Capítulo [13]

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VIERNES ── 9 DE MAYO, 2008


—¡Pero Emma! —lloriqueó Senju cubriéndose el rostro.

—¡Es culpa de Ken-chan! ¡Es un bocazas! —trató de defenderse Emma.

Mientras la discusión de fondo sucedía, Nanami se bebió lo que quedaba en su vaso.

Kyomi abrió los ojos y se las arregló para arrebatarle el vaso.

—¡¿Qué haces?! —le chilló la pelinegra—. ¡Me cago en la-! 

—Mejor esperémoslos afuera. —propuso Emma.

Nanami, ahora con un vaso de shochu puro en el cuerpo, se sintió en confianza para enfrentarse a Shinichiro. 

Kyomi le cruzó su bolso por la cabeza y la paró. El grupo empezó a caminar hacia la salida del bar.

Más de una vez Nanami se enredó con sus propios pies, casi cayendo y ganándose regaños por parte de Kyomi. Aunque Kyomi estaba pasando un mal rato, a Nanami siempre le había gustaba la sensación de tener a alguien aparte de su familia cuidándola. 

Mientras la ojiamarillo continuaba regañando a Nanami, ella se preguntó si así serían los regaños de una madre.

No alcanzó a darle más vueltas, ya que una ola de aire limpio le dio de frente, provocándole un escalofrío. Habían logrado salir del local.

—¡Frío, frío, frío! —Nanami trató de abrazarse a sí misma.

—Sí, sí, sí, sentémonos y te paso algo para taparte. —aseguró Kyomi.

Ella trató de sentarla en la orilla de vereda, provocando que Nanami se callara de manera abrupta.

Un déjà vu.

—Quiero esperar parada. —logró balbucear la teñida. 

Kyomi se concentró cortos segundos en la mueca de Nanami y terminó asintiendo, ayudándola a pararle y llevándola contra la pared donde ella se afirmó.

Aunque Kyomi es un poco más baja que Nanami, pasó su brazo por sobre los hombros de su temblorosa amiga.

En lo que esperaban Nanami estaba planeando qué hacer cuando llegara el pelinegro.

Poco duró la espera, ya que pronto empezó a escucharse el ruido de varias motocicletas acercándose llamando la atención de las personas que pasaban por la calle y al grupo de amigas, a estas últimas preocupándolas... menos a Nanami.

—Tengo un plan. —le admitió la teñida a la pelinegra.

Kyomi no estaba segura de qué hablaba su amiga, pero no pudo preguntarle.

—¡Shin! —llamó con emoción Nanami, sonriente y tambaleante.

—Nami, por favor. —Kyomi trató de proteger la dignidad de su amiga.

Shinichiro se estacionó frente al grupo, sonriendo con delicadeza. Le dio una rápida mirada a Emma, asegurándose de que ella estuviera bien, y luego se concentró en una ebria Nanami que se le acercó.

—¡Viniste, Shin! —dijo con genuina felicidad, logrando que el corazón del susodicho empezara a derretirse conmovido.

Él pasó su brazo por sobre los hombros de ella, apegándola a su cuerpo.

Nanami se dejó estar ignorando por completo la presencia de más personas aparte de Shinichiro y el intercambio de palabras que había de fondo, disfrutando de la calidez que le proporcionaban los abrazos de Shinichiro.

THE CHILL PILL; s. shinichiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora