25. Noche de cine

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—Señor Park, alguien los estaba buscando, tenía un paquete a su nombre.

—No ordené nada.

El asistente se encogió de hombros.

—Lo conduje a su oficina para que lo dejara allí, espero no le moleste.

El corazón de JiMin se apretó. Su humor decreció en lo que fueron segundos, imaginándose lo peor. Su madre ya había estado en su oficina y el desenlace no fue el mejor. No quería que eso se repitiese ni que lo humillaran en frente de sus colegas ni mucho menos, de su jefe.

—Gracias por avisarme.

Todavía tenía miedo de lo que su madre pudiera hacer. Sabía que no se quedaría callada con los dibujos que encontró de YoonGi, que probablemente ya se lo había compartido con su padre. Le estresaba su silencio, pues preferiría que lo llamen para gritarle en vez de hacerlo esperar a que algo malo ocurriese.

Caminó apresurado, abriendo la puerta de su oficina para luego cerrarla con llave.

Una caja pequeña descansaba sobre su escritorio de manera inofensiva. Sin nombre de remitente, ni tarjetas.

—Vamos no seas un cobarde—Murmuró para sí mismo, dándose aliento.

Agarró una tijera, cortando el cartón en la parte de arriba. Por alguna razón contuvo el aliento en sus mejillas, pero se desinfló cual pez globo cuando vio una linda libreta de pasta de cuero junto con una cajita de lápices.

Sacó la libreta de la caja con cuidado dejándola sobre su mesa. Hizo lo mismo con los lápices. Eran de carboncillo, con diferentes tamaños de punta. Todo se veía de buena calidad, pero nada costoso. Como si fueran artículos que un estudiante de arte con poco dinero compraría, de una de sus tiendas escondidas favoritas.

—No pensé que cumplirías tu promesa Hyung—Murmuró pasa si mismo. Una sonrisa ligera estirando sus labios.

Cogió la libreta para acariciar la tapa. La olió un poco notando el agradable aroma del cuero. Quiso hacer lo mismo con las hojas, así que abrió la primera hoja, sin esperarse un mensaje escrito en una letra un tanto desordenada.

Tu libertad comienza con un trazo.

Dale un buen uso.

Hyung.

Debajo del mensaje, se encontraba un dibujo de palitos tan ridículamente parecido a YoonGi que no pudo contenerse de reír en voz alta.

—Oh Hyung—Murmuró, delineando con sus dedos cada palabra del mensaje con delicadeza, así como el dibujo tan adorable, que supuso era de él mismo

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—Oh Hyung—Murmuró, delineando con sus dedos cada palabra del mensaje con delicadeza, así como el dibujo tan adorable, que supuso era de él mismo.

Sin embargo, poco a poco la sonrisa que mantenía se convirtió en mueca, y pronto en un nudo en su garganta que le apretó el pecho.

Tu libertad.

Dama de Honor • JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora