Capítulo Siete

165 38 12
                                    

-Pareces una muerta reciente -informé alegremente a mi mejor amiga.

-Vete al infierno -exclamó ella en respuesta, después tosió.

Su habitualmente hermosa piel estaba más grisácea, y sus ojos estaban sanguinolentos. Pero sonaba mucho mejor que hacía tres días. Finalmente habían terminado con la quimio, así que se pondría mejor. Lo horrible de la quimioterapia, por supuesto, es que es venenosa, funciona matando a la vez a células cancerígenas y normales. Imra decía que el cáncer la fastidiaba apenas, excepto porque la hacía estar cansada. Y que era la cura lo que la jodía severamente, vómitos, nauseas constantes, pérdida de peso (y sí alguien en el planeta no necesitaba perder peso, esa era Imra). ¿Cómo coño puede ser, les pregunto? En cien años, los médicos se partirán el culo de risa de como los salvajes del siglo pasado "curaban" el cáncer. Quiero decir, ¿por qué no cargarse solo a las sanguijuelas?

-En el momento en que eches la papilla, me largo de aquí. -Me dejé caer en la silla junto a su cama y me puse cómoda, con Baby Jerry acurrucado contra mi hombro.

-No he echado la papilla desde la hora de cenar, y eso porque había bistec Salisbury esta noche.

-¿Quién podría culparte?

-¿Cómo van los planes de boda?

-En algo así como un intermedio -admití. Desde que todos me abandonaron

-¿Qué? ¡Kara, tienes que elegir un vestido! ¿Has escogido las flores? ¡A la florista le va a dar un ataque! Te has reunido con el del catering para la prueba final. ¿Verdad?

-Lo haré, lo haré. Hay mucho tiempo.

-Dos semanas. ¿Lena no está ayudando en absoluto?

-Se ha ido. Todavía está cabreada.

-¡Oh, Kara! -prácticamente chilló, después tosió otra vez-. ¿Por qué no le llamas simplemente y te disculpas?

-¿Yo? -chillé, lo bastante fuerte como para despabilar a Baby Jerry, que inmediatamente se volvió a dormir-. Yo no hice ninguna maldita cosa. Y fue ella quien se marchó en medio de una pataleta. Estúpida novia fugitiva.

-Volverá -predijo-. No podrá mantenerse alejada. No puede abandonarte, para ella no existe tal cosa. Estás en su sistema como un virus.

-Gracias. Eso es tan romántico que podría llorar.

-Bueno, no llores. Mike estaba aquí hace un rato todo lloroso y hecho una mierda.

-¿El gran Detective Mike Matthews, cazador de asesinos en serie?

-Para ser justos, tú, Waverly y Cathie, capturaron al asesino.

-Cierto, pero él ayudó. Quiero decir, vino a casa y nos advirtió.

-Ha hecho que le prometiera que no me moriría -dijo, cruzando los brazos tras la cabeza y pareciendo soberanamente satisfecha-. Y se lo prometí. Así que todo arreglado.

-¿Puedo tomar prestada esa palangana para vomitar? -pregunté cortésmente.

-Alto, oh reina vampiro. Aquí nadie vomita excepto yo, es la nueva regla. - Sonreí, pero no pude evitar una diminuta punzada de celos. Lo cual era absolutamente estúpido. Pero... Mike había estado al principio interesado en mí en realidad. Y yo había creído que le había pedido a Imra que saliera con él para estar cerca de mí. De hecho, eso había sido absolutamente egoísta por mi parte. Estaba loca de alegría por Imra, pero no podía evitar sentirme un poco malhumorada porque Mike hubiera superado su impía lujuria por mí tan rápidamente. Lo cual era también estúpido, el objetivo de que Lena le hubiera hecho olvidar nuestro intercambio de sangre había sido hacerle olvidar. Eso sin mencionar que tenía a la vampiro más sexy y astuta del mundo en mi anzuelo. Es decir, cuando me dirigía la palabra.

Vampira e IntranquilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora