Capítulo [4]

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VIERNES ── 25 DE ABRIL, 2008


Kyomi chilló del otro lado de la línea después de haber oído la conversación; empezó a abordarla con una tanda de preguntas bajo ambas miradas oscuros, la voz de su amiga le llegó tan fuerte al oído que creyó que hasta los que pasaban por la calle podrían oírla. 

Nanami sentía que la habían encontrado con las manos en la masa.

—Te llamó después, Kyomi.

Cortó la llamada de manera apresurada, silenciando el teléfono. Tanta información en menos de un minuto la saturó.

El chico rubio frente a ella... ¿Era el líder de una pandilla?... y era hermano ¿De Shinichiro?

Nadie habló. La chica se dio cuenta que eso se debía a que ella no había hablado desde que el par entró y se presentó.

—Ya nos habíamos visto antes. —comentó Nanami mirando a ambos. 

Tenían los mismos ojos, pero no transmitían lo mismo, lo creyó cuando lo vio en el hospital y lo confirmó en ese instante con ambos frente a ella.

—Ah verdad, en el hospital —recordó Shinichiro volviendo a sentarse al lado de la teñida que estaba tensa bajo toda su ropa—, Mikey, ¿qué era lo que buscabas?

El chico no respondió, solo seguía observando a Nanami desde el mismo lugar colocándole los vellos de punta. Se hubiera puesto a rezar si no fuera porque Shinichiro ubicó su brazo sobre el respaldar, con sus dedos casi rozándole el hombro y tranquilizándola.

—Mikey —insistió Shinichiro, pero manteniendo el rostro relajado—, ¿pasó algo?

El rubio soltó un suspiro que Nanami no pudo descifrar del porqué.

—Solo no puedo creer que una chica esté voluntariamente contigo. —admitió, caminando hacia uno de los muebles de la sala.

Shinichiro frunció el ceño ofendido: —¿Qué forma es esa de tratar a tu hermano mayor?

Mikey pareció más interesado en lo que sea que estaba buscando que en responderle a Shinichiro, que no parecía realmente molesto con la situación.

—Hoy llegaré tarde, para que le puedas avisar a Emma y no haga mucho para la cena. —prefirió responder el rubio, que se giró a observar solamente a su hermano, dándole la sensación a  Nanami de que algo se estaban diciendo con la mirada.

Mientras los hermanos parecían hablar con la mirada, la pobre chica deseaba fundirse y hacerse una con el sofá, ¿qué demonios debía hacer con la información que acababa de recibir?

Estaba bloqueada, sintió que no podría resolver la suma más básica en ese momento.

—Claro, cuídate. —es la único que respondió el pelinegro luego de unos segundos eternos para Nanami.

—Sólo preocúpate de que la chica no consiga lentes.

Con esa petición salió de la habitación con algo entre sus manos que Nanami no pudo reconocer y ni se esforzó en hacerlo.

—Es un hermano menor insolente —se quejó Shinichiro moviendo la cabeza de manera circular, queriendo destensarse, pero se detuvo de manera repentina para fijarse en Nanami—. No usas lentes, ¿cierto?

—No por ahora...

Ambos se quedaron mirando hasta que Nanami desvió la mirada al frente, ella no podía ignorar la información así como si nada.

THE CHILL PILL; s. shinichiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora