Capítulo Ocho

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Rompí una de las reglas en menos de veinticuatro horas.

Lo achaqué a la privación de sueño. A pesar de mis esfuerzos en los últimos tres días, Baby Jerry todavía estaba algo confuso con el asunto de "quedarse despierto toda la noche". (Pero bueno, yo también) No era de extrañar. Cat, Satán la tenga en su gloria, le había estado machacando con nanas todo el tiempo, y le habían animado a dormir tanto como podían. Busqué a tientas el teléfono, olvidando comprobar el identificador de llamadas.

-¿Mmph... si?

-... puedo... oír... - Para variar, realmente identifiqué el tono de voz.

-¡Winn! ¿Dónde demonios estás?

-... no puedo... hacer... caída...

-¿Estás herido? ¿Tienes problemas?

-... problema... jodido... muerte...

-¡Oh, Dios mío! -grité, pasando instantáneamente a estar totalmente despierta. Miré el reloj de mi mesita; cuatro y media de la tarde. En su portabebés, Baby Jerry roncaba-. ¡Tienes problemas! ¿Puedes conseguir un ordenador? ¿Puedes enviarme un email? ¿Por qué no has respondido a mis emails? ¡Dime donde estás e iré a recogerte! -con un bebé a cuestas, me olvidé de añadir.

-... no puedo... preocupes... problema...

-¿Dónde estás? -aullé.

-... crepúsculo... oscuridad... venir?

-¡Iré, iré! ¿Dónde estás?

-... ver... estrellas.

-¿Winn?

-... preocupes...

-¿Winn? -estaba gritándole a una línea muerta. Eso era. Eso era.

Eché hacia atrás las mantas de mi solitaria cama, intentando no notar que las cosas se estaban poniendo poderosa y jodidamente raras (algo fallaba), y conseguí vestirme con asombrosa celeridad. Dejé caer a un somnoliento, mojado y bostezante Baby Jerry en el cambiador y le cambie a velocidad vampírica (pareció sorprendido, aunque divertido), agarre la bolsa de pañales y algo de leche, y me dirigí a la puerta del dormitorio para irrumpir en el Ala de Oncología del Minneapolis General. Estaba rompiendo la regla número dos, y me importaba un pimiento. Me importaba un pimiento. Las reglas de los humanos no estaban hechas para mí, la temida reina de los vampiros. ¡De ninguna manera! ¿Verdad? Mi ordenador hizo beep. Es decir, el ordenador de Lena hizo beep (¿para qué iba a necesitar yo un ordenador en el dormitorio? Solo teníamos ¿qué? ¿nueve oficinas?). La cosa no había hecho beep en días, así que durante un largo rato todo lo que hice fue mirarla. Hizo beep otra vez, y me abalancé sobre ella, ignorando el chillido de Baby Jerry, y vi la ventanita de "tienes un email". Hice clic sobre ella (Lena lo había preparado así para que yo pudiera usarlo siempre que quisiera), esperando. Ella sabía que yo estaba en nuestro dormitorio, sabía que oiría la campanilla en cualquier lugar de la casa en el que estuviera, ergo tenía que ser de... Mi hermana, Waverly. Refunfuñando por lo bajo, leí el email.

Kara, Siento terriblemente no haber podido asistir al funeral de tus padres. Estaba, como ya sabes, ocupada con los arreglos del velatorio y el entierro, al igual que ayudando a tu madre con el bebé, pero lamento profundamente mi inevitable ausencia. Espero que podamos vernos pronto. Por favor, llámame si necesitas cualquier cosa, o si te metes en problemas.

Que Dios te bendiga, tu amorosa hermana, Waverly.

"Y aquellos que conocen tu nombre depositarán su confianza en ti, porque tú Señor, no les abandonarás en la búsqueda (Salmo 9:10)"

-Si, si, si -dije en voz alta-. Muyyyyy útil. -Pero todo era palabrería. Al menos alguien no me había olvidado, abandonado el país, o desaparecido. O tenía cáncer. ¿O si te metes en problemas? ¿Qué quería decir con eso? Era casi como si supiera que las cosas se estaban volviendo más raras a cada segundo. Lo cual por supuesto no podía ser. No habíamos hablado desde el día antes del funeral, y solo de cosas de Cat, no de Imra, ni de Winn, ni de Lena o Clarke o Lexa. Empujé el pensamiento fuera de mi cabeza. De toda la gente por la que qué tenía que preocuparme, Waverly no era una de ellos. Incluso si lo fuera, de acuerdo con el Libro de los Muertos, su destino era controlar el mundo. Era una buena chica (cuando no estaba matando vampiros sin esfuerzo alguno) con una cabeza firme y un buen corazón (cuando no estaba matando asesinos en serie), y era definitivamente buena chica (aunque fuera el retoño del diablo). Así es. Demonios. Lo dije en voz alta, solo para consolidar la idea.

Vampira e IntranquilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora