ejemplo, La Reina Kara: una medida de amaretto, dos medidas de zumo de naranja, tres medidas de zumo de arándano, siete medidas de champagne, y déjame decirte que es el cielo en una copa de martini). Pensé: Todo el mundo se va. Todo el mundo. Pensé: ¿Cómo pueden hacerme esto a mí? Vale, Imra tenía una excusa. Luchar contra el cáncer vía quimio era suficiente como para pasar de las obligaciones sociales. ¿Y el detective Matthews? bueno, no es que le quisiera especialmente alrededor. Él había sabido, hacía mucho mucho tiempo, que yo había muerto y luego resucitado. Yo había bebido su sangre, hacía mucho mucho tiempo, y la cosa había ido muy mal. Lena lo había arreglado haciendo que Mike olvidara. La última cosa que hubiera necesitado era tenerle en la misma funeraria donde había estado dos abriles atrás para mi funeral. No, estaba bien que Mike estuviera junto a Imra cuando no estuviera frustrando a asesinos y ladronzuelos. Igual que Nia. Cuando se había marchado a echar un vistazo a los vampiros europeos, no tenía ni idea de que esto fuera a ocurrir. No, no podía culparla a ella tampoco. ¿Pero Winn? Él, entre toda la gente, no tenía vida. ¿Y escogía este momento para desaparecer? ¿Para no llamar, ni devolver las llamadas? ¿Mamá? ¿Cómo es que no había podido conseguir a nadie más que cuidara de Baby Jerry? ¿Lena? ¿Esa chica lo sabía absolutamente todo y no aparecía para el funeral doble? ¿Waverly? ¿Se rebelaba contra su madre, el diablo, siendo la persona más asidua a la iglesia y temerosa de Dios que yo hubiera visto jamás (cuando no estaba matando asesinos en serie o vapuleando a vampiros), pero no se la podía molestar para acudir a un funeral de la familia? ¿Cathie la fantasma? ¿En un puñetero tour mundial? ¿Clarke? ¿Lexa? Vale, no les conocía desde hacía mucho, pero vivían en mi (de Imra) casa sin pagar alquiler. Yo la había aceptado cuando su manada no había querido tener nada que ver con ella. Cuando los demás hombreslobo se asustaban como la mierda de ella. ¿Y Lexa? Yo le había salvado de que le clavaran una estaca múltiples veces. Pero me abandonaban también. ¿Qué jodida excusa tenía ninguno de ellos? Se suponía que eran mis amigos, mi prometida, mi familia, mis compañeros de piso. ¿Entonces por qué estaba charlando conmigo misma en esta maldita mansión completamente sola? Excepto por Baby Jerry, roncando en la esquina. ¡Mierda, ni siquiera me había enviado nadie flores! No era justo. Y no me digas que la vida no es justa.
¡Cómo si un vampiro no supiera eso!
•
-¡Oh, Su Majestad! -dijo Nia, sonando jadeante y angustiada al otro extremo de la línea.-. ¡Estoy tan horriblemente apenada! Mis más sinceras condolencias. ¡Oh, tus pobres padres! ¡Tu pobre familia!. Recuerdo cuando perdí a los míos y todavía está tan fresco en mi memoria como entonces.
-Mi turno, Nia, ¿vale?
-¿Majestad, cómo puedo servirte? - Solté un suspiro de alivio. Algunas cosas, en esta última semana alocada, no habían cambiado. Nia siempre me trataba como a una reina, y a cualquiera a quien amara Lena, le servía de todo corazón. De hecho, había sido un poco cargante cuando nos conocimos al principio, hasta que me ocupé del pequeño malentendido ("aquí mando yo, cielo") y desde entonces nuestra relación había sido menos complicada: soberana/criada/amiga/asistente. Todavía estaba en ultramar, pero al menos estaba respondiendo a la llamada.
-¿Cómo se lo está tomando su Reina?
-A eso iba. No lo está haciendo.
-Estoy segura de que te reconfortará a su propio modo -me serenó-. Sabes tan bien como yo que una mujer Taciturna puede ser difícil durante...
-¿Nia, has olvidado tu inglés al llegar a Francia? No se lo está tomando de ningún modo porque se ha ido. Desvanecido. Poof. Bye bye.
-¿Pero? ¿A dónde?
-¿Cómo voy a saberlo? No estamos, um, muy unidas últimamente, y se marchó hace rato.
-Y has sido demasiado orgullosa como para llamarla. - No dije nada. ¡Nada! -¿Majestad? ¿Todavía estás ahí?
-Sabes benditamente bien que si -exclamé, aceptando con malicioso placer su gemido ante la palabra con B.
-Yo le llamaré -dijo. Parecía contenta de tener algo que hacer-. Le pediré que vuelva a tu lado al instante. Sean cuales sean las... dificultades que estén teniendo, seguramente las muertes en la familia harán a un lado otras consideraciones.
-Será mejor que si, si quiere meterse conmigo en la cama en algún momento de los próximos quinientos años -amenacé, pero me sentía mejor.
Nia estaba ahí para mí (algo así) y ocupándose de ello. No estaría atrapada en Francia para siempre. Lena aparecería. Winn reaparecería de cualquiera que fuera la dimensión en la que se hubiera deslizado. Clarke superaría lo suyo y volvería a casa, arrastrando a Lexa tras ella por la correa. La quimio de Imra triunfaría sobre el cáncer, y correría a casa a toda velocidad, para mangonearnos a todos según su costumbre. Mi vida (tal y como la conocía) volvería a ser normal.
-¿Cómo se lo está tomando todo el mundo?
-Bueno, esa es la cuestión. -Me senté sobre el mostrador, poniéndome cómoda, y expliqué donde estaba todo el mundo. O donde creía que estaban, de cualquier modo. Entonces hubo un largo y torpe silencio en el extremo de Nia, que yo rompí con falsa alegría. -Raro, ¿verdad?
-Huele jodidamente mal -murmuró Nia, y casi me caí del mostrador. Nia, como antigua chupasangre que era (ella había hecho a Lena, ¡y ella tenía un montón de años!), tenía los modales de una dama isabelina y casi nunca maldecía. Era perfectamente educada en todo momento. -Joder- continuó-. Una conspiración de bastardos de mierda.
-Uh, Nia, creo que alguien más se ha colado en la línea.
-¿Se han ido todos? ¿Todos ellos?
-Eh, eso acabo de decir.
-¿Hace cuanto? - Miré mi reloj, lo cual fue una estupidez, ya que no mostraba la fecha.
-Casi una semana ya.
-Voy a llamar a su Majestad.
-Vale, capté eso la primera vez. Bueno, llámale, pero será mejor que no aparezca sin flores. Y posiblemente diamantes. ¡O algo de Beverly Feldmans! Si, los zapatos sin tacón rojos y dorados serían perfectos.
-Mi reina, no abandonarás esa casa. ¿Verdad?
-¿Uh? ¿De qué estás hablando? -Larga pausa-. ¿Nia?
Nada. Línea muerta. Otra vez.
Me encogí de hombros y colgué el teléfono. ¿Si los franceses no podían arreglárselas para ganar una guerra, como esperaban mantener abiertas las líneas? Un misterio para otro día. Por ahora tenía que averiguar el horario de comidas de mi nuevo (gemido) hijo, visitar a Imra (quería todos los detalles sangrientos del funeral), y dejar otro mensaje a Winn.
Una noche ocupada, y ni siquiera eran las nueve aún.
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Vampira e Intranquila
FanficLa Reina de los Vampiros ha vuelto. Esta vez inmersa en los preparativos de su boda con la arrebatadora Lena Luthor... que no para de quejarse por todo... Kara necesita un descanso, necesita que sus amigos dejen de agobiarla. Pero cuando deseó todo...