32. hasta luego

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Escenario ganador
Aeropuerto

Disfruten.

La señora Park, podría parecer lo que ustedes quieran. Una interesada, cruel, sin empatía. Lo cierto es que, siempre fue inteligente y perspicaz para tomar decisiones. 

Su primera mejor decisión, fue casarse con el señor Park. Un joven ingeniero de familia adinerada en Busan. No perdió el tiempo en embarazarse y asegurar la billetera de su esposo junto con un estatus social que era una cruz con la que a veces le costaba cargar. Muy aparte de esto, la señora Park, por muy refinada, tenía un gusto culposo. Le encantaba lo burdo, en especial, las noticias que alimentaban su morbo. Su vista siempre se desviaba a titulares  que exponían la infidelidad de un actor, los vídeos porno de algún ex idol o el deportista haciendo líneas de coca.

Tal vez le encantaba ver las desgracias de otras personas, diciéndose internamente "Si no me afecta, no es mi problema". Hasta que esa mañana no pudo evitar ver las palabras "Marica" junto al apellido "Park" en  uno  de esos titulares de quinta categoría que tanto le gustaban leer.

Ahora, mirando los comentarios de su celular, la señora Park tenía ganas de estrellar el aparato contra el espejo, jalarse el cabello recogido en un pulcro moño y gritarle a su reflejo. Todo sin importarle que estaba dentro de una iglesia.

¿Qué había hecho mal para que la vida la tratara así? Siempre fue la esposa trofeo, era inteligente, bonita.  Entonces ¿por qué su  hijo tenía que ser...ser...un degenerado?

—¡Tu no eres mi hijo!

Quería llorar pero el maquillaje se le correría. Debía cuidar las apariencias después de todo ¿no es así?

¿Acaso romper la libreta no fue suficiente? Pensó que así JiMin no seguiría con sus perversiones, pero no fue suficiente. Odiaba no tener un verdadero control sobre su hijo.

Tomó un respiro. Hoy nadie le arruinaría el día que tanto planeó, su hijo se casaría lo quiera o no.

***

—¿Por qué no renovaría un contrato conmigo?

—No lo veo necesario, mi empresa ha decidido expandirse y cubrir el área que sus ingenieros hacían—El señor Kim, siempre gentil y sonriente, miró al señor Park serio—Creo que el tiempo que trabajamos juntos fue bueno, hay que mantenerlo así en un futuro. Espero.

—Me niego—El señor Park pisoteo una planta de casualidad, dentro del jardín de la iglesia. El señor Kim lo percibió como una analogía a la vida pues el señor Park no hacía más que pisotear la voluntad de los demás. Incluyendo la de su propio hijo. Era una pena—Si tanto insistí a mi hijo para este compromiso, era precisamente para mantener buenas relaciones.

—Esta bien, pero la voluntad de mi hija de casarse no depende de los lazos que tengo contigo o con la empresa, y la misma lógica debería de aplicar para JiMin—El señor Hwan Kim entrecerro los ojos—Señor Park. No se cuando esto se convirtió en algo forzoso.

El hombre en cuestión bufó.

—Que estas queriendo decirme.

—Que si ella quisiera terminar con el compromiso hoy mismo, no es de mi incumbencia y tampoco debería de ser la suya.

—Usted-

—Ahora si le quedó todo claro, no tengo nada más que decir.

—¡Pues yo si!

Dama de Honor • JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora