13- Muertos

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13- Muertos

-Espera, yo iré –el brazo de Daryl detiene el movimiento de Mavis obligando a que esta volviese a recostarse sobre el colchón, parcialmente sorprendida de que el hombre hubiese detectado que había intentado levantarse; el cazador suelta un bostezo contenido mientras la saltea con facilidad para ir a buscar a la niña de rizos castaños que había salido de la habitación de Balder y caminaba con los ojos perdidos.

Era increíble la facilidad con la cual Daryl se había adaptado al hecho de que Yori tenía sonambulismo, la misma rapidez con la cual Mavis había comprendido que Balder sufría de pesadillas, aunque estas se hubiesen reducido cuando ella finalmente regreso a su lado.

La castaña se mantiene con la vista perdida en la oscuridad hasta que divisa la figura masculina del contrario aparecer nuevamente por las escaleras, soltando esta vez un bostezo sonoro antes de dejarse caer a un lado de la contraria, su brazos vuelven a cruzarse por la cintura femenina para jalar del cuerpo logrando que Mavis apoyará la espalda contra su toros, el hombre de ojos celestes agacha la cabeza para hundirla entre los rizos de chocolates.

-¿Yori está bien?

-Sí, se quedó durmiendo en su litera- susurra el contrario

-¿Te fijaste que Balder estuviera arropado?

-...Sí

-¿Y cubriste a Yori de nuevo?

-Por dios mujer, son las tres de la mañana –se queja finalmente Daryl, la mujer suelta una risa- poco más, poco menos. ¿Podrías cerrar la boca y dormir? De verdad quiero hacerlo, mañana me toca vigilar.

-Perdón, solo estoy preocupados por ellos –el hombre pasa los pulgares por la piel descubierta de la mujer a modo de caricia- ¿Tú no tienes frío?

-Ardilla, duérmete.

La mujer guarda silencio, sus ojos marrones clavándose en el pasillo que parecía tan extenso y estrecho, que se levantaba imponente frente a ella, baja la mirada para permitir que las pestañas tapasen parte de su visión mientras observa los brazos de Daryl, sus manos se mueven para trazar con la yema de los dedos aquellas cicatrices y tatuajes que tenía a mano, como si recorriéndolos de alguna forma pudiera volverlos real.

-¿Por qué no te duermes? –susurra nuevamente la voz de Daryl, la pequeña ábrelos ojos al verse descubierta- estás jugando con mi brazo, obviamente sabría que no estás dormida.

-Lamento ser tan estúpida a veces –se queja la contraria, el hombre suelta un poco el agarre, solo lo suficiente para permitir que la mujer gire entre sus brazos, quedando cara a cara, el azul chocando con el marrón en medio de la oscuridad.

-Ardilla, tu eres estúpida siempre –le recuerda como si fuese obvio, la castaña infla sus mejillas vagamente ante aquella declaración; el hombre eleva la mano para pasarla por la tez femenina- ¿Qué tienes?

-Solo no quiero dormir –la mirada azul del hombre aún se mantiene sobre ella, una duda silenciosa escapando de él- ...me preocupa despertarme y que no estés, que Bal no esté. Creo que mientras no duerma lo que tengo enfrente no cambiará.

-¿Y planeas no volver a dormir?

-...Básicamente –el hombre suelta una risa ante la idiota idea pero la envuelve, atrayéndola nuevamente hacia él, sus labios dejan una serie de besos en la coronilla de la castaña.

-Seguiré aquí cuando despiertes, duerme –sus manos comienzan a dibujar forma en la espalda femenina, sus labios rozan contra su cabeza cuando habla- Y no intentes engañarme, eres tonta y mi mejor amiga, te conozco.

El ultimo lugar seguro | The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora