Alguien a quien le importo.

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El avión acababa de aterrizar. Ni bien pisamos la tierra donde seria nuestra nueva aventura, saque a mis Pokémons, claro está a los más pequeños. Trecko y Ralts estaban emocionados. Yo no mostraba ninguna expresión en el rostro. Estaba emocionado, sí, pero no quería demostrarlo. Habían pasado años desde que me encontraba con las personas, a excepción de Blasco y de los pasajeros del avión. Así que, primero que nada, debía organizarme. No tenia idea a donde ir. Mewtwo me dijo que este era una buena sugerencia para viajar, pero no nos dijo el porqué. Aunque ahora que lo recuerdo bien, tampoco le pedí detalles. No importaba ya. Estaba aquí y debía aprovecharlo al máximo. Luego sentí que algo me jalaba el pantalón. Me volteé y vi a Ralts. Me estaba señalando hacia al frente, miré a donde señalaba mi amigo y vi a Trecko desaparecer entre las personas.

Me preocupé y corrí, mientras que guardaba a Ralts en su pokeball. Seguí a Trecko hasta salir del aeropuerto. Luego lo seguí por la que parecía ser, por lo que me comento Mewtwo, la Ciudad Luminalia. Perseguí a mi escurridizo amigo por un largo rato, hasta que se paró en frente de una reja. Cuando al fin lo alcancé, me decidí a darle un buen sermón. Ahora entendía a que se refería Blasco al decir que su expokemon era muy energético. Pero no llegue a decirle ni "pio", al ver que la residencia al otro lado de la reja tenía el símbolo de los laboratorios Pokémon. Mire a Trecko y me guiño un ojo. Se dirigió a mi hombro y entramos juntos al edificio. Abrí la puerta y llame. Sin respuesta. Mire a Trecko y mi amigo se encogió de hombros. Decidimos llamar juntos esta vez. Esperamos un rato, hasta que llego una señora con bata blanca.

- Ahhh, hola. ¿Quién eres? – me pregunto con una sonrisa cálida de bienvenida.

- ¿Cómo esta? Mi nombre es Ash, de Pueblo Paleta – respondí.

- ¿Vienes a ver al profesor? – me pregunto, esta ves con una mirada de esas que usa mi madre cuando me interroga.

- Ahhh... si, vine a verlo – respondí rápidamente, para que no se notara mi acento de duda al inicio. Se que los profesores suelen estar ocupados, y decirle a la señorita que solo estaba ahí porque mi Pokémon lo quiso, no creo que hubiera sido una buena idea.

- Está bien – me contesto, volviendo a dibujar una ligera sonrisa –. El profesor se encuentra ocupado ahorita, pero le diré que lo esperas. – a continuación, dio media vuelta y desapareció por el mismo pasillo de donde vino.

Decidí sentarme en los sillones cercanos. Saque a Ralts nuevamente para que tomara aire. No quería sacar a Charizard ni a Graveler, ya que me podrían regañar por ser Pokémons más voluminosos. Trecko y Ralts se sentaron en el piso y empezaron a jugar con una pelotita que les di. Mientras que yo me pare de mi asiento y me dirigí a un cristal cerca de donde me encontraba para observar. Pero un sonido de la sala me distrajo. Vi a mis pokémons buscando algo, y me percaté que su juguete no estaba. Nos pusimos a buscarla. Ralts fue el primero en encontrarla, y no solo encontró la pelota.

Esta se encontraba en las manos de un Pokémon de color celeste con una espuma rara en el cuello. Trecko y Ralts estaban dispuestos a atacar. Pero yo los detuve. Apunte al pokemon con mi pokewatch y me dio la identidad del extraño pokemon. Froakie era su nombre, pero en la imagen del pokewatch salía de un color más vivo, este parecía que le habían aclarado el color de su cuerpo. Me acerqué lentamente a Froakie y le extendí al mano. Él se echó para atrás.

- Tranquilo. No te lo quitare – esa respuesta causo un grito de mis 2 pokemons de Hoenn, pero los ignore –. Si quieres jugar, ven con nosotros.

Empezó a salir lentamente del escondite. Mis pokemons se dirigieron a el pequeño pokemon de agua y lo invitaron a jugar. Así que fueron los 3 al centro de la sala y continuaron con su juego. Al momento de levantarme y darme la vuelta, me encontré con un hombre de camisa morada y pantalones negros, llevando una bata de laboratorio. Me dio la extraña sensación de que él era...

Ash y Serena. ViajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora