Capítulo [13]

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DOMINGO ── 17 DE ABRIL, 2011


Emma dejó el plato con galletas humeantes en el centro de la mesa, más específicamente frente a la rubia que le dedicó una sonrisa agradecida. 

—Muchas gracias, pero no era necesario. 

La menor se sentó a su lado, negando con la cabeza y así restándole importancia: —No es una molestia para mí.

Akane tomó una de las galletas con cuidado, la partió y se metió el pedazo más pequeño en la boca. Aunque le quemó la lengua, disfrutó del suave sabor a limón. 

—Realmente amo como cocinas. —halagó metiéndose el otro pedazo en la boca.

La mayor siempre le decía lo mismo, desde que ella era pequeña y empezó a practicar en la cocinar Akane siempre la halagó y ayudó en lo que pudiera, inclusive a veces solo se juntaban para cocinar; era la hermana mayor ideal.

Emma solo le sonrió y miró de reojo su teléfono sin ninguna llamada perdida. 

¿Dónde demonios estaba Sano Shinichiro? No contestaba llamada, no contestaba mensajes... no tenían contacto con él desde el medio día, cuando dijo que iría a confirmar algo y desapareció sin más de la tienda.

¡Ni siquiera lo podían rastrear! ¡Había apagado su teléfono!

La menor miró de reojo a la pareja de su hermano ver la televisión en el canal de noticias, su expresión se mantuvo tranquila mientras seguía comiendo de las galletas. 

Emma acostumbraba a pasar las tardes solas y sin estar en contacto con sus hermanos, ellos trabajaban y estaban gran parte del día demasiado ocupados como para estar mensajeándose con ella, por lo que cuando Akane apareció en la casa diciendo que nadie sabía dónde estaba Shinichiro se llevó un susto de muerte.

Se sobó el rostro y se sirvió de la tetera otra taza de té. Se sobresaltó al oír ceder la cerradura de la puerta de entrada, se incorporó con brusquedad y enfocó toda su atención en la persona que abría la puerta esperando que fuera Shinichiero.

Era Izana.

Emma se dejó caer de golpe al asiento sin disimular su rostro de decepción.

—¿Qué haces tan temprano en casa? —preguntó confusa.

El moreno no se vio mínimamente afectado por la fría bienvenida.

—¿Acaso no puedo venir? —preguntó levantando una ceja  y cerró la puertas tras de él. 

Emma bufó y se obligó a relajar el cuerpo tenso. Akane a su lado se rio entre dientes.

—Buenas noches Izana. —saludó la mayor.

—Buenas Akane, ¿qué haces por aquí? —preguntó empezando a sacarse los zapatos y chaqueta que traía encima.

—¡Te envié un mensaje! —se quejó Emma, pero terminó explicándole: —. Me vino a decir que no se ha podido contactar con Shinichiro desde el medio día y que nadie sabía, le pregunté a más personas para confirmar y todos me dijeron lo mismo.

A la rubia le estaban por salir canas de tantas preocupaciones.

Izana detuvo su actuar de manera momentánea, pensativo, pero pronto siguió con lo suyo.

—¿Has podido hablar con él? —insistió Emma.

Izana se acercó a la mesa y tomó una de las galletas.

—No lo veo desde el desayuno. —admitió metiéndose la galleta en la boca.

—Ugh, ¿por qué todos están tan tranquilos? —preguntó frustrada Emma.

THE CHILL PILL; s. shinichiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora