24. Besos sabor fresa

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—¿Lo estoy haciendo bien Hyung?

—No te muevas.

YoonGi está vez utilizó una de sus cámaras profesionales para capturar la imagen de JiMin. El concepto para la revista era la naturaleza dentro de la ciudad, y que mejor lugar que ir al Río Han. JiMin se mantuvo en la pose en frente del río con las manos en el bolsillo de su saco, mirando hacia el frente.

YoonGi se tomó unos minutos para admirar la belleza natural del menor, antes de presionar el botón. Se estaba acostumbrado demasiado a admirarlo en silencio.

—¡Quiero ver!—JiMin se acercó entusiaste hacia el, pasando sus manos por el cuello y descansando el mentón en su hombro. YoonGi percibió un olor tenue a fresas que no supo de dónde venía—Demonios si que soy atractivo ¿dime cómo haces para no enamorarte de mi Hyung?

El corazón de YoonGi se aceleró ¿por qué se estaba poniendo tan nervioso? Carraspeo la garganta para recomponerse.

—La humildad te persigue, pero tu definitivamente eres más rápido.

JiMin se rió fuertemente contra su cuello, el aliento cálido del menor le estremeció el cuerpo.

—Min—El pelinegro lo soltó para caminar a su costado mientras se dirigían a otra locación en el parque. YoonGi extrañó el calor de su cuerpo—Tienes que seguirme el juego, donde quedó el Hyung audáz  que me mensajeo las cosas más sucias ayer en la noche.

—Tiene las manos congeladas y está concentrado en entregarle un buen producto final a su empresa.

YoonGi vió al pelinegro rodar los ojos. La verdad, él todavía estaba con los estragos de la noche anterior. Cuando llegó a su hotel, él y el menor se enredaron en la conversación más sucia y caliente que jamás había tenido.

Hasta él mismo se sorprendió de lo que pudo llegar a escribir. Definitivamente no lo haría con cualquiera, pero el pelinegro le daba seguridad. Podía confiar en él para divertirse un rato y vaya que lo hicieron.

—Por supuesto, que distraído que soy, mi chico tiene frío, lo hubieras dicho antes.

El pelinegro se detuvo en su andar, haciendo que el también lo imitara. Le agarró ambas manos, llevándolas cerca a su boca para soplar un poco de aire caliente sobre ellas. JiMin lo observó con una mirada pícara.

YoonGi se sintió desconcertado por el gesto tan abierto de preocupación,  además ¿Lo llamó su chico?

Para su sorpresa el pelinegro soltó una risita.

—Creo que no esta funcionando, todo el calor se está yendo a tus mejillas—Le soltó una mano para apretar uno de sus cachetes. YoonGi quitó la cara, más sonrojado de lo que ya estaba.

Continuaron caminando por el parque.

—Juro que tienes un fetiche con verme avergonzado.

—¡Es que mírate! Desearía que pudieras verte a través de mis ojos. Te vez tan lindo así.

—Sabes, cada vez que me llamas lindo, una parte de mi ego se muere, me haces sentir como si fuera parte de una caricatura.

—O mejor el tsundere kwai del anime.

YoonGi bufó.

—Eso no existe—Sus labios se estiraron en una pequeña sonrisa relajada—Un tsundere no puede ser "lindo" o kwai como le dices, contradice su personalidad, es como una antítesis.

—¿Estas negando tu propia existencia Min YoonGi?

—¿Q-que?

YoonGi tartamudeo un poco perdido cuando el pelinegro le agarró la mano y la metió en su propio bolsillo del saco. YoonGi se preocupó de la temperatura de su piel, pues estaba muy fría, pero al pelinegro pareció no importarle, ya que estaba más concentrado en entrelazar sus dedos con él. Ninguno mencionó algo al respecto, solo dejaron que sus manos se calentaran con leves caricias compartidas en el dorso de la mano. Era inevitable para YoonGi no sentir un hormigueo en el estómago.

Dama de Honor • JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora